Mar¨ªa Herrero, de 97 a?os, tras vacunarse contra la covid: ¡°Tengo vida para un libro¡±
¡°Estuve muy, muy malita, pero todo el tiempo en casa¡±, cuenta la anciana, que ya pas¨® el virus en marzo
Los cuatro nietos y cuatro bisnietos de Mar¨ªa Herrero, de 97 a?os, esperaban este jueves como agua de mayo la foto de la abuela recibiendo la vacuna. Era un momento de celebraci¨®n familiar, era el primer d¨ªa de vacunaciones a mayores de 80 a?os en los 262 centros de salud de la regi¨®n. La mujer, que se traslad¨® tan feliz al ambulatorio Barrio del Pilar de Madrid, ya pas¨® el coronavirus en marzo y lo hizo realmente mal. ¡°Muy, muy malita. Pero estuve todo el tiempo en casa¡±, explica con cierto orgullo.
Sobrevivi¨® para contarlo y el momento de este jueves se antojaba como una victoria m¨¢s en su vida. Que las ha tenido muchas y de muchos de colores. Hija de la guerra y de un padre sindicalista que muri¨® fusilado por orden de Franco una vez se acab¨® la contienda, la gran ilusi¨®n de su vida fue casarse ¡°con el mejor hombre del mundo¡±. Con ¨¦l tuvo dos hijos y con ¨¦l vivi¨® orgullosa las cr¨ªticas de sus vecinos del pueblo, en Zamora, porque siempre paseaban cogidos de la mano y aquello no se estilaba. ¡°?l fue lo mejor de mi vida¡±, recordaba a su marido fallecido. Ahora vive como una reina tambi¨¦n en su propia casa, cuidada por sus hijos a todas horas, aunque bromea diciendo que una le ¡°chilla a veces¡± y el otro ¡°las mata callando¡±.
Ahora, Mar¨ªa est¨¢ a la espera de la segunda dosis para recuperar los meses perdidos. Como ella, son muchos mayores de 80 a?os que empezaron a recibir desde el jueves la vacuna y que esperan pronto poder normalizar de nuevo sus vidas. Junto a ellos, tambi¨¦n empez¨® el proceso para profesores y fuerzas de seguridad.
Con el primer pinchazo ya puesto, Mar¨ªa esper¨® los 15 minutos de rigor sentada en una silla para ver si ten¨ªa alg¨²n efecto secundario. Solo le picaba ¡°un poco¡± el brazo. Nada de qu¨¦ preocuparse. Los 15 minutos se convirtieron en algo m¨¢s de 40 y se fue a casa feliz tras charlar un rato con unos y otros. Humor no le faltaba a la mujer, que lleg¨® y se march¨® sujeta del brazo de Duli S¨¢nchez, su hija orgullosa de 67 a?os. El fallo del d¨ªa: a Duli se le olvid¨® sacar la c¨¢mara en el momento clave. No hubo problema. Los ojos de Mar¨ªa se iluminaron cuando apareci¨® la prensa: ¡°Tengo vida para un libro¡±.
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