El desconcierto del primer concierto
Moby Dick inaugura actuaciones mixtas, para aforo reducido y ¡®streaming¡¯, que permiten recuperar la m¨²sica en vivo tras dos meses y medio de sequ¨ªa absoluta
Han sido 76 d¨ªas de huelga, 76, de m¨¢stiles ca¨ªdos. Un paro involuntario y doloroso, un desgarrador grito de silencio. Pero la m¨²sica en directo regres¨® este viernes, siquiera timid¨ªsimamente, a la noche de Madrid. Sucedi¨® en la sala Moby Dick, ante dos docenas de asistentes en el local (entradas a cinco euros) y otros 70 que segu¨ªan las evoluciones desde sus casas mediante streaming, a raz¨®n de tres euretes por dispositivo. ?Que c¨®mo es eso de la nueva normalidad en los conciertos? Pues una cosa marciana, rar¨ªsima. Un concierto desconcertante. De respiraci¨®n contenida por efecto m¨¢s de la mascarilla que de la emoci¨®n. Pero, apelando a la frase m¨¢s repetida durante la experiencia en el recinto de la Avenida del Brasil, ¡°esto es lo que hay¡±.
Encajar fechas es hoy m¨¢s dif¨ªcil que jugar al TetrisHugo Garc¨ªa, coordinador del Grupo Moby
Los protagonistas de la noche ¨Cen disputada pugna con las tres chavalas que ocupaban la mesa y banquetas m¨¢s centradas frente al escenario¨C eran Indigo Drone, banda de creaci¨®n reciente y repercusi¨®n todav¨ªa modesta. Un cuarteto de ADN pintoresco, muy adecuado, si queremos verlo as¨ª, para las circunstancias: un escoc¨¦s, un ingl¨¦s, un venezolano y un onubense dispuestos a hacerse hueco en la escena del foro. Practican un pop-rock en¨¦rgico e interesante, con ukelele circunstancial, buenas armon¨ªas vocales y alg¨²n tema (Push the button) estupendo. Pero sentir de nuevo el rugido de las guitarras y el crepitar de los amplificadores era como reencontrarse con un viejo y nunca olvidado amor de la adolescencia: una conmoci¨®n.
Quiz¨¢ los Drone acaben siendo un grupazo. No lo sabemos. El viernes, por estas casualidades y circunstancias, dejaron anotado su nombre ya para siempre en la historia sonora de la ciudad. Y se colocaron el list¨®n alt¨ªsimo, sin necesidad de hallarse en particular estado de gracia. Escucharlos en vivo y en directo, a no demasiados metros de distancia, era como si hubieran descendido de golpe la orquesta y coro celestiales para concedernos un pedacito de para¨ªso.
¡°En estos dos meses y medio hemos pasado angustia, incertidumbre y miedo, pero hoy estamos de subid¨®n. Y ma?ana, segundo concierto: Los Punsetes. ?M¨¢s emoci¨®n a¨²n!¡±, resum¨ªa el coordinador del Grupo Moby, Hugo Garc¨ªa. A su lado, la programadora de la sala, Carolin Pasero, sonre¨ªa tras su mascarilla de labios rojos, aunque antes hab¨ªa derramado alguna l¨¢grima. ¡°Encajar fechas es hoy m¨¢s dif¨ªcil que jugar al Tetris. Al principio de la pandemia, mov¨ªamos los conciertos en torno a un mes y medio. Ahora, lo que ten¨ªamos previsto en marzo lo estamos posponiendo hasta noviembre¡¡±.
Desde DigitalFep, la plataforma encargada de la retransmisi¨®n por streaming, tambi¨¦n se mostraban esperanzados. ¡°Planteamos conciertos de tres cuartos de hora ¨Cuna duraci¨®n prudente para verlos desde casa¨C, sonido directo de la mesa, una c¨¢mara fija y una o dos m¨®viles¡±, resume su responsable, Germ¨¢n Ormaechea. Y ofrecen extensos ensayos generales a los grupos, para que desentumezcan los m¨²sculos despu¨¦s de la cruda cuarentena. ¡°Los locales est¨¢n cerrados y los cuatro integrantes de Indigo Drone no hab¨ªan podido juntarse hasta hoy mismo, as¨ª que se tiraron tres horas, de cinco a ocho, preparando el concierto¡¡±.
La Moby, con capacidad para 300 espectadores, no solo luc¨ªa rara por su reducid¨ªsimo aforo. Toda la nueva parafernalia era coronav¨ªrica. Felpudo desinfectante de suelas a la entrada. Felpudo secador de suelas desinfectadas. Dispensador autom¨¢tico de soluci¨®n hidroalcoh¨®lica. Botellitas de agua mineral en las mesas, por cortes¨ªa de la casa, que nadie se atreve a abrir. Y ese extra?o baile de m¨¢scaras, o mascarillas, en un interior inevitablemente poco concurrido.
Pese a todo, Ana, Mercedes e Isabel, las tres amigas de 27 a?os congregadas en la mesa central, se mostraban ¡°content¨ªsimas¡± tras la actuaci¨®n. ¡°Ten¨ªamos tantas ganas de salir y hacer algo distinto que nos ha parecido una de esas experiencias que recordaremos dentro de muchos a?os¡±, explicaban al alim¨®n, con la complicidad de las muchas horas compartidas desde que se conocieron en un instituto de Segovia. El pr¨®ximo fin de semana deber¨ªan estar viendo la gira de despedida de Extremoduro. Ahora sus ambiciones se han vuelto mucho m¨¢s modestas. ¡°Cuando podamos salir de noche a tomar una copa no nos lo vamos a creer".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.