Matar zombis, experimentar la ausencia de gravedad o jugar al ¡®Far Cry¡¯ en la realidad virtual de Zero Latency
Esta multinacional ofrece en Madrid siete experiencias, en las que te sumerges en mundos tan cre¨ªbles que cuesta pensar que no te has movido de una sala vac¨ªa
Cuando se cae una taza de caf¨¦ al suelo, no piensas en salvar la porcelana de la abuela o en evitar un manchurr¨®n en la alfombra que te trajiste de T¨¢nger, act¨²as. Al lapso de tiempo en el que tu cerebro no analiza lo que ve sino que se traga lo que le echen y reacciona de forma autom¨¢tica se llama latencia y est¨¢ por debajo de cero segundos. En la empresa de realidad virtual Zero Latency han logrado que todo vaya tan r¨¢pido que apenas si dan tregua a tu cabeza: tus movimientos se reflejan en el juego en 0,18 segundos. ¡°El cerebro se cree nuestra realidad virtual nada m¨¢s empezar¡±, promete Alberto Marcos, jefe de ventas para Europa, Oriente Pr¨®ximo y ?frica. Y tanto: si en medio de la partida te subes las gafas, lo que no te puedes creer es que no te hayas movido de una nave oscura, di¨¢fana y vac¨ªa a pesar de haber cruzado puentes, entrado en cuevas misteriosas, caminado entre ruinas y disparado a una jaur¨ªa de malos.
Esta compa?¨ªa, presente en 24 pa¨ªses y con m¨¢s de 60 sedes, abri¨® en Madrid en 2017 y fue la primera tras la matriz australiana porque Marcos pens¨® que era una idea fant¨¢stica. ¡°Vend¨ª mi empresa de roc¨®dromos a una multinacional y me jubil¨¦ con 40 a?os. Pero me dur¨® unos meses: vi en Youtube lo que estaban haciendo tres chicos en un garaje de Melbourne, hice la maleta y me plant¨¦ all¨ª para convencerlos¡±, cuenta este asturiano de 49 a?os. M¨¢s de 150.000 personas han pasado por sus instalaciones de la capital, hay otras cuatro en Espa?a y dos m¨¢s abrir¨¢n antes de que acabe el a?o.
A pesar de que los ni?os ¡°se lo pasan bomba¡±, su p¨²blico es, sobre todo, adulto: la mayor parte tiene de 30 a 55, mientras que los adolescentes son los menos. ¡°A los chavales les encanta, pero no pueden ir sin sus padres. No es barato como los recreativos¡±, admite Marcos, que no lo considera tampoco caro: 39 euros.
A los padres tecn¨®fobos, Marcos les recuerda que no tiene nada que ver con una tablet. ¡°Es una actividad social y activa, en la que se anda entre un kil¨®metro y un kil¨®metro y medio, con un consumo cal¨®rico de una hora de spinning¡±, detalla el directivo. No solo es andar y esquivar y agacharse y atacar y defenderte, es cargar con una mochila de tres kilos, ¡°nada comparado con las del cole¡±, unas gafas 300 gramos, como el jam¨®n del bueno, y un arma de un kilo.
Tienen cuatro experiencias para mayores de 14 a?os y tres a partir de 10 o menos: la clave es que midan m¨¢s 1,40 cm, que puedan con el peso y elegir una acorde a su edad. Las m¨¢s impactantes (y aterradoras) son Outbreack Origins, Undead Arena y Zombie Survival, matar zombis con distintos escenarios y guiones. Engineerium, en cambio, es para toda la familia porque no hay ¡°ni armas ni sangre¡± y supone trasportarse a un ¡°mundo imaginario donde no existen los l¨ªmites de la gravedad¡±. Mission Maybe tambi¨¦n est¨¢ enfocado a un p¨²blico infantil en un entorno de dibujos animados en el que ¡°se disparan flores¡± y hay una tercera actividad apta para los medianos, Singularity, que ¡°se sit¨²a en una estaci¨®n espacial y te enfrentas a robots, sin excesivo realismo¡±.
A ellas se acaba de sumar Far Cry, que supone todo una revoluci¨®n, ¡°lo mejor que existe a nivel mundial¡±, ya que es ¡°la primera vez que se adapta un videojuego de ¨¦xito¡±, con m¨¢s de 60 millones de copias vendidas para consola. Como ocurri¨® con Netflix, hasta ahora los grandes estudios de videojuegos, los llamados Triple A, los miraban por encima del hombro. Pero Zero Latancy puso encima de la mesa a sus 1.700.000 clientes y entonces s¨ª, los responsables de Ubisoft levantaron una ceja. Dos millones de euros ha costado la adaptaci¨®n, que han hecho sus propios creadores. En concreto, se trata de Far Cry 3, en el que el jugador llega a una isla paradisiaca y lo capturan el pirata Vass y sus secuaces, de los que hay que huir y contra los que hay luchar para salvar la vida. En el juego te matan, por supuesto, pero poco. ¡°Pasas a estar virtualmente fuera 10 segundos, en los que la pantalla se vuelve gris y vuelta a empezar¡±, relata Marcos.
