¡°No consigo un permiso para salir¡±, el drama de muchos de los trabajadores de las ¡®zonas rojas¡¯
El desconcierto, las cr¨ªticas y la indignaci¨®n recorren Puente de Vallecas, uno de los seis distritos de Madrid con ¨¢reas de movilidad restringida
En la avenida de la Albufera, junto al puente de Vallecas de Madrid, donde el domingo termin¨® la protesta de miles de vecinos contra las nuevas restricciones a la movilidad, hay apostados a primera hora de la ma?ana de este lunes tres coches de la polic¨ªa municipal. Ya han empezado los controles aleatorios que los agentes realizar¨¢n para vigilar que nadie entre ni salga sin una causa justificada. En el distrito de Puente de Vallecas est¨¢n restringidas nueve ¨¢reas de salud ¨DEntrev¨ªas, Mart¨ªnez de la Riva, San Diego, Numancia, Pe?a Prieta, Pozo del T¨ªo Raimundo, ?ngela Uriarte, Alcal¨¢ de Guadaira y Federica Montseny¨D. Los agentes dan el alto a algunos veh¨ªculos y les hacen apartarse a un lado, donde les informan de que no pueden pasar sin un justificante que acredite motivos laborales, m¨¦dicos, de estudios o administrativos, cuidado de dependientes o razones de fuerza mayor. Hoy no multan. Ma?ana tampoco. Pero a partir del mi¨¦rcoles, s¨ª. [Puede consultar aqu¨ª si vive en una zona afectada, la lista de todas las medidas y las respuestas a las principales preguntas. Aqu¨ª puede descargar un modelo de justificante para desplazamientos por motivos laborales]
A las puertas del colegio Agustina D¨ªez, en el barrio de Alto del Arenal, los padres esperan turno para dejar a sus hijos. Guardan la distancia como buenamente pueden en la escasa acera. Marisa Sanabria es una de ellas. Es paraguaya, no tiene papeles y trabaja en ¡°lo que va saliendo¡±, sin ning¨²n tipo de contrato. ¡°Limpiando casas, trabajos as¨ª¡± fuera de Vallecas. Sabe que no lo va a tener f¨¢cil. ¡°No consigo tener un permiso que me permita desplazarme¡±, dice. Se la tendr¨¢ que jugar y espera tener ¡°suerte¡± para que no la paren en un control. Aunque las autoridades niegan las acusaciones de clasismo, lo cierto es que las ¨¢reas confinadas son m¨¢s pobres, m¨¢s densas y tienen una alta proporci¨®n de poblaci¨®n inmigrante.
Antonio y Santos es dominicano y tambi¨¦n lleva a su hijo de cinco a?os al Agustina D¨ªez. Trabaja en hosteler¨ªa en Chamart¨ªn y cree que el aumento de los contagios son una responsabilidad colectiva. ¡°La gente tiene que cumplir los protocolos, yo he convivido con gente infectada y no lo he cogido, me lavo las manos y tomo todas las precauciones¡±, cuenta Y Santos. Considera que las medidas son discriminatorias y que el peque?o comercio va a verse ahogado. Los bares y restaurantes de las 37 ¨¢reas confinadas ¨D26 de ellas en Madrid y el resto en Fuenlabrada, Humanes de Madrid, Moraleja de Enmedio, Parla, Getafe, San Sebasti¨¢n de los Reyes y Alcobendas¨D deber¨¢n cerrar a partir de hoy a las diez de la noche.
En la esquina de la calle Tom¨¢s Esteban con Julia Mediavilla, Maribel L¨®pez charla con un vecino. ¡°Las incineradoras, depuradoras, toda la mierda nos acaba cayendo al sur¡±, denuncian ambos, con los ¨¢nimos encendidos. ¡°Me dieron los resultados de la PCR, soy negativo pero ?de qu¨¦ me sirve si estoy todo el d¨ªa yendo y viniendo de trabajar?¡±, se queja indignada Maribel, que opina que las medidas son un sin sentido. Trabaja en mantenimiento en el Teatro Real y vuelve tarde a casa en metro, que a esas horas es ¡°una lata de sardinas¡±. ¡°Se se?ala a los extranjeros, pero yo no veo que lo hagan peor que much¨ªsimos espa?oles, al final pagan justos por pecadores¡±. La lista de agravios para L¨®pez es larga. ¡°Necesitamos m¨¢s m¨¦dicos, que est¨¢n los centros de salud y de especialidades colapsados y sin poder atendernos¡±.
