El plan redondo: cine a la fresca en el parque de La Bombilla
El Fescinal mantiene viva en Madrid la memoria de los cines de verano de los ochenta: bullicio y precios populares
En los a?os ochenta, todo pueblo que se preciara, por peque?o que fuera, ten¨ªa un cine de verano o incluso varios. Las sillas de metal que te dejaban marcados el culo y las piernas, las abuelillas previsoras con sus cojines, ir a buscar tu asiento entre el crujir de un mill¨®n de c¨¢scaras de pipas, fumar a escondidas, el ¡°ni?a ¨¦chate la rebequita por si refresca¡±, darte la mano con tu primer novio debajo de esa misma rebeca, la brisa que balanceaba la pantalla, las rega?inas ¡°que no se escuchaaaaaaa¡± a los grupos de chaveas, los bocatas de tortilla, las primeras cocacolas... ah, claro, y las pel¨ªculas. En muchas ciudades, no es m¨¢s que un recuerdo, pero en Madrid hay un guardi¨¢n de las esencias de este cine bullanguero y popular que sobrevive al ocaso de las salas: el Festival de Cine al Aire Libre (Fescinal), m¨¢s conocido por el cine de La Bombilla.
¡°Hacemos 37 a?os con este, es un cine muy familiar, lo crearon mis padres en 1984¡å, recuerda el director, David Lluesma. Jorge Lluesma y Rita Sonlleva fueron unos grandes cin¨¦filos que pusieron en marcha el Festival de Cine Imaginario y de Ciencia-Ficci¨®n, ¡°a la altura de Sitges¡±. ¡°Como costaba mucho, Tierno Galv¨¢n les pidi¨® que idearan algo con lo que poder sufragarlo. Un d¨ªa estaban en el Retiro y se les ocurri¨®¡±, cuenta Lluesma. As¨ª, el cine de La Bombilla fue primero el cine del parque de La Chopera del Retiro, donde se hac¨ªan ¡°maratones de toda la noche, las pel¨ªculas acababan casi amaneciendo¡±. De ah¨ª, pas¨® al Templo de Devod, luego a Las Ventas y por ¨²ltimo, a su actual ubicaci¨®n, 8.500 metros cuadrados en una espectacular arboleda junto al parque del Oeste y la antigua Estaci¨®n del Norte, donde lleva ya 25 a?os. A pesar de su longevidad, sus promotores tienen que pelearlo a?o a a?o, ya que su celebraci¨®n se licita cada temporada. De hecho, el a?o pasado estuvo a punto de cancelarse por problemas burocr¨¢ticos y su comienzo se retras¨® al 31 de julio.
¡°Puf, no s¨¦, ponle que m¨¢s de medio mill¨®n¡±, calcula, a ojo, ante la pregunta de cu¨¢ntos madrile?os habr¨¢n pasado por alguna de sus localizaciones. Este ingeniero de Telecomunicaciones especializado en Imagen y Sonido de 43 a?os se siente ¡°muy orgulloso¡± de mantener vivo su legado y de que sea un lugar ¡°al que van los abuelos que fueron de ni?os con sus hijos y con sus nietos¡±. ¡°El que lo prueba, le encanta y repite¡±, promete. Y as¨ª es. No hay un mejor plan para las noches de verano que llevar a los ni?os a este cine, que conserva la memoria de los de anta?o, incluidos sus precios populares.
Una de sus m¨²ltiples gracias es que tiene dos salas, con una pantalla contra la otra. Como programan variado ¨Dalternan entre sus m¨¢s de cien t¨ªtulos grandes cl¨¢sicos con estrenos y con la recuperaci¨®n de bombazos del a?o¨D, es muy curioso y hasta c¨®mico estar llorando a moco tendido con tu drama mientras los de enfrente se r¨ªen a carcajadas o gritan de miedo, a lo que se le suma que a veces pasa un tren hacia la estaci¨®n. Los fines de semana, suelen reservar la peque?a para cine infantil y familiar, de modo que a los ni?os grandecitos se les puede decir sin miedo ni culpa ¡°ale, vete a ver tus dibus que yo me quedo con mi peli de mayores¡±.
