Un faro marino en Madrid
La torre de la base a¨¦rea de Cuatro Vientos cumple en 2020 un siglo de existencia como la edificaci¨®n hist¨®rica m¨¢s emblem¨¢tica del Ej¨¦rcito del Aire
Aquella ma?ana de junio de 2020 el cielo brillaba como nunca en Madrid. Era un d¨ªa precioso. Leopoldo iba bien equipado con guantes de l¨¢tex, mascarilla, desinfectante y un cuidado extremo. Le hab¨ªa costado pedir un favor a un amigo muy especial, pero ah¨ª estaba subiendo los 104 pelda?os de la estrecha escalera de caracol que permit¨ªan ascender los m¨¢s de 15 metros de altura necesarios para llegar al mirador de la torre. Arriba, la imagen de la amplia explanada de la base a¨¦rea de Cuatro Vientos le invit¨® a reflexionar: ¡°Desde aqu¨ª se ha escrito la historia misma de la aviaci¨®n mundial. El coronavirus no va a ganar¡±.
A escasos metros de ese mismo lugar, pero en agosto del a?o 1919, en el edificio Palace, sede de la primera escuela de pilotos de Espa?a, el comandante de ingenieros Leopoldo Jim¨¦nez Garc¨ªa manten¨ªa una interesante conversaci¨®n para arrancar un proyecto pionero que acababa de ser aprobado por Real Orden del Rey Alfonso XIII, de 11 de agosto. Ambos interlocutores guardaban una cierta distancia de seguridad entre ellos e iban equipados con una mascarilla. Un desconocido virus estaba causando millones de muertes en el planeta y eran precauciones necesarias.
- ?Un faro marino en Madrid Leopoldo!
-Exacto, Enrique. Acaban de aprobar mi proyecto y quiero que pongas en marcha tu taller. Un lugar necesario para gestionar las operaciones a¨¦reas. Un lugar donde las gaviotas podr¨¢n recordar el azul del mar y contarnos los secretos del cielo.
- ?Gaviotas en Madrid!
- ?Cr¨¦eme, ser¨¢ testigo de grandes gestas y de nuestra conquista del cielo!
El presupuesto total para la obra fue de 24.990 pesetas (150 euros), y se carg¨® a la dotaci¨®n de los Servicios de la Aeron¨¢utica Militar. El c¨¢lculo de ¨¦ste estaba basado en el proyecto original del comandante Jim¨¦nez, realizado para la denominada como ¡°Comandancia Exenta de Ingenieros¡±. Se firm¨® el 22 de julio de 1919.
La torre de se?ales de Cuatro Vientos, ahora llamada de control, se comenz¨® a construir a finales de 1919 y, sin certeza de fecha exacta, se finaliz¨® en el primer semestre de 1920. Es, por tanto, la primera torre de se?ales del mundo de la que se tiene constancia.
Enrique Sierra la edific¨® en su taller del Paseo de Delicias de Madrid con el apoyo del maestro de alba?iler¨ªa Pepe Alegr¨ªa y su cuadrilla de trabajadores. Las principales piezas est¨¢n prefabricadas en hormig¨®n armado y se trasladaron desde el taller, a lomos de mulos, hasta los terrenos del aer¨®dromo. Lenta y dura tarea a la que hab¨ªa que a?adir la dificultad extra de tener que tomar medidas de protecci¨®n contra aquel maldito virus.
La torre estuvo en ¡°servicio activo¡± desde 1920 hasta 1982, fecha en la que dej¨® de prestar sus funciones y se convirti¨® en lo que ahora es: la edificaci¨®n hist¨®rica m¨¢s emblem¨¢tica del Ej¨¦rcito del Aire.
La planta baja de la torre tiene 35 metros cuadrados y forma octogonal. Y desde aqu¨ª se guiaron los primeros despegues y aterrizajes. Al principio, al no existir equipos de radio, se indicaba a los aviadores la direcci¨®n e intensidad del viento mediante la utilizaci¨®n de paineles y banderolas. Adem¨¢s, esta planta reposa sobre una terraza balaustrada de 132 metros cuadrados, desde la cual se disfrutaba de las exhibiciones a¨¦reas, desfiles terrestres y otros eventos. Destacable es tambi¨¦n la puerta lateral de acceso que tiene esculpidos, en la parte superior del muro que la sustenta, un rokiski con los tres t¨ªtulos de piloto de la ¨¦poca: Aeroplano, dirigible y globo.
