La f¨®rmula ideal para tener ¨¦xito con un curr¨ªculum: hacerlo en v¨ªdeo
El veintea?ero David Ruiz Gamarra ha levantado el furor en redes sociales con una idea que supera el medio mill¨®n de visitas y las ofertas de trabajo se multiplican
A David Ruiz Gamarra a¨²n no le ha dado tiempo de abrir la boca cuando llega una de sus compa?eras de piso. Viene de hacer una entrevista de trabajo:
- ?C¨®mo ha ido?
- No se hab¨ªan le¨ªdo ni mi curr¨ªculum.
El del valenciano de 24 a?os tampoco lo le¨ªa nadie. Y la realidad es que ahora tampoco lo hacen, aunque por otras razones. Ahora el suyo no es una hoja de pdf, sino que hay que verlo y escucharlo, dura algo m¨¢s de cuatro minutos y ha llegado a m¨¢s de medio mill¨®n de personas. Desde que colg¨® el v¨ªdeo en el portal de empleo LinkedIn hace unas semanas, su tel¨¦fono no para. La misma ma?ana del encuentro en su casa de Plaza El¨ªptica, al sur de Madrid, ha tenido una entrevista a las 9.30. Esta vez eran de Barcelona, pero le han llamado de Bilbao, Zaragoza, Valencia, y tambi¨¦n de Latinoam¨¦rica.
Llevaba siete meses trabajando de teleoperador, escuchando seis u ocho horas al d¨ªa quejas de clientes enfadados. Luego dedicaba otras tres a su otra labor: buscar un empleo en el mundo audiovisual. ¡°Por mucho que insistieras no te le¨ªan el curr¨ªculum o no hab¨ªa respuesta. Cuando la hab¨ªa eran plantillas que dec¨ªan: ¡®Necesita m¨¢s tiempo de experiencia¡±, cuenta. El clima era compartido en todo el piso: o no ten¨ªan trabajo o el que ten¨ªan no les gustaba. Agobio y desesperaci¨®n in crescendo. Y en junio pet¨®. Lleg¨® a la cima y decidi¨® hacer el v¨ªdeo, que empieza alto y claro: ¡°Me llamo David Ruiz Gamarra y sigo buscando curro de lo m¨ªo¡±.
Lo public¨® durante un descanso y no lo volvi¨® a mirar hasta el d¨ªa siguiente. En menos de 24 horas hab¨ªa salido en un par de medios locales, ten¨ªa 80 mil visitas en LinkedIn y centenares de personas lo hab¨ªan compartido en Instagram. Un CV audiovisual en el que, mientras cuenta de d¨®nde viene y enumera sus pinitos en el cine y las pantallas, salpica iron¨ªa sobre la precariedad de la propia profesi¨®n y las dificultades de meter cabeza en un mundo laboral donde destaca eso de ¡°tener o no tener contactos¡±. Su situaci¨®n y la de las tres amigas con las que convive en la capital, pero tambi¨¦n la de una generaci¨®n entera que, como ¨¦l, viene a Madrid para buscar trabajo y cumplir el sue?o de dedicarse a lo que les gusta. ¡°La sensaci¨®n de terminar los estudios y no saber ni d¨®nde ir es frustrante. Muy frustrante¡±, repite. ¡°Llevamos viendo compa?eros que se han ido de aqu¨ª¡ ?Cu¨¢ntos?¡±, pregunta Ruiz a la compa?era con la que hizo el m¨¢ster, que pulula por el piso. ¡°La mayor¨ªa¡±, contesta. Y ¨¦l completa: ¡°Cuando ves que la pe?a se pira porque no hay trabajo, compa?eros que son buenos, es un baj¨®n de autoestima tremendo. Dices: en un par de meses estoy como ellos¡±.
Entre las felicitaciones, propuestas de trabajo y el apoyo de la legi¨®n de gente que ha compartido y comentado la iniciativa de Ruiz, hay una respuesta que predomina sobre el resto: ¡°?nimo, estoy igual¡±. ¡°Estar a expensas de una respuesta que no sabes si te va a llegar, participar en una oferta de empleo para la que hay miles de personas que han aplicado en menos de una hora¡¡±, define Ruiz. ¡°Te acojonas¡±.