¡°Si la cinta es muy potente, como Cruella, que ha funcionado muy bien, la pasamos en la grande y la reprogramamos¡±, aclara el director. Son dos pantallacas de 16x8 metros y 14x6, cuando ¡°las de los cines cerrados no tienen m¨¢s de 10¡å, y los proyectores, que cambiaron hace tres a?os para hacer la transici¨®n de lo anal¨®gico a lo digital, son ¡°muy potentes¡± debido a las dimensiones del lienzo y a que hay que contrarrestar la contaminaci¨®n lum¨ªnica. Otra complejidad es el sonido al aire libre, cuyo rango din¨¢mico, es decir, el volumen, controlan en todo momento con procesadores. ¡°El viento, el fr¨ªo y el aforo afectan mucho al sonido, las ondas se propagan mejor con el calor y las personas las frenan¡±, aclara el experto.
Sin pipas
Con esta, ya van dos ediciones sin pipas. ¡°No nos deja sanidad por la covid, por escupir y eso¡±, lamenta Lluesma. Otras cosas han cambiado: ya no hay hileras de asientos atados unos a otros y un espacio de mesas para cenar viendo la peli, sino que todo est¨¢ ocupado mesas para dos, tres y cuatro espectadores. En total, 160 mesas en la sala grande y 90 en la peque?a. Era la ¡°opci¨®n m¨¢s segura¡± para garantizar el metro y medio. ¡°La gente tiene mucho miedo y nosotros quer¨ªamos que estuvieran a gusto, en internet hay muy malas cr¨ªticas en actividades de ocio porque la gente no se siente segura ni se respeta la distancia¡±, explica Lluesma, para prometer que el a?o pr¨®ximo volver¨¢n los aforos de 1.400 personas ¨Del a?o pasado eran 350 y este, 750¨D las pipas, las sillas corridas, el espacio para comer aparte y el restaurante, otro lujo que tambi¨¦n se ha llevado por delante la pandemia. ¡°Seguimos ofreciendo comida, pero es tipo self service, no puedo tener 30 camareros¡±, lamenta.
Antes no pon¨ªan ninguna pega a que se llevara comida de casa o de donde fuera, pero Sanidad les ha recomendado que no se permita para tener un mayor control sobre lo que entra y se consume. ¡°Pero a nadie le vamos a decir nada porque se traiga su botellita de agua¡±, dice Lluesma, muy poco amigo de las prohibiciones. ¡°Yo pongo las m¨ªnimas normas posibles, con respeto, sobra¡±. Ese respeto que hace que sonr¨ªas si un ni?o no para quieto en su asiento o si otro no deja de berrear o si el de al lado te acaba de ba?ar en sus palomitas. El cine de verano, amigos, es as¨ª.
Comer all¨ª es un puntazo, pero hasta el propio Lluesma admite que el plan redondo es pasarse primero a merendar-cenar a Casa Mingo, la sidrer¨ªa que desde 1888 hace, sin discusi¨®n alguna, los mejores pollos asados de Madrid y en cuya terraza de arriba los ni?os pueden corretear sin peligro. ¡°Pero hay que pedir chorizo y sidra, mucha gente se vuelve loca con los pollos, pero lo suyo es el chorizo y la sidra¡±, defiende. Ah, y no olviden la rebequita: por mucho calor que haga en Madrid, en La Bombilla refresca.
D¨®nde: parque de La Bombilla, avenida de Valladolid s/n. Horario: todos los d¨ªas hasta el 12 de septiembre. El comienzo de la sesi¨®n depende del ocaso, en julio a las 22.15 y en agosto a las 22.00. Precio: las entradas se pueden comprar en taquilla o por internet. Cuesta 5,50 euros entre semana, 6 el finde y 4 los mi¨¦rcoles. Venden bocatas a 4 euros, palomitas a 2 y 3, refrescos a 2 y hamburguesas a 5. Otros cines de verano, en este mapa interactivo de Efe.
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