En la entrada, un enorme local pintado de negro atravesando un patio en mitad de la calle Pradillo, el monitor Jonathan Granada despide a unos jugadores y recibe a otros. ¡°Es maravilloso, espectacular, superchulo¡±, adelantan los que se van, Fernando, de 39 a?os, y Javi, de 38 a los que acaban de llegar, David Lobillo y Candela Aguado, de 13 a?os, acompa?ados de su madre y de su abuelo. Ninguno de los cuatro hab¨ªa jugado antes al Far Cry.
El monitor explica con much¨ªsima gracia a los participantes las reglas ¨D¡±no correr, no saltar, no intentar acabar con los malos en plan Rambo, a pu?etazos, patadas o empujones porque solo los matan las balas virtuales¡±¨D y el funcionamiento, sencill¨ªsimo, de los equipos. Una vez dentro, vigila el curso de la partida en unos monitores en los que ve lo que ven los jugadores y les ayuda por los auriculares en caso de necesidad. Cuenta que hay ¡°gente que juega como si fueran aut¨¦nticos marines y que preguntan si en la mochila hay granadas para lanzar¡± y recuerda a una ni?a de nueve a?os que lleg¨® a un lago y se tap¨® la nariz para saltar al agua.
Al ponerse las gafas y seleccionar su alias, el jugador empieza a alucinar porque la sala se convierte en el mundo azul y cuadriculado de Tron. Cuando empieza el juego, sigue alucinando al ver a sus compa?eros transformados en personajes de Lara Croft. Pero cuando ya alucina del todo es al ver saltar las esquirlas de los disparos o la estela que dibujan las flechas de la ballesta. Al minuto, ya est¨¢ completamente dentro.
La experiencia, con gr¨¢ficos muy logrados y similares a los de la PlayStation 4, es realmente ¡°entretenida, curiosa, interesante, distinta a todo¡±, comenta a la salida el abuelo, Jos¨¦ Luis Aguado, de 74 a?os que nadie le echar¨ªa, vaqueros y All Stars. A Candela, que ha tenido dos contactos previos con la realidad virtual, le ha gustado ¡°mucho, pero mucho¡±. ¡°Me he pasado toda la partida pensando que iba a ser devorada por un tigre y los fantasmas me han dado miedo¡±, relata, todav¨ªa con el subid¨®n de la adrenalina. ¡°Es muy divertido, intenso y realista, hab¨ªa veces en las que parec¨ªa que los malos se te iban a tirar encima¡±, resume David, al que lo que m¨¢s le ha gustado es ¡°ver tortugas gigantes, tiburones enormes y medusas nadando en el aire¡±. Se le ha hecho corto y no para de preguntar a su madre, a la que le duele todo, cu¨¢ndo volvemos.
D¨®nde: calle Pradillo, 54. Horario: de martes a viernes de 16.00 a 21.00 y s¨¢bados y domingos de 11.00 a 22.00. Conviene reservar como m¨ªnimo con una semana de antelaci¨®n y son ocho jugadores por sesi¨®n, por lo que la empresa ir¨¢ completando hasta alcanzar dicho n¨²mero. Se pide mascarilla si no son convivientes y a metro y medio de distancia salta una alarma de proximidad en el visor. Duraci¨®n: la experiencia es una hora, de la que 30/40 minutos son de juego y el resto, de explicaci¨®n y colocaci¨®n de equipos. Precio: 39 euros, 29 los martes. No apto para personas con discapacidad f¨ªsica ni visual ni auditiva, personas con dolencias cardiacas o embarazos avanzados.
Realidad virtual para los m¨¢s peque?os
Los m¨¢s grandes pueden jugar a los marcianitos o cazar fantasmas por precios y tiempos similares. Para 10, 12 y 14 a?os, la actividad es de 25 minutos por 20/25 euros seg¨²n el d¨ªa de la semana y las tem¨¢ticas van desde enfrentarse a otro equipo por capturar una bandera a luchar contra los alien¨ªgenas.
Si tienes alguna propuesta interesante o te gustar¨ªa que en la secci¨®n se abordara alg¨²n tema concreto, escribe a vtorres@elpais.es. Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra nueva newsletter sobre Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.