Lleg¨® Almeida y llegaron las quitanieves
Los vecinos del barrio de Bellas Vistas ven por fin c¨®mo, despu¨¦s de cinco d¨ªas, aparecen excavadoras y operarios municipales a despejar las calles. A la vez, apareci¨® tambi¨¦n el alcalde
Son las cinco en punto de la tarde del jueves 14 de enero de 2021 en Madrid. Por el ruedo de la glorieta de Cuatro Caminos hacen el pase¨ªllo tres peque?as excavadoras. No son astifinas pero prometen una buena embestida contra el hielo. Se dirigen directas hacia los tendidos m¨¢s populares, lo que ser¨ªa el sol pero que aqu¨ª es la sombra. Se hallan en las estrechas calles del barrio de Bellas Vistas. En algunos casos casi callej¨®n, para no perder el s¨ªmil. Por todo albero, hay nieve y basura. Por eso, mejor que manoletinas, botas de monta?a. Sorprendidos, a algunos vecinos les falta ovacionar y pedir orejas y rabo al escuchar el mugido mec¨¢nico y las cornadas secas de las palas met¨¢licas sobre el pavimento congelado. Son las primeras m¨¢quinas que aparecen desde la gran nevada ¨Dahora ya gran helada¨D del fin de semana pasado.
Pero los aplausos, a veces desde balcones convertidos en privilegiadas barreras del espect¨¢culo, se los lleva sin embargo el alcalde, que hace las veces de alguacil. Aparece por all¨ª justo a la misma hora taurina, las cinco, que la bendita cuadrilla de quitanieves. Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida llega a Cuatro Caminos a lomos de un todoterreno de la Polic¨ªa Municipal. Esta glorieta marca la frontera, en t¨¦rminos filom¨¦nicos, de lo que es la civilizaci¨®n. De ah¨ª para dentro la ciudad presenta ¡°un escenario de guerra¡±, como reconoce el propio Almeida al pasear por la calle Topete. Le dan la bienvenida, en silencio, bloques de hielo retirados por los vecinos, ramas y bolsas de basura acumuladas desde hace d¨ªas.
El alcalde acude este jueves a Bellas Vistas, el mismo d¨ªa en el que EL PA?S publica un reportaje que refleja el pesimismo de los vecinos de este barrio. Se quejan de lo lejos que queda el dispositivo municipal de miles de personas desplegado en la capital. ¡°Aqu¨ª no hay intenci¨®n de que venga ni dios. Esto va a durar hasta que se descongele¡±, lamentaba una jubilada. De ah¨ª que lo de este jueves por la tarde a algunos les pareciera toda una aparici¨®n, como si fueran los pastorcitos de F¨¢tima. ¡°El alcalde aqu¨ª¡¡±. Y con ¨¦l trabajadores y quitanieves. Peque?as y manejables para que puedan acceder por las estrecheces. De momento, lo que hacen es acumular el hielo en un lateral. Lo de llev¨¢rselo ser¨¢ otro cantar. ¡°Justo viene una por ah¨ª¡±, se?ala el asesor ?ngel Carromero haciendo de subalterno del primer edil. ¡°Esto no est¨¢ preparado¡±, a?ade alguien de la comitiva dando a entender que es casualidad que Almeida y las m¨¢quinas coincidan a la vez en Bellas Vistas, uno de los 130 barrios de la capital.
