?Cu¨¢l es el ¡®skyline¡¯ de Madrid?
La capital no tiene un perfil demasiado identificable: los hitos arquitect¨®nicos est¨¢n dispersos por el territorio y no es f¨¢cil verlos formando una continuidad. Sin embargo, reformas como la de las Torres de Col¨®n o la del solar de Azca prometen la imagen de postal que caracteriza a las grandes urbes
Muchas personas piensan que Madrid tiene un problema con su relato, con su imagen, con su marca ciudad, en estos tiempos en los que las grandes urbes se ven impelidas a competir en el gran mercado de las ciudades globales. A Madrid le faltan hitos arquitect¨®nicos (similares al Big Ben en Londres o la torre Eiffel en Par¨ªs) o naturales (no tiene ni bah¨ªa, ni promontorio, ¡°aqu¨ª no hay playa¡±, dice la famosa canci¨®n). Es decir, Madrid lo tiene dif¨ªcil para competir en cuesti¨®n de bonitas im¨¢genes de postal. Para colmo, ni siquiera tiene un skyline demasiado memorable o identificable (a la ciudad se la ha llamado mucho ¡°poblach¨®n manchego¡±), aunque este ha ido cambiando con el paso del tiempo y sigue haci¨¦ndolo en estos mismos momentos.
Los tres skylines de Madrid
¡°El perfil de Madrid siempre ha sido una preocupaci¨®n¡±, dice Jos¨¦ Mar¨ªa Ezquiaga, arquitecto, urbanista y ex decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM). ¡°El skyline es un elemento identitario muy importante, mediante el cual muchas ciudades establecen su marca¡±. Pero, ?cu¨¢l es el skyline de Madrid? Podr¨ªan citarse varios. El m¨¢s cl¨¢sico es el que se ve cuando se llega por el sur, asomando por encima del r¨ªo Manzanares, la llamada cornisa (ese desnivel que es la peculiaridad orogr¨¢fica m¨¢s rese?able de la urbe) donde se encaraman el Palacio Real, la catedral de la Almudena y la bas¨ªlica de San Francisco el Grande; tambi¨¦n se ven en segundo plano la Torre de Madrid y el edificio Espa?a.
¡°Es una vista no muy com¨²n, que solo me recuerda a la del palacio real de Budapest¡±, observa el arquitecto Ignacio Garc¨ªa Casas, que hizo su carrera en el Ayuntamiento y es autor del libro Arquitectura en Madrid: gu¨ªa para conocer sus edificios (Ediciones La Librer¨ªa). Pero este paisaje s¨ª que fue com¨²n en varias ¨¦pocas del arte espa?ol, por ejemplo, en La pradera de San Isidro de Goya. ¡°El problema es que entrando por el camino de Alcal¨¢ de Henares (la calle Alcal¨¢) o por Hortaleza el perfil de Madrid era m¨¢s difuso, y es precisamente por el noroeste por donde la ciudad alcanza gran desarrollo¡±, dice Ezquiaga. El skyline cl¨¢sico hab¨ªa quedado lejos de los principales centros de actividad.
Otro skyline madrile?o podr¨ªa ser el de la Gran V¨ªa, ya sea en plaza de Espa?a, donde est¨¢n los citados edificio Espa?a y Torre de Madrid, la vista del edificio Metr¨®polis que fue motivo de un famoso cuadro de Antonio L¨®pez, o el perfil del edificio Telef¨®nica que se puede ver desde diferentes puntos de la ciudad. En cualquier caso, la Gran V¨ªa lo tiene dif¨ªcil para ser un skyline solvente, porque no hay lugar donde mirarla con cierta perspectiva. Todo son estrecheces, contrapicados y cuellos doblados ante el cielo.
El tercer posible skyline ser¨ªa el asociado a la Castellana: desde ciertos puntos de la ciudad es posible ver el pu?ado de rascacielos de Azca (como la Torre Picasso, durante alg¨²n tiempo la m¨¢s alta de la ciudad), Puerta de Europa (las inclinadas torres Kio donde Alex de la Iglesia, en la pel¨ªcula El d¨ªa de la bestia, predijo el nacimiento del anticristo) y las Cuatro Torres Business Area, que tal vez formen lo m¨¢s parecido a un skyline, sobre todo si por skyline se nos viene a la cabeza el perfil por excelencia, que son los rascacielos de Nueva York. No es el caso: ¡°Madrid es una ciudad bastante plana: la altura media es de seis plantas¡±, se?ala Garc¨ªa Casas.
