¡®OREO¡¯, la perra que convive con Emilia en un centro de acogida de personas sin hogar
Una mujer convive junto a su mascota en el Centro de Acogida de Baja Exigencia
Emilia (nombre ficticio) tiene la mirada hecha al cielo y no puede evitar desviarla hacia la ventana de la sala cuando habla. Las avionetas del Aeropuerto de Cuatro Vientos sobrevuelan el Centro de Acogida de Baja Exigencia -de acogida para personas sin hogar, de baja exigencia que hay m¨¢s accesibilidad para personas con adicciones, discapacidad o edad avanzada-. ¡°Los primeros domingos de mes tenemos show, hacen unos ejercicios en picada que son una maravilla¡±. El 22 de febrero Emilia har¨¢ cuatro a?os en el centro, lo sabe porque recuerda cada fecha de memoria: el d¨ªa que se fue a Per¨² y acab¨® en la c¨¢rcel, el d¨ªa que volvi¨®, el d¨ªa que empez¨® a dormir en un cajero en Nueva Numancia, el d¨ªa que entr¨® en el Centro, el d¨ªa que conoci¨® a su expareja con la que se escapaba para consumir, el d¨ªa que lleg¨® la ni?a a su vida.
La ni?a es Oreo, una peque?a perra negra con manchas blancas en el pecho que dormita bajo la mesa, la han esterilizado recientemente y todav¨ªa no puede hacer esfuerzos. Es sociable y lo demuestra cuando se pasea por el centro, se para cada poco para que los residentes la saluden y acaricien. Oreo estuvo seis meses viviendo en la calle con Emilia: mendigaban en el metro, en los supermercados y dorm¨ªan en el cajero, hasta que el trabajador social de Emilia las encontr¨® e invit¨® a desayunar. De ah¨ª, cada una pas¨® a un Centro: Emilia al de personas en situaci¨®n de calle y Oreo al de Protecci¨®n Animal de Madrid Salud que est¨¢ justo en la acera de enfrente. Pronto Oreo pudo unirse a Emilia -tanto el Centro Puerta Abierta como el Centro Juan Luis Vives admiten perros de compa?¨ªa-.
¡°Puedo entrar y salir siempre que quiera pero mi responsabilidad es Oreo. Tuve una ¨¦poca muy mala en la que me escapaba para consumir. Hasta que me dijeron ¡®Emi, mira por ti, si no, no vas a poder cuidar de ella¡¯¡±. Fue entonces cuando decidi¨® autoingresarse en el Centro San Juan de Dios en Ciempozuelos. All¨ª estuvo tres semanas en rehabilitaci¨®n pero no pudo soportar estar lejos de su perra -a la que llevaron, de nuevo, a la protectora- as¨ª que pidi¨® volver para estar con la perra. La psiquiatra le amenaz¨® con que tendr¨ªa que ir a un piso sin Oreo. Emilia llam¨® una amiga y se fue.
Recuper¨® su plaza y se trajo a Oreo consigo. ¡°Sin ella yo no habr¨ªa luchado tanto, habr¨ªa perdido la fuerza. Es mi salvaci¨®n, mi hija adoptiva¡±. Emilia tiene dos hijos a los que dej¨® de ver cuando eran peque?os aunque a veces va a Aranjuez a observarles desde lejos cuando salen del instituto. Ahora Oreo y Emilia s¨®lo se tienen la una a la otra, aunque tambi¨¦n han aprendido a estar separadas, antes iban juntas a todas partes. ¡°De lunes a viernes, me levanto, saco a mi ni?a y voy a un curso de inform¨¢tica en Banco de Espa?a. Por la tarde, suelo ir al polideportivo ?Que me entra la ansiedad? piscinita y gimnasio¡±. Emilia adem¨¢s intenta mantener una red de protecci¨®n contra s¨ª misma: no coge la l¨ªnea circular del metro porque Carpetana es zona de peligro, tampoco tiene m¨®vil para evitar llamar a quien no debe o que le llamen viejos fantasmas. Los 400 euros que recibe de la Renta M¨ªnima de Inserci¨®n lo gestiona su trabajador social, ella guarda tres euros al d¨ªa que suele gastar en tabaco y, cuando no le gusta la comida, en hamburguesas de un euro.
El jard¨ªn es grande y tiene dos peque?os huertos, uno en la entrada y otro que comparten con los vecinos de la zona. Oreo olfatea el jard¨ªn buscando conejos. ¡°Nena, nena, ven aqu¨ª. No te rasques¡± le pide con cari?o a la perra. ¡°Hola preciosa ?qu¨¦ tal en el hospital? Ahora comemos y me cuentas¡± le dice a otra de las residentes. Emilia ofrece cigarros, se pasea y fuma tranquila. ¡°En el confinamiento otro compa?ero y yo hicimos un bote com¨²n y compramos tabaco solidario para los que no ten¨ªan dinero. Si t¨² tratas con cari?o a la gente, la gente responde, no hay m¨¢s que eso¡±.
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