Al alcalde le gusta bandearse con la gente en la calle. O al menos eso parece. Se toma su tiempo para saludar y escuchar. Los ciudadanos, con eso de verlo a diario en la tele, lo tratan con la familiaridad de quien tiene delante al vecino de abajo. Le cogen del hombro y le cuentan sus cosas. Y sus cosas son estos d¨ªas el monotema. Que si la entrada al garaje, que si falta sal, que si los contenedores¡ Y venga foto por aqu¨ª y por all¨¢. ¡°?Viva el Atleti!¡±, grita el copiloto de un cami¨®n que se detiene en la cuesta abajo asfaltada de blanco brillante, una pista de patinaje, de la calle Castillo Pi?eiro llegando a la calle Aranjuez. Almeida alaba la pericia del chaval al volante cuando sigue adelante y toma la curva tras llevarse de recuerdo la imagen del casual encuentro en el m¨®vil. En la puerta de los talleres Riscal sale al paso de la comitiva del primer edil Rafael D¨ªaz, el jefe de los mec¨¢nicos. ?l es uno de los que intervienen en el reportaje publicado por este diario. Le detalla a Almeida c¨®mo entre los trabajadores y vecinos de la zona han limpiado la calle con ¡°pico, pala y martillo¡± para poder retomar la actividad. Es la t¨®nica en todo el barrio. El alcalde se acerca a ver d¨®nde la van acumulando. ¡°Menos mal que no ha habido que lamentar desgracias personales¡±, se?ala D¨ªaz al tiempo que se queja de que hace falta m¨¢s sal y que los dos puntos habilitados est¨¢n muy lejos. La concejal del distrito, Blanca Pinedo, tambi¨¦n presente, le comenta que han abierto uno algo m¨¢s pr¨®ximo, en la Casa de Ba?os, en una esquina de Bravo Murillo. ¡°Nos duele a todos ver esto as¨ª¡±, capea el regidor.
Al lado del taller, en una esquina de la calle de Almansa, Javier, el jefe de Casa Eladio sale al encuentro al verlo. A partir de la advertencia ¡°cuidado que esta ma?ana me ca¨ª yo aqu¨ª¡± se monta en un momento una tertulia del alcalde, el restaurador, vecinos y clientes. ¡°No nos podemos creer que est¨¦ usted en este barrio¡±, comenta Javier una vez roto el hielo. El dial¨¦ctico, se entiende. Inevitablemente vuelve a rodar el bal¨®n en las conversaciones. ¡°Que soy del Betis¡±, advierte el hostelero. ¡°Entonces tenemos tragedias parecidas¡±, resuelve el colchonero Almeida con un regate r¨¢pido. ¡°Por Dios, que vengan a recoger las basuras¡±, apunta una mujer en el improvisado corrillo. ¡°Claro, que deber¨ªamos ser nosotros mismos los que no la baj¨¢ramos¡±, se contesta ella sola. Javier invita a entrar a tomar caf¨¦. El alcalde sabe zafarse h¨¢bil y elegante. El con leche, no se lo toma, pero de la sesi¨®n de fotos no se escapa. El responsable de Casa Eladio hace una ¨²ltima petici¨®n: ¡°Venga uno de estos mi¨¦rcoles a tomar el cocido¡±.
Entre los presentes est¨¢ Herminia, la m¨¢s elegante, que interviene como la que va a soltar una exclusiva en el minuto de oro a la caza de la m¨¢xima audiencia televisiva. ¡°Yo soy de Carmena, pero todos estos de usted¡±, suelta con desparpajo. ¡°Cuando bajo a tomar caf¨¦ me pongo tapones¡±, redondea p¨ªcara. Venga risas. El alcalde est¨¢ como pez en el agua. Los vecinos pasan de la alucinaci¨®n casi al compadreo. Hay que inmortalizar la escena, c¨®mo no. Almeida agarra a la se?ora por la espalda extendiendo su mano izquierda sobre el abrigo y foto al canto. Hermina le sugiere, eso s¨ª, que vaya a las calles Topete y Tenerife. All¨ª Filomena se ha instalado bien a gusto.
Para all¨¢ se dirigen. Es ah¨ª donde Almeida al pasar se?ala que es ¡°una escena de guerra¡±. ¡°Ojo, Blanca, a ese voladizo¡±, le advierte a la concejal del distrito al observar c¨®mo la nieve se asoma peligrosa desde lo alto de un edificio. Ambos avanzan por un estrecho paso picado en el hielo. ¡°?Entonces esto lo han hecho los vecinos?¡±. Ella asiente. Unos metros m¨¢s adelante una mujer se asoma desde un local y suelta: ¡°No val¨¦is pa n¨¢¡±. Salvo esta m¨ªnima pincelada, la vista transcurre en tono amable pese al hast¨ªo vecinal. El que quiere se acerca y le comenta su parecer al alcalde. ?l escucha y a veces cierra esos segundos con un ¡°tomamos nota¡± protocolario.
