El ¡®enfermero del Wanda¡¯, el hombre del d¨ªa
Jorge Prieto Gonz¨¢lez tiene 25 a?os y es el enfermero del dispositivo de urgencias madrile?o que se hizo viral este mi¨¦rcoles en redes sociales tras su discurso pedag¨®gico: ¡°Vacuna a vacuna¡±
Jorge Prieto Gonz¨¢lez (Madrid, 25 a?os) bebe colacao y nunca caf¨¦ y ha escrito un libro, La enfermer¨ªa de emergencias: 50 relatos breves para pensar. Jugaba al f¨²tbol y al ajedrez, estudi¨® nueve a?os de conservatorio con flauta travesera y el 12 de enero de 2014, con 18 a?os, sufri¨® el primero de cuatro neumot¨®rax en tres meses. Es un colapso pulmonar que se produce cuando el aire va hacia donde no debe y acaba en el hueco que hay entre los pulmones y la pared tor¨¢cica. Ese d¨ªa lo recogi¨® el Summa 112 en su casa de entonces, la de sus padres, en la calle de Raimundo Fern¨¢ndez Villaverde, en la l¨ªnea que separa Chamber¨ª de Tetu¨¢n. Lo llevaron a La Paz, donde le tocaba, donde naci¨®. Fue entonces cuando Prieto empez¨® a pensar que igual Derecho en la Complutense no era del todo lo que quer¨ªa y empez¨® a mirar aqu¨ª y all¨ª c¨®mo funcionaba eso de los sanitarios del Summa. Pasaron muchas cosas entremedias, pero este mi¨¦rcoles, este hombre que le saca una cabeza a casi cualquiera se hizo viral porque acab¨® siendo enfermero de emergencias, ¡°el enfermero del Wanda¡±, se le llama en redes.
Ha estado all¨ª por la campa?a de la inmunizaci¨®n contra la covid, all¨ª tuvo el ¡°honor¡± de vacunar a su padre la semana pasada y desde all¨ª se grab¨® el v¨ªdeo de su charla a un grupo de personas que iban a recibir sus dosis, y que se hizo viral en pocas horas. Lleva haciendo ese discurso alrededor de dos meses. Y perfeccion¨¢ndolo. Porque se dio cuenta de que cuanto m¨¢s conectaba con la gente, la gente entend¨ªa (y atend¨ªa) mejor a las dudas sobre la inyecci¨®n que ¨¦l intentaba explicar: ¡°Llegar a quien te escucha es vital¡±.
Detr¨¢s de miles de me gusta y retuits y entrevistas en la televisi¨®n y la radio y en pr¨¢cticamente todos los medios de comunicaci¨®n espa?oles, hay alguien que ahora tiene 25 a?os y que se gradu¨® en Criminolog¨ªa y Enfermer¨ªa; que antes de dejar Derecho estuvo en la Sociedad de Debates y aprendi¨® ¡°a defender lo que pensaba y lo contrario¡±; y que pasa gran parte de su tiempo libre siendo un ¡°friki de esto [de su trabajo]¡±. Gran parte de ese tiempo que no est¨¢ trabajando hace voluntariado en Protecci¨®n Civil en San Sebasti¨¢n de los Reyes y en el equipo de Protecci¨®n Civil del propio Summa. En los 32 minutos que dura esta entrevista, su madre y su abuela aparecen media docena de veces en la conversaci¨®n.
Es jueves por la tarde, son las cinco y cuando la charla va a comenzar en la puerta del Hospital del Tajo, en Aranjuez, Prieto sale a un aviso. Lleg¨® en diciembre al dispositivo de emergencias. ¡°?Antes? Antes compaginaba enfermer¨ªa en la UCI de la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz con emergencias en las ambulancias en Mallorca, en Baleares¡±, cuenta una hora despu¨¦s, cuando sale de la casa de la que proced¨ªa la llamada. ¡°Todo bien¡±.
Esos vuelos constantes acabaron con la pandemia, se qued¨® en Madrid y atraves¨® la mayor parte de la crisis sanitaria entre las unidades de cr¨ªticos de la Fundaci¨®n y del Cl¨ªnico San Carlos. Le gusta de Intensiva que tiene un ¡°cuidado integral al paciente, de pies a cabeza¡±. En las emergencias, explica, se pierde ese ¡°lo sabemos todo de ellos, pero se gana en la rapidez¡±.
