Las carencias urbanas del nuevo y el viejo Madrid
La pandemia ha hecho patente los defectos de viviendas y calles en barrios hist¨®ricos y recientes de la capital
Antes de la pandemia de coronavirus las ciudades ya se encontraban en un momento de gran incertidumbre por las nuevas emergencias medioambientales. Desde hace meses el virus ha superado cualquier preocupaci¨®n anterior y ha transformado nuestra vida cotidiana de forma radical, teniendo especial repercusi¨®n en las ¨¢reas m¨¢s densamente pobladas como la regi¨®n de Madrid.
Desde la planificaci¨®n y la gesti¨®n urbana, los retos son enormes puesto que hemos construido un complicado sistema territorial al servicio de un modelo econ¨®mico de elevado coste de mantenimiento en t¨¦rminos energ¨¦ticos, ambientales y sociales; y que depende de una alt¨ªsima e insostenible movilidad de capital, mercanc¨ªas y personas.
Las medidas de prevenci¨®n y control de la pandemia y el confinamiento en particular, con sus restricciones y limitaciones a la movilidad y el contacto, entran en absoluta contradicci¨®n con las din¨¢micas de las que depende el sistema urbano-territorial actual. A la crisis sanitaria se a?ade una crisis econ¨®mica y social sin precedente y un constante enfrentamiento entre las medidas sanitarias para combatir la pandemia y las econ¨®micas. Adem¨¢s, esta nueva emergencia sanitaria agudiza los viejos retos de la pobreza y la desigualdad urbana. La pandemia se ha convertido en un nuevo factor de vulnerabilidad para determinados barrios que ya se encontraban en complicados procesos de empobrecimiento.
El confinamiento no ha afectado a todos de la misma manera. En pleno estado de alarma se pudieron leer en prensa noticias que apelaban directamente a pol¨ªticos, planificadores y gestores de la ciudad. As¨ª los vecinos del barrio de la Torrassa de l¡¯Hospitalet de Llobregat se?alaban que el brote de covid-19 afloraba los d¨¦ficits hist¨®ricos de unos barrios ¡°mal planificados¡±. En otro titular se le¨ªa c¨®mo un anciano de m¨¢s de 80 a?os comparaba la vuelta a su vivienda, despu¨¦s del restringido periodo de paseo permitido, con la vuelta a una c¨¢rcel, dadas las malas condiciones materiales de su vivienda habitual. Estos dos impactantes titulares son ¨²tiles para ilustrar claves que deber¨ªan servirnos como base para la intervenci¨®n y la gesti¨®n de la ciudad poscovid.
En primer lugar, la existencia de graves carencias heredadas tanto en el espacio residencial como p¨²blico en nuestros barrios. En cuanto al soporte residencial, tenemos un enorme parque de viviendas con condiciones de habitabilidad deficientes (interiores de tama?o reducido, sin ventilaci¨®n, luz natural adecuada o confort t¨¦rmico) en la gran periferia obrera y en el interior de los tejidos hist¨®ricos donde son absolutamente imprescindibles las intervenciones de rehabilitaci¨®n y mejora.
El confinamiento sac¨® a la luz la importancia de esos espacios que podr¨ªamos llamar de transici¨®n entre el interior y el exterior de la vivienda y que en ciudades como Madrid quedan ejemplificados en las peque?as terrazas y balcones que han sobrevivido al acristalamiento y cierre, aportando un plus de calidad a algunos afortunados residentes. Una ense?anza no menor del confinamiento ha sido recuperar la importancia de estos elementos que mejoran la habitabilidad y han permitido hist¨®ricamente la naturalizaci¨®n sencilla de las fachadas a trav¨¦s de las peque?as plantaciones en tiestos y jardineras.
