Un cocinero estadounidense en Madrid
Fallece Alfred Gradus, cuatro d¨¦cadas al frente de un restaurante norteamericano pionero en la ciudad. El negocio pasa a las mujeres de la familia, que gestionan tres locales en los que se consume 8.000 hamburguesas al mes
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Los pinitos culinarios del m¨¢s madrile?o de los estadounidenses que han estado afincados en la capital de Espa?a comenzaron en un peque?o local de comida del barrio neoyorkino del Bronx, que sus padres regentaban. Hace un a?o que decidi¨® abandonar los fogones y vivir tranquilamente despu¨¦s de 38 a?os al frente de uno de los restaurantes norteamericanos con m¨¢s solera de la ciudad. Alfred Gradus (78 a?os, Nueva York) fue despedido ayer por su familia. Su esposa colg¨® el mi¨¦rcoles un epitafio en Instagram que dec¨ªa: ¡°Alfredo se ha ido como no vivi¨®. Tranquilamente y a su manera. God bless (Dios te bendiga). Hasta siempre cowboy¡±. Ana Galindo ten¨ªa 21 a?os cuando conoci¨® al neoyorkino, era traductora nacida en el Marruecos espa?ol que le anim¨® a dejar el trabajo en el Ej¨¦rcito y montar un negocio en Madrid, Alfredo¡¯s Barbacoa.
Gradus ense?¨® a muchos espa?oles a comer una buena hamburguesa y disfrutar de la comida americana de la que estaba especialmente orgulloso de ofrecer a sus clientes. En las fechas en las que abri¨® su famoso restaurante, 1981, en las cocinas espa?olas la carne picada se utilizaba, sobre todo, para hacer alb¨®ndigas con salsa espa?ola o filetes rusos con tomate. Y sus hamburguesas, en esos a?os en los que Espa?a descubr¨ªa todo con avidez, eran la puerta a una cultura diferente que hab¨ªa estado muy lejos y que con los a?os se fue acercando m¨¢s a los espa?oles. Los j¨®venes universitarios que llegaban de provincias a la capital en esos a?os fueron sus primeros clientes. El boca a oreja ha estado funcionando a lo largo de cuatro d¨¦cadas. En su primer local sonaba m¨²sica country, comercial con actuaciones en v¨ªdeos rodados en Nashville de Garth Brooks o Debby Ryan, y entre bocado y bocado de hamburguesa pod¨ªas disfrutar de un buen rodeo en las pantallas de televisi¨®n. ¡°Cuando comenzamos eran unos a?os con mucha juerga en la ciudad y mucha m¨¢s libertad que ahora¡±, sol¨ªa contar con gran sentido del humor.
Alfred Gradus aterriz¨® en Espa?a en la d¨¦cada de los sesenta, destinado en la base estadounidense de Torrej¨®n de Ardoz, aquello era una parte de Estados Unidos en territorio espa?ol en donde el olor a carne o ma¨ªz a la brasa se extend¨ªa por sus calles. Sus conocimientos culinarios sobre las brasas y la barbacoa los aprendi¨® en San Antonio (Texas, EE UU) y ello le llev¨® directamente a gestionar las cocinas de la base, primero como militar y luego como civil. A?os despu¨¦s, hab¨ªa ido y vuelto de Estados Unidos a Espa?a varias veces y hab¨ªa pasado por Alemania. Ten¨ªa como opci¨®n marcharse a Corea o aprender espa?ol en Madrid con una jovenc¨ªsima novia y opt¨® por esto ¨²ltimo. Junto a su esposa, Ana Galindo, abrieron el restaurante Alfredo?s Barbacoa en el barrio de Salamanca. La carta que ofrec¨ªan era de t¨ªpica comida americana en la que figuraban sus hamburguesas, su famosa salsa BBQ y tartas. La fama de sus hamburguesas y su salsa BBQ le llevaron a inaugurar otros dos locales en la capital gestionados por su mujer, hijas y nietas.
El cowboy, vestido siempre con vaqueros, camisas de cuadros o algod¨®n y con una gorra o su sombrero texano, ten¨ªa por costumbre pasar por las mesas de sus clientes, mucho antes de que lo cocineros con estrellas Michelin lo hiciesen en sus locales. Aseguraba que no hab¨ªa secretos en preparar una buena hamburguesa, un producto de calidad extra y unas buenas brasas. Se la encargaban a un proveedor de toda la vida que la compraba en Le¨®n y otras zonas, eso s¨ª jam¨¢s confesaba cu¨¢l era el aderezo que pon¨ªa a la carne y mucho menos de su famosa salsa BBQ. ¡°Esa est¨¢ en la caja fuerte, como la de Coca-Cola¡±, dec¨ªa con sorna. Ana Galindo se encarg¨® de la reposter¨ªa y aprendi¨® en su casa con recetarios estadounidenses.
Hoy son las mujeres de la familia Gradus, esposa, hijas y nietas, las que est¨¢n al frente de los tres locales abiertos en Madrid. A pesar de las ofertas recibidas de abrir restaurantes en otros lugares, creen que este tipo de negocios son de labor diaria y no son partidarios de que los due?os est¨¢n en otra ciudad. Entre los tres restaurantes utilizan unos 1.500 kilos de carne y sirven unas 8.000 hamburguesas al mes.
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