Asfalto m¨ªo
No hay nada m¨¢s madrile?o que reenamorarse de la ciudad en septiembre
Truenos, rayos, tormentas. Se rompe la oscuridad de la habitaci¨®n. Uno se despierta en plena madrugada sabiendo que ya es septiembre. La ciudad se encarga de recordar que estamos de vuelta, que ansiaba el regreso al asfalto de sus vecinos. Atr¨¢s quedan las buganvillas, los paseos por la orilla, las tardes infinitas de chiringuitos. Madrid se reclama otra vez como epicentro, y cada vez m¨¢s azotado por fen¨®menos extremos de ¡®danas¡¯, ¡®filomenas¡¯ y olas de calor. Pero en el Palacio de Cibeles andan de ¡°retroceso medioambiental¡±, como ha dicho el propio Defensor del Pueblo.
No hay cosa m¨¢s madrile?a en estos d¨ªas que volver con cara larga del verano, desmoronarse casi en las eternas colas para coger un taxi en el aeropuerto de Barajas (?nadie podr¨ªa organizarlas algo mejor?) y¡ reenamorarse de la villa y corte a las pocas horas al pisar su eterno asfalto. No hay mayor flechazo en septiembre que andar como si fuera la primera vez por la Gran V¨ªa. El ne¨®n levanta el ¨¢nimo, y mucho. Es ver las calles llenas a las puertas del oto?o lo que te hace olvidar las cremas solares y sentir que vives en la mejor ciudad.
Y con ganas de caminar con prisa llegan los madrile?os en estos tiempos de doble pauta. En esta urbe a la que han llegado peque?os oasis tambi¨¦n durante el est¨ªo para reconfortarnos en la temporada que se abre como la exquisita librer¨ªa La Mistral en la traves¨ªa del Arenal, con los aires porte?os de Andrea Stefanoni. Qu¨¦ alegr¨ªa que en el centro haya islas donde acariciar las rugosas portadas de los poemarios de Sylvia Plath, husmear para llevarse viejas joyas de Enrique Vila-Matas y coger al vuelo un ensayo de Dan Fox. Hasta con escalera para subir a lo alto de las estanter¨ªas.
Con Lorca siempre presente. Volvemos a pisar estas baldosas capitalinas tambi¨¦n con la indignaci¨®n de que en pleno agosto hayan vuelto las placas de la calle del General Mill¨¢n Astray, antes dedicadas a la maestra Justa Freire. Pues s¨ª, tenemos un problema con la memoria en esta ciudad y en este pa¨ªs. No es una cosa del pasado, no se trata de remover, sino de que todos sepamos lo que sucedi¨®, especialmente las generaciones m¨¢s j¨®venes. Todo ello con el silencio y la equidistancia de un alcalde que ha decidido estar m¨¢s pendiente de hacer tuits hablando de las alpargatas de Pedro S¨¢nchez durante el verano, pol¨ªtica de esparto de Almeida en mitad de la crisis de Afganist¨¢n. Pero qued¨¦monos con esa imagen de Torrej¨®n como puerta de entrada a Europa de los que han conseguido escapar del horror talib¨¢n.
El nuevo curso llega tambi¨¦n con sonidos repetidos. La presidenta, Isabel D¨ªaz Ayuso, vende una rebaja fiscal eliminando impuestos propios. Detr¨¢s de los titulares, s¨®lo ser¨¢n 70 c¨¦ntimos por madrile?o. Pero hay ideolog¨ªa siempre escondida en los fr¨ªos n¨²meros, como que Madrid es la autonom¨ªa que menos invierte en Sanidad en relaci¨®n a su PIB. Vuelve septiembre, vuelve Madrid. Nos vemos en las calles, nuestra verdadera religi¨®n. Asfalto m¨ªo.
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