Del creador de la torre, el comandante Leopoldo Jim¨¦nez, sabemos que era un destacado ingeniero militar que viajaba regularmente por Espa?a para dise?ar algunas de las instalaciones militares de lo que ser¨ªan las futuras bases a¨¦reas: Tablada (Sevilla), Los Alc¨¢zares (Murcia), Armilla (Granada), Le¨®n y Getafe en Madrid; entre otras. Es importante tambi¨¦n su colaboraci¨®n con el inventor espa?ol Emilio Herrera para la construcci¨®n del laboratorio aerodin¨¢mico de Cuatro Vientos, que dispon¨ªa de uno de los t¨²neles de viento m¨¢s modernos del momento.
La torre estuvo en ¡°servicio activo¡± desde 1920 hasta 1982, fecha en la que dej¨® de prestar sus funciones y se convirti¨® en lo que ahora es: la edificaci¨®n hist¨®rica m¨¢s emblem¨¢tica del Ej¨¦rcito del Aire. Cuatro Vientos puede presumir, adem¨¢s, de tener tres torres de control, aunque, l¨®gicamente, con solo una de ellas operando.
Una de las pocas personas que han trabajado en las tres es el teniente en la reserva Vicente Moy¨¢ Mill¨¢n. ¡°Todav¨ªa tengo la imagen en la memoria, yo estaba de servicio y era el pen¨²ltimo d¨ªa que funcion¨®, aquel lunes 12 de julio, y el martes mi compa?ero Almagro la cerr¨®. Nos fuimos a la nueva, aunque llev¨¢bamos ya algunas semanas trabajando con las dos en paralelo¡±. Vicente, emocionado, recordaba tambi¨¦n que ¡°al mudarnos tuvimos que abandonar los asientos de aviones como Junkers o DC-3, que sol¨ªamos emplear como ¡®sillas de trabajo¡¯ en la jornada laboral¡±.
Por la ¡°cuna de la aviaci¨®n¡± han pasado buena parte de los personajes m¨¢s destacados de nuestra historia aeron¨¢utica y los muros de su ¡°faro¡± han sido testigos mudos de grandes hitos. Los primeros vuelos del autogiro de Juan de la Cierva, precursor del helic¨®ptero; de la Escuadrilla Elcano, que realiz¨® un incre¨ªble recorrido a¨¦reo para aquel momento (1926) entre Madrid y Manila (Filipinas); el vuelo del avi¨®n conocido como el ¡°Cuatro Vientos¡±, cuya tripulaci¨®n formada por Collar y Barber¨¢n en 1933 cruz¨®, por primera vez, el Oc¨¦ano Atl¨¢ntico sin paradas, aterrizando en Cuba. La torre incluso ha presenciado el primer salto paracaidista realizado en Espa?a, por el capit¨¢n M¨¦ndez Parada.
Desde el mirador, la vista del aeropuerto transmit¨ªa una completa tranquilidad, que contrastaba con las inicialmente programadas actividades de celebraci¨®n del centenario de la construcci¨®n de la torre de Cuatro Vientos, previstas para estas calurosas fechas. Otro evento m¨¢s v¨ªctima del coronavirus. El anciano Leopoldo evocaba las palabras de su abuelo, el comandante Jim¨¦nez: ¡°Los grandes secretos se ocultan siempre en lo m¨¢s sencillo.
En junio de 1920, justo cuando se termin¨® la torre, la conocida como gripe espa?ola, que se cobr¨® much¨ªsimas vidas, algunas de ellas de los propios obreros que contribuyeron a su creaci¨®n, comenz¨® a desaparecer, tan repentinamente como lleg¨®. Nunca olvides que en el cielo se encierran los grandes secretos de la vida¡±, recordaba Leopoldo nieto apoyado sobre la barandilla. ¡°M¨¢gica coincidencia de fechas¡±, pens¨® mirando al ¡°faro¡±. Tras una breve pausa, como surgiendo de la nada, apareci¨® una gaviota que se pos¨® sobre su hombro. Supo entonces que la batalla la ¨ªbamos a ganar.
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