Perrear hasta abajo
Tengo la sensaci¨®n de que el mundo est¨¢ haciendo un retroceso y no s¨¦ si ya era as¨ª o es algo que va sucediendo a medida que avanzas
Hace poco qued¨¦ con unas amigas en una terraza de Madrid. Ven¨ªan dos con la mascarilla puesta, una con la mascarilla bajo la nariz y otra que no la llevaba puesta, pero me salud¨® con el codo. Ya no sabemos ni c¨®mo saludarnos.
Nos sentamos a la mesa y, aunque todas coincidimos en que ya nos apetece perrear hasta abajo, tambi¨¦n es palpable que el ambiente est¨¢ enrarecido y que hay una especie de desasosiego generalizado y una extra?a sensaci¨®n de que algo va a pasar.
La historia es una consecuci¨®n de guerras por todas partes; la p¨²nica, la napole¨®nica, la del Peloponeso, guerras que deciden empezar unos pocos que pueden fletar aviones, barcos, huir del pa¨ªs, esconderse, para que las sufran aquellos que no hemos podido opinar al respecto. Las guerras las empiezan dos personas que nunca van a enfrentarse entre s¨ª.
Dice Eli que lo que m¨¢s le eriza la piel, es que despu¨¦s de una Primera Guerra Mundial, hubo una segunda. Pues deja en el cuerpo la sensaci¨®n de que se podr¨ªa contemplar la opci¨®n de seguir contando. Mires por donde mires hay cat¨¢strofes, salvo que no quieras ver nada.
¡ª?Que tambi¨¦n ocurre!¡ª, a?ade Ali. Lo dice por algo, nunca habla por hablar, pero parece que no quiere contarlo.
Ayer le¨ª, comento, que en Texas los agentes fronterizos est¨¢n frenando a los refugiados haitianos con algo semejante a un l¨¢tigo, montados a caballo. Es como en las pel¨ªculas de esclavos que ya vemos con cierto sosiego, porque claro, eso ya no pasa, cuando lo cierto es que, de todo lo malo, algo sigue pasando en alguna parte. Y todos deseamos que esa parte no sea ¡°aqu¨ª¡±, incluidos todos aquellos que lo viven¡ en alguna parte.
Tengo la sensaci¨®n de que el mundo est¨¢ haciendo un retroceso y no s¨¦ si ya era as¨ª o es algo que va sucediendo a medida que avanzas. Hace un mes falleci¨® mi t¨ªo m¨¢s guay.
Y le dije a mi madre: ¡°Madre m¨ªa, cu¨¢nta gente se muere¡±. Me contest¨®: ¡°No es que se mueran hija, es que t¨² te haces mayor¡±. Y fue una bofetada de realidad que no necesitaba, pero que no conviene evitar.
Somos finitos. No vamos a estar aqu¨ª para siempre y toma un significado a¨²n m¨¢s importante al pensar que cuando t¨² te vas, quedan los tuyos yo flipo con la mierda de mundo que les estamos dejando.
Ya tengo una edad en la que cuando hablo con los amigos, les pregunto c¨®mo est¨¢n sus padres. No siempre es f¨¢cil ser conscientes de nosotros mismos, de lo importante que es significarnos, aunque solo sea de vez en cuando.
Tengo escalofr¨ªos de caos, de una crispaci¨®n de la que a veces me hago part¨ªcipe y luego me siento mal porque estar as¨ª no le conviene a nadie. Pero tambi¨¦n muchas preguntas que me sirven sin respuesta solo por el placer de saber que podemos anhelar perrear hasta abajo mientras nos cuestionamos algunas cosas.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.