Piensa un segundo y hace una comparaci¨®n: ¡°La f¨®rmula de la parada cardiorrespiratoria, cada minuto se pierde un 10% de supervivencia, si tardamos de media unos siete, diez minutos, estamos hablando de que tenemos un 70%-100% de posibilidades en contra¡±. Cuanto antes, ¡°mejor¡±. ¡°Y cuanto m¨¢s formemos a la poblaci¨®n en esos primeros auxilios, tambi¨¦n mejor, porque ese reloj se va a parar¡±. Es ¡°raro¡± que ellos est¨¦n justo donde algo sucede: ¡°As¨ª que siempre vamos a llegar tarde, ya sean 30 segundos o una hora¡±. ¡°Cuando ponemos las luces y la sirena no es porque queramos ir a comer o saltarnos sem¨¢foros, es porque tenemos que llegar¡±, y vuelve a callarse un par de segundos.
¡ª?Sabes lo que me gusta de atender a la gente en sus casas? Ver d¨®nde viven, cuando ves d¨®nde y c¨®mo viven puedes entender algo m¨¢s, a veces por qu¨¦ tienen algunos problemas y que quiz¨¢ no siempre son tan espec¨ªficamente de salud, de una dolencia f¨ªsica, como sociales.
A ese ¡°hay que mirar bien¡± lo ¡°tiene que completar una informaci¨®n rigurosa de lo que est¨¢s viendo, por ejemplo cuando llamas al hospital porque la persona a la que est¨¢s atendiendo tiene que ir para all¨¢¡±, dice. La mayor¨ªa de los errores que se dan son de comunicaci¨®n, dice tambi¨¦n. ¡°Si tengo enfrente a un m¨¦dico, le puedo hablar con t¨¦rminos m¨¦dicos, pero si no, tienes que explicar para que te entiendan. Lo importante no es que yo quede de listo, sino que el paciente entienda lo que le est¨¢s diciendo, esa informaci¨®n, y pueda hacer algo ¨²til con esa informaci¨®n, que no deja de ser poder, y hay que entregarles ese poder y hacerlos part¨ªcipes de su proceso de enfermedad¡±.
La fluidez, la pedagog¨ªa, ?de d¨®nde vienen? ¡°No lo s¨¦, pero siempre digo que de mi madre, es profesora de piano y le encanta la docencia. Nunca le gust¨® dar conciertos, pero es capaz de amoldarse a ense?ar a un ni?o de cinco a?os y a una mujer de 30¡±. ?La sensibilidad de ese ¡°hay que mirar bien¡±? ¡°Pues tambi¨¦n. El m¨¦rito lo tienen mi madre y mi abuela, son las dos mujeres de mi vida, me han criado. Ojo que mi padre tambi¨¦n, pero esa sensibilidad es de ellas¡±. A su madre le queda la segunda dosis. ¡°Y va a elegir AstraZeneca¡±, puntualiza.
Casi al final sale la palabra empat¨ªa, gui?a un ojo, cavilando: ¡°S¨ª, y despu¨¦s tiene que venir otra cosa, la asertividad. Yo tengo que entender qu¨¦ le pasa al paciente, qu¨¦ siente, que ¨¦l sepa que estoy ah¨ª y que lo estoy escuchando, pero no nos podemos poner a llorar con ¨¦l, acurrucarnos con ¨¦l, porque entonces no salimos. Hay que decir: ¡®Vale, pero a partir de aqu¨ª esto es lo que tenemos que hacer para salir de esto¡¯. Y hacerlo, o intentarlo siempre¡±.
El recuerdo que m¨¢s le mimbrea es uno de esos. El de una mujer, en la primera ola, en la UCI de la Fundaci¨®n. ¡°Unos 55 a?os, de la edad de mi madre¡±, narra. ?l estaba de apoyo al equipo que iba a intubarla y durante un momento se qued¨® solo con ella. Le cogi¨® la mano.
¡ª ?C¨®mo est¨¢?
¡ªPues mal, ?no me ves?
Ahora se r¨ªe, ¡°qu¨¦ tonto preguntar eso en ese momento¡±.
¡ª?Qu¨¦ necesita?¡ª cambi¨® la pregunta.
