Viaje al origen ferroviario e industrial de Arganzuela
Medio siglo despu¨¦s de la ¨²ltima ordenanza territorial del distrito, un libro traza su historia
Un laberinto de v¨ªas de tren con locomotoras humeantes que iban y ven¨ªan desde todo el pa¨ªs con mercanc¨ªas y viajeros de las bulliciosas estaciones de Pe?uelas, Imperial o Delicias; enormes f¨¢bricas -de cerveza y gas, entre otras- rodeadas por viviendas de los trabajadores y, cuesta abajo, junto al r¨ªo, un enorme y maloliente matadero a menos de cuatro kil¨®metros de la Puerta del Sol. Esto ser¨ªa lo que se encontrar¨ªa quien paseara por las calles de Arganzuela en la primera mitad del siglo XX. Hoy el distrito ha pasado de ser uno de los corazones industriales y ferroviarios madrile?os al escenario de la transformaci¨®n del Madrid del siglo XXI, con el soterramiento de la M-30 y la inauguraci¨®n de Madrid R¨ªo, con la consiguiente renaturalizaci¨®n del Manzanares, y el nuevo centro cultural Matadero. Justo all¨ª, en la Casa del Reloj, sede administrativa del antiguo mercado de carne y actual junta municipal del distrito, se lanz¨® el libro Arganzuela 50 aniversario, comisionado por el Ayuntamiento.
Nicol¨¢s Ferrando, experto en historia de Madrid, y Jos¨¦ Mar¨ªa S¨¢nchez Molledo, doctor en Historia tambi¨¦n especializado en la ciudad, trazan la cronolog¨ªa de Arganzuela desde su primera menci¨®n hasta la actualidad. Llegar a recopilar toda esa informaci¨®n es un proceso muy largo, cuenta Ferrando, argentino de nacimiento pero madrile?o de adopci¨®n desde hace casi 20 a?os. ¡°Hay que recorrer cada una de las calles del distrito, hablar con la gente, identificar el car¨¢cter particular que tiene. Pero tambi¨¦n es un ejercicio de investigaci¨®n tremendo. Estuve en casi una decena de archivos por toda la Comunidad, buscando menciones, documentos e im¨¢genes¡±, a?ade sobre el proceso de investigaci¨®n.
La zona que hoy es Arganzuela siempre ha sido parte de Madrid pues es su conexi¨®n con el r¨ªo y la entrada original de la ciudad por el sur, a trav¨¦s de la Puerta de Toledo. A mediados del siglo XV se nombra por primera vez la zona con su nombre actual, seg¨²n se?alan los investigadores, por un peque?o caser¨ªo que estaba poblado por campesinos de Arganda. ¡°La Reina Isabel I tambi¨¦n tiene su parte en esta historia gracias a la leyenda de Daganzuela, una peque?a ni?a que le habr¨ªa dado agua del r¨ªo a la reina para beber. Esto se puede confirmar con la primera ordenanza territorial de la zona, que data de 1492, donde se se?ala que la ni?a recibi¨® unas tierras a la orilla del Manzanares como dote real¡±, relata Ferrando, mientras se?ala la reproducci¨®n de un dibujo antiguo que recrea la escena de la leyenda y hace parte de la exposici¨®n.
Ferrando cuenta que de ese momento en adelante Arganzuela no dej¨® nunca de tener actividad. ¡°Siempre fue un lugar con mucho ambiente, mucho comercio. Estuvieron las lavander¨ªas en el r¨ªo desde el siglo XVI, pero tambi¨¦n se sabe que fue una important¨ªsima zona de contrabando e intercambio, pues se encontraba justo al borde del cerco de Felipe IV que delimitaba la zona dentro de la cual el rey ejerc¨ªa un efectivo control fiscal¡±, explica. A ra¨ªz de este muro f¨ªsico erigido por el monarca en el siglo XVII a lo largo de las actuales rondas de Segovia, Toledo y Valencia, Arganzuela creci¨®, al margen de la ciudad ¡°formal¡± -actualmente se llega al distrito con un paseo de unos 20 minutos desde la Puerta del Sol-. ¡°Mientras existi¨® el cerco, la urbe que brot¨® a los m¨¢rgenes del control fiscal del rey se desarroll¨® de manera desorganizada, incluso an¨¢rquica, pero prosper¨® junto a la reci¨¦n nombrada capital precisamente por su papel de zona franca no-oficial¡±, comenta.