En cuanto al espacio libre p¨²blico, ha sido importante ver las graves carencias del espacio para el peat¨®n en nuestras calles. En algunas investigaciones durante el confinamiento se ha detectado las enormes dificultades que en algunos barrios de Madrid ten¨ªan los residentes para utilizar el espacio p¨²blico manteniendo la distancia de seguridad que las autoridades sanitarias prescrib¨ªan, como consecuencia tanto del excesivo espacio destinado a la movilidad motorizada como de la ocupaci¨®n de la ya exigua acera por usos privados y comerciales que entran en conflicto con el uso de la calle como espacio libre p¨²blico. Parece urgente e imprescindible incorporar estrategias de recuperaci¨®n de las calles para uso peatonal. En muchos barrios coinciden malestar interior en la vivienda y malestar exterior en la calle.
Otra ense?anza importante del confinamiento fue la relevancia de usos y actividades cotidianas y pr¨®ximas, de las que el comercio de barrio es un ejemplo paradigm¨¢tico. Ante las restricciones a la movilidad, muchas personas fueron conscientes, por primera vez, de lo importante y necesario que es tener un rico y variado peque?o comercio en su calle y barrio, a menos del kil¨®metro permitido para el desplazamiento diario. Se pudo comprobar, adem¨¢s, el desigual reparto del comercio de proximidad en la regi¨®n de Madrid, lo que indica la debilidad y fragilidad de los tejidos m¨¢s contempor¨¢neos frente a la capacidad de resistencia y/o resiliencia de los tejidos m¨¢s tradicionales. En muchas ¨¢reas nuevas de Madrid, los residentes necesitan largos desplazamientos para satisfacer sus necesidades m¨¢s b¨¢sicas. As¨ª a las carencias heredadas en cuanto a calidad del soporte edificado y el espacio libre se incorporan los nuevos legados de la planificaci¨®n contempor¨¢nea.
La pandemia nos est¨¢ mostrando la necesidad de darle la vuelta al modelo de la ciudad actual para reconfigurar las estructuras urbanas desde y para la proximidad. Una gesti¨®n desde estructuras locales de proximidad nos permitir¨¢ soportar la crisis actual y las venideras. Para ello parece imprescindible recuperar una escala temporal (15-30 minutos) y espacial (entre 1 y 2,5 kms) m¨¢s adaptada a la escala humana, a los cuidados y la calidad de vida. Este modelo parece converger con las alternativas propuestas desde la sostenibilidad, el ecofeminismo y la ciudad de los 15 minutos, entre otros.
Las estrategias de mitigaci¨®n y lucha contra la pandemia en nuestras ciudades implican una transformaci¨®n profunda del modelo urbano que favorece, adem¨¢s, sinergias con las esferas pol¨ªtica, social y ambiental. Hace falta poner el foco en la reconstrucci¨®n del espacio cotidiano y de proximidad y en la reducci¨®n de la movilidad, en la reactivaci¨®n de las econom¨ªas locales y circulares, en recuperar la agricultura de proximidad y en las pol¨ªticas de soberan¨ªa alimentaria, en apostar por un metabolismo urbano con cierre de ciclos (energ¨ªa, materia y agua) pr¨®ximos y cercanos.
Todo ello supone una reconversi¨®n extraordinaria del dise?o de las pol¨ªticas y la gesti¨®n espacial del territorio y la ciudad: frente a la dispersi¨®n urbana y la segregaci¨®n de usos y funciones urbana, la eficiencia de la proximidad y la mezcla de usos y actividades; frente a la ciudad de los acontecimientos y eventos, la ciudad de los ciudadanos y de los cuidados; frente a la ciudad como inversi¨®n, la ciudad como valor de uso y espacio de disfrute de su ciudadanos; frente a los objetivos inalcanzables e inabarcables de las aspiraciones individuales, los objetivos finitos y m¨¢s abarcables de las necesidades humanas.
Isabel Gonz¨¢lez es Doctora Arquitecta. Profesora Contratada Doctora del Departamento de Urban¨ªstica y Ordenaci¨®n del Territorio de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid.
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