Primer apellido: Alcorc¨®n
Antes, quer¨ªan, necesitaban poner en valor Extremadura, un lugar del que a algunas personas les daba verg¨¹enza reconocer hasta su procedencia
La covid-19 nos ha robado el tiempo, las agendas repletas, los planes a largo, medio y hasta a corto plazo, pero tambi¨¦n los temas que no eran de rabiosa actualidad. La crisis sanitaria se impuso y dej¨® todo lo que no fuera pandemia sin hueco. Antes de la pesadilla que ha supuesto este par¨¦ntesis de meses y que, por cierto, a¨²n no hemos podido cerrar del todo, tuve la oportunidad de entrevistar a Andr¨¦s Mart¨ªn Clavero y a Juani Escavia Garc¨ªa, de la Agrupaci¨®n Extreme?a de Alcorc¨®n. Hablamos porque la asociaci¨®n de la que forman parte estaba a punto de cumplir 40 a?os y eso hab¨ªa que celebrarlo.
Andr¨¦s naci¨® en Plasencia (C¨¢ceres) pero hace m¨¢s de cuatro d¨¦cadas se vino a vivir a Madrid. Como tantos otros extreme?os que se asentaron en los alrededores de la A5, escogieron lo que por aquel entonces era un pueblo peque?o como hogar. Aprovechando la apertura democr¨¢tica de aquellos tiempos, crearon la asociaci¨®n. Los objetivos de entonces, distan mucho de los de la actualidad. Antes, quer¨ªan, necesitaban poner en valor Extremadura, un lugar del que a algunas personas les daba verg¨¹enza reconocer hasta su procedencia. No hab¨ªa conciencia regional y hasta ten¨ªa connotaciones negativas decir que eras de all¨ª. Por eso las banderas y las pegatinas verdes, blancas y negras, los bailes regionales, as¨ª como los primeros viajes a la zona eran armas de reivindicaci¨®n, amor y orgullo hacia una tierra hermosa que estaba olvidada y denostada.
Monumentos, calles, estatuas y agradecimientos para la gente que le hizo bien al pueblo y que forma parte de ¨¦l
¡°En la actualidad, Extremadura ya no es el primer apellido de las asociaciones sino el segundo. El primero es la localidad o la comunidad en la que residimos y el segundo la comunidad de la que provenimos. La finalidad de que se reconociera la autonom¨ªa de Extremadura ya se ha conseguido¡±, afirma el que hoy es presidente de la Agrupaci¨®n.
Y como el primer apellido es Alcorc¨®n, tanto Juani como Andr¨¦s son excelentes cronistas de la ¨¦poca en la que les toc¨® luchar para que hoy estemos mejor que como estuvieron. Sus ojos vieron paisajes y formas de ser y hacer que se extinguieron y ning¨²n m¨®vil con c¨¢mara registrar¨ªa o explicar¨ªa tan bien lo que vivieron como lo hacen ellos. Por eso es importante escucharles, puesto que las an¨¦cdotas se guardan mejor en el cerebro o, si me apuran, en el coraz¨®n, que en las memorias SIM.
¡°Hab¨ªa que reivindicar todo. Muchas personas iban a colegios prefabricados, otras, como mi hijo, empezaron en un piso bajo de la Avenida de Portugal¡±, comenta Andr¨¦s y Juani, que vive en el municipio desde hace medio siglo. Contin¨²a: ¡°aqu¨ª hab¨ªa cuatro casitas, as¨ª que cuando el pueblo empez¨® a crecer, hab¨ªa escasez de todo y necesidad de arreglar calles, poner parques, centros educativos y de salud. Las asociaciones se unieron para exigir derechos¡±, los derechos de la gente de una periferia que gracias a su esfuerzo y trabajo hoy es otra.
Ambos siguen ¡°dando guerra¡± o m¨¢s bien paz y recursos, ya que desde la Agrupaci¨®n, varias personas imparten clases de manera voluntaria a los socios para que aprendan yoga, patchwork, sevillanas o pintura, entre otras cosas¡ Monumentos, calles, estatuas y agradecimientos para la gente que le hizo bien al pueblo y que forma parte de ¨¦l.
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