La vida en la c¨¢rcel de Valdemoro en un cortometraje producido por los presos: ¡°Olvidar el pasado y mirar hacia el futuro¡±
El director Fernando Merinero imparte un taller de cine en el que los internos graban escenas de su d¨ªa a d¨ªa en el locutorio, las celdas y el patio del centro penitenciario madrile?o
¡ª?Qu¨¦ pasa, Manuel?
¡ª?Saluda! ?Es para Tele Valdemoro!
Un grupo de seis presos de la c¨¢rcel de Valdemoro de Madrid han realizado este lunes un taller de creaci¨®n cinematogr¨¢fica impartido por el director Fernando Merinero. La actividad, organizada por la Sociedad General de Autores y Editores, promueve la reinserci¨®n de los internos a trav¨¦s del arte con la producci¨®n de un cortometraje de su d¨ªa a d¨ªa.
Las concertinas puntiagudas dispuestas en el muro de ronda establecen el per¨ªmetro de seguridad. La estancia cuenta con un sistema de puertas esclusas con correas. Ni se abren ni se cierran dos puertas a la vez. Este centro penitenciario masculino acoge a 800 internos en celdas dobles con literas. La edad media de los presos es de entre 35 y 40 a?os. La mayor¨ªa se encuentran en segundo grado.
Abdellatif Charif, conocido por sus compa?eros como ¡°el sheriff¡±, naci¨® en T¨¢nger (Marruecos). Tiene 54 a?os y lleva seis en Valdemoro. Charif era drogadicto y fue condenado por varios delitos de robo. ¡°Necesitaba el dinero para comprar las dosis¡±, admite. El marroqu¨ª cuenta los d¨ªas para poder salir de la c¨¢rcel. Le quedan tres a?os y siete meses: ¡°Esta actividad me ayuda a olvidar el pasado y mirar hacia el futuro¡±. Cada mes y medio tiene un permiso de 12 d¨ªas, que aprovecha para estar en casa de su familia, ver a su sobrina y comer bien.
Su compa?ero Salvador Ribero, de 31 a?os, cuenta que ha aprendido a manejar la c¨¢mara. El madrile?o est¨¢ en el m¨®dulo de respeto desde hace cuatro a?os, donde los presos se organizan en grupos para la limpieza y otras actividades colectivas. Le quedan siete a?os de condena por cumplir. Tambi¨¦n entr¨® por delitos de robo debido a su drogadicci¨®n.
El a?o pasado se sac¨® la ESO y ahora est¨¢ estudiando para el grado superior de Integraci¨®n Social. En la escuela del centro penitenciario le proporcionan el material y los libros. Pero, lo hace por su cuenta porque est¨¢ esperando a que lo trasladen a Mallorca, donde su familia se mud¨® por trabajo. Hace dos meses que aprobaron su petici¨®n. ?l deseaba poder pasar las Navidades m¨¢s cerca de su familia, pero de momento no tiene noticias sobre su traslado: ¡°Lo que s¨ª aprendemos aqu¨ª es a tener paciencia¡±.
A las 07.45 suena la campana. Ribero se levanta y cubre su cama con una colcha azul. A las 8.15 deja su ¡°chabolo¡± ¡ª as¨ª se refieren los internos a las celdas ¡ª y tiene 25 minutos para desayunar. Luego, camina o corre por el patio. El recluso, con unas zapatillas negras y unos calcetines altos blancos, aprovecha para hacer deporte hasta la hora de comer. Cuando el cortometraje est¨¦ listo, quiere envi¨¢rselo a su familia para que vean que est¨¢ bien.
¡°Es un est¨ªmulo para que cuenten lo que sus familias no saben del interior de la c¨¢rcel¡±, explica Merinero. El director ha tra¨ªdo su propia c¨¢mara para la grabaci¨®n. La primera escena la han grabado en el locutorio, donde uno de ellos tranquiliza a su madre por tel¨¦fono. En la siguiente, los presos se convierten en actores para representar la muerte de un interno.
Merinero indica a uno de los reclusos que se tiene que acercar para que ¡°no haya tanto aire¡± en el plano. ?ngel graba a sus compa?eros en el campo de f¨²tbol, ambientado por la brisa y el sol matutino.
Los internos con problemas de drogadicci¨®n del m¨®dulo terap¨¦utico hacen ejercicio cada ma?ana en este espacio, donde, por protocolo covid, ya no se pueden jugar partidos. El subdirector de Tratamiento, Jaime Casado, no se aventura a dar una cifra exacta de contagios, pero asegura que han sufrido varios rebrotes en el centro: ¡°Cada mes, se les entrega un bote higi¨¦nico con una mascarilla de tela reutilizable¡±.
El grupo se traslada al sal¨®n de actos. ¡°Motor, grabando y acci¨®n¡±, ordena el director de cine. Los internos simulan un episodio en el que uno de ellos acaba de llegar al centro. Como si se lo hubiera estudiado de memoria, Ribero enumera el reglamento: ¡°No se puede fumar en las zonas comunes, el recuento se hace de pie, los grupos de limpieza se turnan, la cama tiene que estar hecha y hay cinco turnos para ir a las clases del gimnasio¡±.
La estructura de la c¨¢rcel de Valdemoro, abierta en 1995, cuenta con un pasillo central que lleva a la enfermer¨ªa. Tras las ventanas con barrotes verdes, se observa la torre de control donde se encuentra la Jefatura. En el ¨¢rea sociocultural, las paredes est¨¢n decoradas con manualidades que los internos han hecho en los diferentes talleres. Aqu¨ª, se hacen cursos de formaci¨®n ocupacional y trabajo penitenciario. Patricia, trabajadora social de la organizaci¨®n Ateneo, est¨¢ con ellos cada d¨ªa de 07.00 a 14.00.
Soledad o incertidumbre son algunas de las palabras que se leen en un gran mural al que llaman el ¡°emocionario¡± de la pandemia. Tambi¨¦n, hay un panel repleto de cartas azules. La remitente de una de ellas, una estudiante de psicolog¨ªa, les escribe un mensaje motivador: ¡°No hay nadie solo. Es posible empezar una nueva vida¡±.
Tras el objetivo de la c¨¢mara, por el que visualiza el enorme muro que le separa del exterior, Ribero confiesa que se imagina estar grabando la playa de Cala Major en Mallorca. Charif se conforma con el barrio de Malasa?a.
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