Topete y Tenerife son no solo dos de las calles en las que m¨¢s se observan las consecuencias de la borrasca. Tambi¨¦n son dos de las calles en las que el Ayuntamiento ha decidido colocar c¨¢maras de vigilancia y que ten¨ªa previsto que empezaran a funcionar a finales de 2020. A los vecinos no les ha parecido buena idea. Ha habido problemas. Al poco de irse los instaladores del invento, alguien decidi¨® cortar los cables. El alcalde habla de ¡°sabotaje¡± al llegar al cruce de Topete con Juan Pantoja. All¨ª, delante del armaz¨®n met¨¢lico que deber¨ªa sostener la c¨¢mara, se detiene a saludar y hablar con un grupo de dominicanos, comunidad muy asentada en estas calles. ¡°Hola, Almeida. Aqu¨ª ya queda poco por hacer. Donde hay dominicanos hay trabajo¡±, comenta uno de ellos delante del restaurante La Roca. Es cierto que hay unos metros a la redonda en los que el hielo est¨¢ fuera de la calzada. Pero es una excepci¨®n.
El grupo avanza guiado por el ruido de las excavadoras. Hay personas que lo reconocen desde arriba. Una mujer aplaude desde el balc¨®n. Carromero le advierte. ¡°Alcalde, alcalde¡±. ?l, una vez enterado, se detiene y alza la vista. Saluda. Se accionan los m¨®viles desde la barandilla. La escena parece la de una procesi¨®n en un pueblo con los lugare?os viendo pasar al santo. A pie de calle, sale un hombre del bar Los Hermanos. Trata de que Almeida entre a tomar un caf¨¦. De nuevo, diplomacia en la negativa. ¡°Un caldo calentito¡±, insiste mientras sale con el termo. Uno para el alcalde y otro para la edil de Tetu¨¢n. El paseo sigue hacia el mercado de Maravillas. Han de cruzar la otro lado de Bravo Murillo. Dejan atr¨¢s Bellas Vistas, que si alguna vez hizo honor a su nombre no es ahora. Atraviesan el paso de cebra y Almeida traspasa el caldo. ¡°Est¨¢ rico¡±, disfruta Carromero.
"?Y esto ad¨®nde va ahora?"
Desde fuera de los locales comerciales o desde las aceras, los vecinos de Bellas Vistas han visto aparecer en la tarde del jueves la 'troupe' del maravilloso espect¨¢culo de las cuadrillas de trabajadores municipales. Peque?as excavadoras, camiones y operarios de aqu¨ª para all¨¢ con uniforme fosforito de Parques y Jardines. Reparten paladas de sal a diestra y siniestra. Hay que tener ma?a y t¨¦cnica para retirar la alfombra de una decena de cent¨ªmetros de espesor de hielo. El conductor golpea primero con la pala mec¨¢nica. Tras el estruendo, la m¨¢quina coge impulso hacia atr¨¢s y carga todo lo que ha logrado romper y separar del pavimento. ¡°?Y esto ad¨®nde va ahora?¡±, pregunta Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida. La respuesta est¨¢ ah¨ª mismo, la tiene delante. Lo arrancado se va acumulando en un lateral en peque?os mont¨ªculos que ocupan parte de la acera y parte de la calzada que hasta hace pocos d¨ªas estaba destinada a plazas de aparcamiento. Son calles estrechas de un solo sentido y no es el mejor remedio, pero despu¨¦s de cinco d¨ªas es lo m¨¢s parecido a poder volver a circular y andar que van a ver los vecinos de este barrio. M¨¢s de 7.000 trabajadores y un millar de m¨¢quinas se encuentran estos d¨ªas desplegados por Madrid. Bellas Vistas es solo un barrio m¨¢s del distrito de Tetu¨¢n. Un barrio m¨¢s de los 130 que hay en la capital. Un barrio hasta cierto punto privilegiado desde que este jueves han empezado a despejar sus calles. A otros, todo apunta a que llegar¨¢ el deshielo antes que las quitanieves.
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