Sin novedad (y sin pacientes) en el Zendal
La Comunidad ultima detalles para que el centro de emergencias empiece a recibir pacientes pero el complejo sigue sin terminar y la plantilla a¨²n no est¨¢ activada
La ruta de las 7.00, vac¨ªa. La de las 7.20, vac¨ªa. La de las 7.40, vac¨ªa. Nieves Alises baja del autob¨²s para esperar los 20 minutos de rigor entre trayectos de la nueva l¨ªnea que la Comunidad de Madrid ha activado. La cabecera, en Ifema, el final, en la glorieta de Anto?ete, a 60 pasos de la entrada principal del centro de emergencias Isabel Zendal. La conductora se frota las manos bajo los guantes y encoge los hombros hasta que el cuello desaparece: ¡°Hice esta ruta el lunes y hoy y he tra¨ªdo a una persona¡±.
La nueva l¨ªnea, a¨²n sin n¨²mero, marcada como ¡°Servicio Especial¡±, opera de 7.00 a 23.00. Todos los d¨ªas. ¡°Mucho movimiento no hay¡±, aclara. A dos minutos para las 8.00, empieza el cuarto trayecto del d¨ªa para Alises, de vac¨ªo.
Al otro lado de los barrotes blancos que vallan el hospital por ese lado, el panorama del guardia de seguridad de la entrada principal es casi el mismo. Una vez que se entra a zona Zendal, desaparecen los nombres, nadie quiere que aparezca el suyo, as¨ª que ¡°el guardia de seguridad¡± lleva aqu¨ª un mes. ¡°No todos los d¨ªas, por suerte, porque esto no lo aguanta nadie. Pero el movimiento que he visto es poco, lunes y martes no ha venido pr¨¢cticamente nadie¡±.
Hace un repaso r¨¢pido de cu¨¢nta gente ha visto estos d¨ªas: ¡°Cuatro enfermeras, una doctora hace un rato en su primer d¨ªa, dos chicas del hospital de Alcorc¨®n y otro chico del de M¨®stoles¡±. No llegan a los 669 que la Comunidad estim¨® necesarios para atender las primeras 240 camas. Ten¨ªan como voluntarios 106 el mi¨¦rcoles pasado, y el viernes hab¨ªan hecho la lista, con nombres y apellidos, de los ¡°traslados forzosos¡± que van a producirse desde los hospitales p¨²blicos.
Seg¨²n la previsi¨®n que hizo la consejer¨ªa, ya deber¨ªan estar familiariz¨¢ndose con el lugar y los pacientes empezar a llegar antes del fin de semana. ¡°Eso se dice, que ma?ana o el viernes habr¨¢ enfermos. Pero vamos, que se dice¡±, dice ¨¦l. La que no quiere decir nada es una mujer menuda abrazada a unos cuantos papeles que cruza a toda prisa el paso de cebra y se acerca hasta el guardia para preguntarle por d¨®nde pasa. Esa es la ¨²nica entrada posible porque el parking, a 100 metros, ser¨ªa la otra opci¨®n, si estuviese terminado. Su correspondiente empleado de seguridad pregunta que ¡°qu¨¦ coches¡±: ¡°Aqu¨ª no pueden entrar, ahora mismo esto es un parking pero de coches de obra¡±.
Tambi¨¦n el pabell¨®n n¨²mero 1, el siguiente en ser habilitado en caso de ser necesario, es solo de obra por el momento. Un electricista que trabaja en ¨¦l calcula que les queda una semana: ¡°Eso a nosotros, hay m¨¢s empresas¡±. A la vuelta, un guardia m¨¢s disuade de asomar la cabeza entre dos casetas de obra y un par de obreros se bajan de una furgoneta: ¡°Asfaltamos tres baches y nos vamos, pero nunca sabes cu¨¢ndo tienes que volver¡±.
100 metros m¨¢s adelante, la silueta del siguiente vigilante. No deja pasar frente a ¨¦l, pero s¨ª un metro m¨¢s a la derecha. Seg¨²n se avanza por los traseros del Zendal aparecen m¨¢s trabajadores de la construcci¨®n, m¨¢s torillos, m¨¢s trozos de cosas y m¨¢s zanjas. Asoma un operario por una que, seg¨²n los planos, ser¨¢ la entrada de los pacientes.
¡ªUeeee, ?vosotros cu¨¢ndo termin¨¢is?, pregunta a voces a otro que enfila hacia otra cuadrilla.
¡ªDigo yo que alg¨²n d¨ªa, contesta ese otro. ?Y vosotros?
¡ªDigo yo que alg¨²n d¨ªa tambi¨¦n.
Son de los que empezaron con el inicio de las obras, en julio. Desde entonces, 1.350 trabajadores de 635 subcontratas han andado o a¨²n andan en esos 80.000 metros cuadrados. Seg¨²n la Comunidad, ¡°organizados en tres turnos de trabajo que han cubierto las 24 horas y los siete d¨ªas de la semana¡±. Seg¨²n Luis Garc¨ªa, delegado de los trabajadores de Dragados de Prevenci¨®n y Personal y miembro de CC OO, ¡°con turnos de trabajo de siete de la ma?ana a diez de la noche s¨ª, pero cubierto por la misma persona, y s¨ª, efectivamente, de lunes a domingo. Esto es m¨¢s esclavitud que siglo XXI¡±.
Musa, ¡°sin apellidos¡±, no quiere hablar de eso, dice que ¡°bastante¡± tiene con terminar de meter los tubos por los que ir¨¢ la fibra ¨®ptica. ¡°Luego vendr¨¢n los que metan la fibra. A m¨ª solo me quedan estos metros¡±, unos 40, hasta el otro lado de la calle.
Por la v¨ªa que llega hasta la puerta principal, en toda la ma?ana, se ve pasar a una decena de sanitarios: un grupo de cuatro que no se detienen, la mujer menuda abrazada a los papeles que no quiere decir nada, un chico y una chica que prefieren ¡°no hablar¡±. Elisabet Tornel, una auxiliar de Enfermer¨ªa que vive ¡°a tres calles¡± y le viene bien ¡°echar el curr¨ªculo¡±, y dos sanitarios de Anatom¨ªa Patol¨®gica que se acercan para lo mismo porque quieren ¡°un trabajo a largo plazo y estable¡±.
Tambi¨¦n varios miembros de sociedades cient¨ªficas, de visita, invitados por la Comunidad. ¡°Es un hospital muy novedoso que va a permitir descongestionar al resto¡±, dice Lidia Trasobares, de la Secci¨®n Centro de la Academia de Dermatolog¨ªa. ¡°Una obra tremenda¡±, califica Fernando Tornero, presidente de la Sociedad Madrile?a de Nefrolog¨ªa, ¡°nos da mucha tranquilidad tener esta posibilidad¡±. Paloma L¨®pez, cirujana en un hospital p¨²blico de Madrid, de la Sociedad Centro de Angiolog¨ªa y Cirug¨ªa Vascular, asegura que est¨¢ dotado ¡°maravillosamente¡±: ¡°He estado trasteando con los aparatos y he pensado ¡®qu¨¦ envidia, esto en mi hospital no lo tengo¡±.
Un obrero cruza r¨¢pido ya llegando al mediod¨ªa. Va m¨¢s tarde de lo que esperaba, como el final de las obras: ¡°Quedan 1.000 repasos, 1.000 cosas que volver a hacer o rematar porque no se hicieron bien. Suelos que se est¨¢n levantando porque se pegaron con humedad, por ejemplo. 1.000 parches. Y yo me voy que tengo prisa, a ver si arreglamos hoy unos cuantos¡±.
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