Cree que el confinamiento debe ser total y haciendo pruebas ¡°a todo el mundo¡±. Tanto ella como su vecino aseguran que a Vallecas lo han ¡°abandonado desde siempre¡±. Su compa?ero de tertulia apunta a Isabel D¨ªaz Ayuso: ¡°Esa mujer no puede seguir siendo presidenta¡±. Y a?ade: ¡°Ver¨¢s cuando llegue el oto?o y empiece la gripe, a ver c¨®mo van a distinguir entre un resfriado, una pulmon¨ªa o el coronavirus¡±. ¡°?Sabes cu¨¢ndo se va a arreglar esto? Cuando haya una vacuna, pero mientras tanto, vamos a caer como chinches.¡±
Frente a la oficina de Correos de Alto del Arenal hay una cola que recorre toda la acera hasta la esquina. Aitor Recio ha acudido a buscar un paquete y asegura que esto es as¨ª desde que lleg¨® el ¡°bicho¡± y dejaron de abrir por las tardes. Recio trabaja en una residencia de mayores del barrio, donde hay algunos casos. ¡°Por ahora la cosa est¨¢ controlada¡±. En la cafeter¨ªa El Sitio, muy cerca del estadio del Rayo Vallecano, una pila de sillas tristes se amontonan en un rinc¨®n. Pod¨ªan tener hasta 18 mesas, pero ahora, debido a las restricciones de aforo del 50%, solo hay nueve. Ilsen Melgar, la regenta, ve razonables las medidas. ¡°Esto se llen¨® [despu¨¦s del confinamiento], nunca tuvimos tanto trabajo, pero no todo el mundo cumpli¨® con las medidas, yo creo que influy¨® para que estemos as¨ª ahora¡±, afirma. Ella asegura cumplir todas las restricciones y solo espera que la cosa pase pronto y la vida vuelva a ser lo que era cuanto antes.
El centro de salud ?ngela Uriarte, a escasos metros de la Asamblea, en Entrev¨ªas, dedica el 80% de sus esfuerzos hacer PCR, seg¨²n Paco Mart¨ªnez, administrativo del centro. ¡°No somos de los que peor estamos, la situaci¨®n general de la asistencia primaria es de mucha saturaci¨®n¡±. El ?ngela Uriarte tiene ahora mismo a casi todo el personal, pero en la situaci¨®n no es para echar cohetes: ¡°Aun con todo el personal, nuestra capacidad es limitada. Con casi todos los recursos dedicados al coronavirus, el resto de dolencias se tratan como se puede, seg¨²n la urgencia¡±.
Alberto Garc¨ªa est¨¢ al frente del bar ?vila. No tiene terraza y es muy peque?o. Asegura que las medidas son ¡°excluyentes¡± y que han afectado" injustamente" los barrios m¨¢s humildes. ¡°Igual no confinan barrios como Salamanca porque esas zonas favorecen m¨¢s al Gobierno [de la Comunidad]¡±, aventura. La limitaci¨®n de horario es un mazazo: ¡°Era la hora a la que la gente sol¨ªa venir a tomar una cerveza despu¨¦s de trabajar, con esta restricci¨®n nos han hundido la caja¡±. No sabe qu¨¦ pasar¨¢, pero no tiene muchas esperanzas, paga 800 euros de alquiler y se plantea el cierre. En la misma l¨ªnea, el due?o de un estanco cercano, Miguel Delgado, cree que los pol¨ªticos ¡°no tienen ni idea de lo que est¨¢n haciendo¡±. Delgado, que en Moratalaz y va todos los d¨ªas del trabajo a casa y de casa al trabajo, tampoco sabe qu¨¦ se deber¨ªa hacer. Se le mezcla la rabia con la resignaci¨®n.
Junta a la avenida de la Albufera est¨¢ Alimentaci¨®n Jorge, un negocio familiar que guarda la esencia de los antiguos ultramarinos. Aunque los lunes son d¨ªas flojos, Montse Esteban, una de las trabajadoras, cuenta que hoy no es normal que est¨¦ todo tan parado. ¡°Habr¨¢n venido 20 personas en todo el d¨ªa, nunca hab¨ªamos llegado a este extremo¡±, cuenta. Esteban achaca la disminuci¨®n de la clientela a que la Comunidad no ha explicado bien en qu¨¦ consisten las medidas. ¡°La gente se piensa que no puede salir de casa, ni tienen claro que es por zonas de salud ni lo que pueden hacer o no, ni nada¡±. Varios comerciantes del mercado se quejan de lo mismo.
El centro pastoral San Carlos Borromeo festej¨® el domingo su ¨²ltima misa dominical a causa de las nuevas restricciones, pero han decidido permanecer abiertos durante las ma?anas para ayudar. En las ventanas se pueden ver carteles que anuncian ayuda para pedir el Ingreso M¨ªnimo Vital y en la fachada han desplegado una pancarta que reza: ¡°Confinados pero no callados, por un despliegue socio-sanitario y no policial¡±. Javier Baeza, al frente del centro, explica que hay muchas personas que los necesitan: ¡°Solo hoy ya han venido seis personas". Los atienden seis abogadas voluntarias, que realizan desde asesor¨ªa laboral hasta tr¨¢mites de extranjer¨ªa para aliviar la ¡°angustia¡± de quienes se encuentran en ese laberinto legal. Baeza tambi¨¦n asegura que hay mucha confusi¨®n y gente que no sabe a¨²n en qu¨¦ consisten las restricciones. ¡°Ayer vinieron unos vecinos de otros barrios y no sab¨ªan que a partir de hoy no podr¨ªan venir aqu¨ª¡±. Baeza se remite a la pancarta que han desplegado para definir sus intenciones: ¡°Vamos a seguir, confinados pero no callados¡±.
?ngela Calder¨®n es una de las personas que no tienen claro los l¨ªmites de las zonas confinadas. Esta joven actriz y profesora de Literatura que ahora imparte clases a distancia, no sabe c¨®mo va a salir para ensayar con sus compa?eros de una asociaci¨®n teatral. ¡°Estamos viendo si podemos hacer salvoconductos¡±, explica, para lamentar, con la indignaci¨®n y el desconcierto, que tiene ¡°familiares que viven muy cerca pero que est¨¢n en otra zona¡±, as¨ª que no puede ir a visitarlos.
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