¡ªQue le digas a mi marido y a mis hijos que los quiero.
Dice que le sali¨® ¡°la coraza¡±, la del ¡°todo va a salir bien¡±, y contest¨®: ¡°?Ya se lo dir¨¢ usted!¡±. Pero ella insisti¨®.
¡ªNo me prometas lo que no puedes cumplir, prom¨¦teme lo que s¨ª puedas¡ª le dijo.
?l le prometi¨® entonces que llamar¨ªa a su familia y se lo dir¨ªa. Lo hizo. ¡°Y ella tambi¨¦n pudo dec¨ªrselo¡±.
Escribir como "protecci¨®n"
La enfermer¨ªa de emergencias: 50 relatos breves para pensar(C¨ªrculo Rojo, 2019) no es solo el libro que ha escrito el enfermero Jorge Prieto Gonz¨¢lez, es tambi¨¦n su forma de respirar. Si se le pregunta c¨®mo est¨¢ mental y emocionalmente, dice que le ¡°va bien¡±. ¡°Por eso escrib¨ª el libro, por protecci¨®n emocional. A m¨ª todos los avisos me afectan, unos m¨¢s que otros, pero escribir me ayuda¡±. Cuando tiene una de esas llamadas, escribe en el bloc de notas del m¨®vil nada m¨¢s volver a la base; luego, uno o dos d¨ªas despu¨¦s, revisa y reescribe, y una ¨²ltima vez, pasada una semana. ¡°Lo que siento cuando escribo en el primer momento va evolucionando. A veces son fuertes y me doy cuenta de primeras y los asimilo, pero a veces no soy consciente de las cosas que vivimos y lo soy despu¨¦s, al escribir¡±.
La primera vez que lo hizo fue porque alguien en el Summa se lo recomend¨®. Ten¨ªa 22 a?os y acababa de volver de un intento de suicidio. ¡°En el viaducto de Segovia. Nos avisaron porque hab¨ªa una persona tras las mamparas y la barrera que se quer¨ªa tirar. Estaba la polic¨ªa municipal y le dec¨ªan: 'Luis, venga, venga, Luis'. Yo tambi¨¦n comenc¨¦ a llamarlo para que no lo hiciera. De repente, se dio la vuelta y me dijo: 'No me llamo Luis, me llamo Pierre, soy franc¨¦s, ?por qu¨¦ me llam¨¢is Luis?¡±. Ah¨ª, recuerda, sintiendo que hab¨ªan ¡°metido la pata hasta el fondo¡±. ¡°En nuestras manos estaba que no se tirara¡±. Decidi¨® saltarse ¡°todos los procedimientos de seguridad¡±. ¡°No pens¨¦, solo lo hice, me di cuenta de lo que hab¨ªa hecho cuando vi a un bombero a mi lado con arn¨¦s y todo el equipo¡±. Consiguieron que el hombre volviese a la acera.
¡±En aquel momento pasaron otro aviso y seguimos. Despu¨¦s, al llegar, fue cuando nos dijeron que escribi¨¦semos lo que hab¨ªa pasado. Lo reescrib¨ª a los dos d¨ªas y ya la cosa hab¨ªa cambiado mucho¡±, cuenta. Se lo ense?¨® a sus amigos, a su madre, y por su reacci¨®n decidi¨® seguir escribiendo. Acumul¨® unos 150 relatos y eligi¨® media centena. ¡°Y los publiqu¨¦¡±. Sigue escribiendo, pero sobre todo es, casi a tiempo completo, ¡°enfermera¡±. Sale la cuesti¨®n del feminismo porque cuenta que una compa?era le dec¨ªa unas horas antes que todos los instagrammers de enfermer¨ªa son hombres. ?Eres feminista? ¡°?Pero y esa pregunta? Pues claro¡±. Se r¨ªe y se aparta el chaleco, se se?ala la parte derecha del pecho: ¡°?Qu¨¦ pone aqu¨ª? Enfermera. La mayor¨ªa de los profesionales de enfermer¨ªa son enfermeras. Somos enfermeras. Pero no es solo cuesti¨®n de conceptos, la igualdad no se puede quedar en el lenguaje, est¨¢n los salarios, y los puestos en el trabajo, y en todo, vaya, que eso es la igualdad, no solo una a en una palabra, aunque tambi¨¦n¡±.
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