Otro problema del skyline madrile?o es que los hitos arquitect¨®nicos est¨¢n dispersos por el territorio de modo que no es f¨¢cil verlos formando una continuidad. Eso s¨ª, existe una especie de skyline mental e imaginado (o deseado) que aparece en algunas im¨¢genes promocionales en las que se junta la silueta de algunos de los edificios citados y de otras construcciones como el pirul¨ª de Torrespa?a, el Palacio de Telecomunicaciones, la Puerta de Alcal¨¢ o, incluso, estatuas como la fuente de la Cibeles o el Oso y el madro?o.
Las ciudades mutan constantemente y as¨ª lo hace su skyline. Por ejemplo, en los ¨²ltimos tiempos est¨¢ en reformas la parte superior de las Torres de Col¨®n, el famoso enchufe, querido por algunos y odiado por otros, que ser¨¢ sustituido por otra estructura en la cima de un edificio cuya principal particularidad es el haber sido construido colgado, es decir, empezando la casa por el tejado. En el solar de Azca, delante del ca¨®tico edificio de El Corte Ingl¨¦s (Castellana, 69) y cerca de donde ardi¨® la Torre Windsor (por cierto, en el desmantelamiento de las ruinas quemadas particip¨® Garc¨ªa Casas), ahora se levanta la Torre Titania, la gran empresa de distribuci¨®n planea construir un nuevo edificio de oficinas, aunque parece que no alcanzar¨¢ gran altura.
A las Cuatro Torres Business Area le ha salido una hermana peque?a que albergar¨¢ un campus universitario. ¡°La quinta torre se ha quedado peque?a en comparaci¨®n con las otras cuatro, uno se pregunta, ?qu¨¦ hace esa enana ah¨ª?¡±, dice Garc¨ªa Casas, ¡°adem¨¢s rompe la formaci¨®n que guardan las otras cuatro¡±. Y, por supuesto, la tan discutida operaci¨®n Madrid Nuevo Norte que, no lejos de las cuatro torres, levantar¨¢ al menos tres m¨¢s, dos de ellas de altura similar a las cuatro torres y otra m¨¢s alta, que ser¨¢ el techo de Madrid. ¡°Creo que intentar vender la ciudad con edificios de gran altura es una opci¨®n muy tur¨ªstica, y como desarrollo es cuestionable: los tiros deber¨ªan ir por otro lado, tal vez por lo ecol¨®gico¡±, se?ala el arquitecto.
?Para qu¨¦ sirve un rascacielos?
Siguiendo el ejemplo eterno de Nueva York muchas ciudades del mundo han querido replicar los grandes rascacielos como un s¨ªmbolo del avance y el poder¨ªo de la ciudad, o al menos de ciertos sectores de la sociedad. ¡°Los grandes edificios siempre han perseguido ser una muestra de poder¡±, dice Ezquiaga, ¡°la iglesia trat¨® de mostrar su poder con las catedrales, y es frecuente que las dictaduras lo hicieran con edificios imponentes. Ahora los rascacielos son una muestra del poder de las grandes corporaciones¡±. Pero, a veces, el s¨ªmbolo de una ciudad puede ser algo tan modesto como una peque?a estatua de una hermosa sirena al borde del mar, como ocurre con Copenhague.
No est¨¢ claro que competir en la carrera de los rascacielos sea una buena idea. Muchas ciudades asi¨¢ticas o del golfo p¨¦rsico (Singapur, Hong Kong, Dubai, Taipei, y muchas de esas enormes urbes chinas desconocidas en Occidente a pesar de su tama?o mastod¨®ntico) han promovido una intensa construcci¨®n de rascacielos con la que es dif¨ªcil igualarse. Tampoco hace falta: ¡°La modernidad de una ciudad no est¨¢ en sus edificios, sino en su gente, en su creatividad. Una ciudad puede mostrar su modernidad por su gastronom¨ªa, su arte, su innovaci¨®n cient¨ªfica, su liderazgo o su actividad empresarial. No es una cuesti¨®n de rascacielos¡±, concluye Ezquiaga.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.