Misticismo y Cultura Pop en ¡®Apoteosis¡¯, la nueva exposici¨®n de Roberto Maj¨¢n
La galer¨ªa de arte La Fiambrera inaugura la muestra ¡®Apoteosis¡¯, donde el artista Roberto Maj¨¢n confiere un halo de divinidad a los grandes referentes culturales de los siglos XX y XXI
Roberto Maj¨¢n (Soria, 1968) es autodidacta. Cuando era chaval no exist¨ªan las escuelas de ilustraci¨®n, tan en boga hoy en d¨ªa, as¨ª que le toc¨® aprender a dibujar por cuenta propia. Curioso y erudito, Maj¨¢n pic¨® de aqu¨ª y de all¨¢ hasta conformar un imaginario propio donde resuenan los ecos morales y est¨¦ticos de todo el cine asimilado, de toda la m¨²sica absorbida, de todos los libros aprehendidos. Para Apoteosis, la muestra que puede verse en La Fiambrera Art Gallery hasta el 28 de noviembre, el artista ha confeccionado su particular santuario de ¨ªdolos; un muy personal ¡°pante¨®n majaniano¡±, tal como lo define el texto que introduce el recorrido, ante el que, no obstante, cualquier devoto del arte y la cultura se sentir¨¢ llamado a la veneraci¨®n.
Casi medio centenar de acuarelas dan cuerpo a un itinerario que abre con San Sebasti¨¢n de los monos y cierra con Las dos Fridas. ¡°Esta es la ¨²nica obra que no es un retrato¡±, cuenta Maj¨¢n refiri¨¦ndose a la imagen con la que da comienzo Apoteosis, ¡°y he querido conferirle un lugar especial porque, de alguna manera, es la pieza en torno a la cual orbita el resto de la exposici¨®n¡±. Un m¨¢rtir, San Sebasti¨¢n, convertido en icono gay para aquellos que, como Maj¨¢n, se construyeron como tales antes de la d¨¦cada de los 80, a falta de otros referentes. ¡°No ten¨ªamos ni conocidos, ni amigos, ni familiares sobre los que proyectarnos, as¨ª que edificamos nuestra identidad sexual a partir de elementos del mundo de la cultura¡±.
En Las dos Fridas, pieza con la que concluye la muestra ¡ª a decisi¨®n de Maite Valderrama y Ruth L¨®pez-Di¨¦guez, comisarias y due?as del espacio expositivo ¡ª, el artista se introduce a s¨ª mismo en la obra al pintar a su hija en brazos de Frida Khalo. ¡°Frida siempre dese¨® ser madre, pero tuvo much¨ªsimos abortos¡±, cuenta Maj¨¢n. ¡°Aqu¨ª, de alguna manera, intento otorgarle el don de la maternidad al ponerle en brazos a mi hija, que de alguna manera es tambi¨¦n la suya, pues es por ella que lleva el nombre de Frida¡±, a?ade.
La particular marcha feligresa a la que invita Apoteosis, albergada por los arcos de medio punto en ladrillo que confieren a los bajos de La Fiambrera el aura de un mausoleo, acoge los divinos retratos de, entre otros tantos, Janis Joplin, Bob Dylan, Alaska, Elvis Presley, Nina Simone, Ram¨®n Mar¨ªa del Valle-Incl¨¢n, Benito P¨¦rez Gald¨®s, Divine, David Bowie, Ian Curtis, Morrisey, Roy Orbison, Franco Battiato o Little Richard. De la pieza dedicada a este ¨²ltimo Maj¨¢n se muestra especialmente orgulloso.
¡°La biograf¨ªa de Little Richard es apasionante. Duod¨¦cimo de sus hermanos, naci¨® en una familia de adventistas y su padre se dedicaba a fabricar alcohol de contrabando hasta que lo mataron de un balazo. A los 15 a?os le echaron de su casa y, desde entonces, tuvo que sobrevivir cantando en la calle hasta que un matrimonio que regentaba un club nocturno lo descubri¨®. Despu¨¦s le llegar¨ªa el ¨¦xito con Tutti Frutti, caer¨ªa una y otra vez en el alcoholismo y las drogas, se har¨ªa temporalmente pastor pentecostal tras un accidente de avi¨®n que casi termina con su vida¡ En fin: siempre entre el pecado y la purificaci¨®n¡±, relata Maj¨¢n. En Long Tall Little, la obra que el artista dedica al pionero del rock and roll, Little Richard hace las veces de un Arc¨¢ngel Uriel a cuyas piernas tratan de aferrarse rojizas lenguas, ¨¢vidas de arranc¨¢rselo a los cielos y arrastrarlo al averno.
Maj¨¢n siente tambi¨¦n especial cari?o por el recientemente fallecido Franco Battiato, a quien ilustra en su pieza La grazia innaturale como San Jer¨®nimo, traductor de la Biblia al lat¨ªn del pueblo en la conocida como Vulgata. ¡°Es lo mismo que hac¨ªa Battiato al introducir en el pop de manera tan accesible ciertos t¨¦rminos que ¨¦l llevaba mucho tiempo elaborando acerca de los m¨ªsticos¡±, argumenta el artista.
La cantante italiana Mina Mazzini, se?alada por el Vaticano como ¡°pecadora p¨²blica¡±, es retratada por Maj¨¢n en Samo Nieri como si de Eva se tratase: la mujer culpable del pecado original. La cantautora espa?ola Cecilia, muerta a los 27 a?os en un accidente de tr¨¢fico, dej¨® en herencia un corpus de canciones tan desgarrador como bello. Maj¨¢n la pinta como Cristo, coron¨¢ndola, eso s¨ª, con violetas en lugar de espinas, en referencia a su ¨²ltimo disco, Un ramito de violetas, con seguridad el m¨¢s optimista y luminoso de toda su trayectoria, seg¨²n considera el artista.
Un mural del que penden cinco acuarelas ilustra, seg¨²n Maj¨¢n, la evoluci¨®n de las leyes civiles de la homosexualidad en Inglaterra a trav¨¦s de los siglos. Virginia Woolf, Alan Turing, quien fue v¨ªctima de la castraci¨®n qu¨ªmica y termin¨® por suicidarse, Oscar Wilde, condenado a trabajos formados tras ser acusado de haber mantenido relaciones sexuales con otros hombres, David Bowie y, por ¨²ltimo, Marc Almond, artista pop que fue declarado por la corona brit¨¢nica Oficial de la Orden del Imperio Brit¨¢nico. ¡°De la castraci¨®n qu¨ªmica al t¨ªtulo honor¨ªfico¡±, se?ala Maj¨¢n.
Madonna arde en la hoguera como Juana de Arco; Ian Curtis porta en su pecho el Sagrado Coraz¨®n y los estigmas de la crucifixi¨®n en sus manos; Divine alza la copa envenenada de la que Arist¨®demo inst¨® a beber a San Juan Ap¨®stol. Bob Dylan es el Mes¨ªas de la ?ltima Cena: ¡°Sin ¨¦l resulta imposible entender la m¨²sica que vino despu¨¦s¡±, asegura Maj¨¢n. Tan solo una peque?a muestra del peregrinaje imprescindible para todo fiel feligr¨¦s de la cultura popular que es Apoteosis, lo nuevo de Roberto Maj¨¢n en la galer¨ªa de arte La Fiambrera.
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