?l lleg¨® a Madrid hace tres a?os. Vino de Castell¨®n ¨Cdonde estudiaba¨C para cursar el ¨²ltimo a?o de Comunicaci¨®n Audiovisual y engordar la agenda de contactos. En la maleta para mudarse a Getafe llevaba 600€ de su ¨²ltimo sueldo en el Burguer King y la ilusi¨®n de no saber lo que espera al otro lado. Acto seguido canta de memoria las ETT (Empresa de Trabajo Temporal) a las que se apunt¨® para ganar dinero. Un d¨ªa, camarero en un restaurante, otro d¨ªa en otro, al siguiente en una discoteca. ¡°A veces no llegaba a clase porque hab¨ªa currado hasta las seis de la ma?ana. No te da la vida, pero necesitas pasta. No era una opci¨®n volver a Valencia¡±. Trabajar para vivir en una ciudad en la que no da tiempo a estudiar lo que quieres, pero a la que has ido precisamente a eso. ¡°Al final tienes una crisis de identidad que no sabes ni lo que quieres. Yo quiero pagarme el piso, no quiero hacerme carrera de camarero¡±.
Consigui¨® pr¨¢cticas en una productora de cortometrajes. ¡°No remuneradas, pero por lo menos eran de lo m¨ªo. Iba como Mortadelo con el disfraz de camarero en la mochila por si me llamaban¡±. Con todo, le dio tiempo a poner en pie una webserie, Garabatos, con la ayuda de unos cuantos que, como ¨¦l, estaban all¨ª por amor al arte. ?El sueldo? Los bocatas que Ruiz se levantaba a hacer a las siete de la ma?ana. Cuando acab¨® la carrera vino el inevitable m¨¢ster (¡°es pr¨¢cticamente una imposici¨®n¡±) y la mudanza al barrio de Usera. Para estas pr¨¢cticas no iba a trabajar gratis. ¡°Es absurdo tener que depositar m¨¢s dinero en una formaci¨®n que se supone que ya te han dado. Te das cuenta de que necesitas pagar para trabajar¡±. La empresa en la que trabajaba como realizador quer¨ªa renovarle el contrato. Pero vino la pandemia.
Ahora lo de teleoperador lo ha dejado. Atiende entrevistas y llamadas de gente interesada en su perfil y escucha todas y cada las ofertas que le llegan de marketing, publicidad y alg¨²n proyecto sin concretar. Pero todav¨ªa espera, y no para de buscar m¨¢s opciones. ¡°Hay una generaci¨®n de chavales en la cantera, mirando el partido, deseando salir a jugar¡±, explica con enfado. ¡°Es triste. Y da mucha rabia. En el v¨ªdeo hay mucha rabia¡±. Antes de coronar su CV audiovisual con un final a lo Forrest Gump, aparece un plano que enfoca desde la ventana de su piso al cielo de la capital mientras suena su voz en off, que dice: ¡°A veces se me olvida qu¨¦ hago por Madrid. Por qu¨¦ he venido. Pero aqu¨ª estamos: tirando, ?no? Eso es lo que se dice en estos casos¡±.
Por amor al arte
Ruiz habla de su comienzo en el mundillo sobre una pared decorada por sus compa?eros con un collage de carteles de cine; La Mala Educaci¨®n, Utop¨ªa o Los lunes bajo el sol ¨Cuna de sus favoritas-. ¡°Mi padre es un friki de las pel¨ªculas, sobre todo de terror, y se me junt¨® con que tengo rachas de insomnio¡±, cuenta. As¨ª que desde peque?o se quedaba por la noche vi¨¦ndolas con ¨¦l. A los 15 a?os empez¨® a coleccionar los film que sobraban de las colecciones de peri¨®dicos que vend¨ªa su t¨ªa abuela en el quiosco. ¡°Luego descubr¨ª Filmaffinity y ya me volv¨ª loqu¨ªsimo¡±. Una locura por el cine que primero le llev¨® a intentarlo delante de las c¨¢maras, como int¨¦rprete, pero que despu¨¦s le hizo preferir estar detr¨¢s. ¡°Yo veo las cosas por planos. Pienso en im¨¢genes, me las imagino incluso con un ritmo¡±. Por eso le gustar¨ªa escribir las mismas pel¨ªculas que dirigir¨ªa, en un futuro.
En su casa, la pasi¨®n por el cine se deja clara desde el sal¨®n, aunque la piel tatuada del valenciano tambi¨¦n lo delata desde el principio. De los ocho tatuajes que colecciona, tres son un homenaje al s¨¦ptimo arte. El perro de Agallas, el perro cobarde, una serie de dibujos animados en la que cada cap¨ªtulo se inspira en una pel¨ªcula de terror, La naranja mec¨¢nica, y la mano con hormigas de Dal¨ª que aparece en Un perro andaluz.
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