Esta naturaleza de Arganzuela se mantuvo hasta mediados del siglo XVIII. Con la llegada de Carlos III al trono -a quien se conoci¨® posteriormente como ¡°el mejor alcalde de Madrid¡±-, se hizo un proceso urban¨ªstico para incorporar el actual distrito a la planificaci¨®n de la ciudad. Se construy¨® una serie de grandes avenidas, como el Paseo de las Delicias, pensado como una prolongaci¨®n del Paseo del Prado, se llev¨® a cabo la extensi¨®n de la calle de Embajadores y tambi¨¦n la que es hoy la calle Toledo. ¡°Aunque la zona norte estaba densamente poblada, las inmediaciones del r¨ªo, donde acababan las reci¨¦n construidas avenidas arboladas, todav¨ªa eran campos para el ganado y peque?os huertos entrado el siglo XIX. Pero el paisaje cambiar¨ªa definitivamente con la llegada de la industria moderna a Madrid¡±, cuenta Ferrando, al mostrar el contraste entre las im¨¢genes de un siglo y otro.
Arganzuela se convirti¨® en el hogar madrile?o de las tecnolog¨ªas que estaban transformando Europa y para el a?o 1900 ten¨ªa varias importantes estaciones de ferrocarril. Atocha, Delicias, Imperial y Pe?uelas serv¨ªan a pasajeros pero tambi¨¦n para el transporte de mercanc¨ªas directamente desde las grandes f¨¢bricas y manufacturas peque?as que se establecieron all¨ª. ?ngel Pozas Nieto, un hombre octogenario que naci¨® y trabaj¨® toda su vida en el distrito cuenta en el libro c¨®mo era el distrito cuando era joven: ¡°Todo estaba copado por f¨¢bricas, peque?as manufacturas familiares y grandes compa?¨ªas. Cerca de la estaci¨®n de Delicias, estaba la f¨¢brica Phillips y Est¨¢ndar El¨¦ctrica, donde trabaj¨¦ como mec¨¢nico y donde se produjo una explosi¨®n que nunca se ha esclarecido, aunque no hubo v¨ªctimas porque fue de noche¡±. Cerca de all¨ª tambi¨¦n estaba la f¨¢brica de Cervezas el ?guila, que Ferrando considera la m¨¢s imponente de las que se mantienen en pie ¡°por su arquitectura neomud¨¦jar que ahora se conserva al ser convertido en biblioteca y archivo regional¡±.
Adem¨¢s de ser el coraz¨®n industrial de la capital, Arganzuela tambi¨¦n fue despensa de Madrid desde la construcci¨®n del Matadero en Legazpi en 1924 y del Mercado Central de Frutas y Verduras en 1935. El aire del distrito ten¨ªa entonces la pesadez del humo del carb¨®n de las f¨¢bricas y locomotoras sumado al olor que se impon¨ªa en los alrededores del desolladero m¨¢s grande de Espa?a. ¡°Hace no mucho en las inmediaciones ol¨ªa a animal muerto y muchas noches no se pod¨ªa dormir¡±, cuenta Pozas Nieto, que remarca que aunque hab¨ªa muchas casas por la zona no era precisamente un para¨ªso residencial.
Ferrando considera que el traslado del matadero en 1982 a Mercamadrid marc¨® el inicio del fin de la Arganzuela industrial. ¡°Tierno Galv¨¢n tom¨® la decisi¨®n de cerrar lo que en ese momento ya era una instalaci¨®n anticuada. No fue algo muy popular, pero siempre requiere valent¨ªa tomar esas decisiones que a la larga contribuyen al progreso de la ciudad¡±, opina. En esos momentos tambi¨¦n se cerraron la mayor¨ªa de las estaciones de tren que hab¨ªan definido a Arganzuela y con ellas tambi¨¦n se fueron trasladando las f¨¢bricas a la periferia de una ciudad que estaba en pleno crecimiento.
Lo que fue un tradicional barrio obrero e industrial se comenz¨® a refinar con una explosi¨®n inmobiliaria de pisos amplios, modernos y muy bien ubicados, apenas a unas paradas de metro del centro de la ciudad. La inauguraci¨®n de Madrid R¨ªo, con su innovadora arquitectura, y del Centro Cultural Matadero, son parte de la nueva historia de Arganzuela. Tal vez lo ¨²ltimo que queda de la vieja esencia del distrito cambiar¨¢ su cara en los pr¨®ximos meses, con la construcci¨®n en los terrenos de la que fue la f¨¢brica de Mahou y del antiguo Vicente Calder¨®n, cuyo derribo concluy¨® hace unos meses.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.