Los ocho a?os de lucha de Arantxa contra un fondo buitre que han llevado a Ana Botella ante un juez
El juicio contra Blackstone por la venta de 1.860 viviendas p¨²blicas se celebra por la persistencia de los inquilinos que vieron c¨®mo el Ayuntamiento se deshizo de sus casas sin previo aviso
Sale del asiento trasero de un coche gris. Le abren la puerta. En los tres tramos de escaleras que hay hasta la entrada de la Audiencia Provincial de Madrid, la exalcaldesa de Madrid Ana Botella es escoltada por dos empleados de seguridad del juzgado. La exregidora mira de soslayo al grupo de personas que la aguarda al final del pase¨ªllo. Poco antes, algunos de ellos se hab¨ªan abrazado al llegar. Pero ahora, todos guardan silencio, solo se oye un discreto silbido, pero, sobre todo, la miran fijamente. Especialmente una mujer vestida de negro con una larga melena oscura que, al menos, espera un ¡°perd¨®n¡±. Arantxa Mej¨ªas nunca pens¨® que llegar¨ªa a vivir este momento: ver sentada frente a un tribunal a una de las m¨¢ximas responsables de la venta de su casa a un fondo buitre. Una decisi¨®n tomada en los despachos que marc¨® su vida y la de centenares de familias m¨¢s.
Dede principios de mes se sientan en el banquillo como acusados el apoderado del fondo de inversi¨®n Fidere (filial de la multinacional Blackstone), Alfonso Benavides, y el exconsejero delegado de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS), Ferm¨ªn Osl¨¦. Se les juzga por la supuesta operaci¨®n irregular de compraventa de 1.860 viviendas p¨²blicas en 2013. El a?o anterior, las Administraciones p¨²blicas, entre ellas el Ayuntamiento de Madrid, empezaron a deshacerse de vivienda p¨²blica. Uno de los objetivos era ganar liquidez en un momento de crisis. As¨ª es como se produjo el gran desembarco de los fondos de inversi¨®n como grandes propietarios de pisos en Espa?a. Y la pesadilla para miles de inquilinos que perdieron la opci¨®n de compra de sus viviendas y vieron c¨®mo los alquileres se duplicaban.
Botella declar¨® este mi¨¦rcoles como testigo de esta operaci¨®n, al ser la alcaldesa y m¨¢xima responsable de la EMVS cuando se tom¨® la decisi¨®n de empezar a vender masivamente pisos protegidos. Lo hizo con desgana, mirando casi siempre al frente y en ocasiones girando la cabeza de forma lenta hacia su derecha, donde se sienta Mariano Ben¨ªtez de Lugo, el letrado de los inquilinos. Ante el tribunal defendi¨® la ¡°legalidad¡± de la operaci¨®n y que se protegi¨® en todo momento el ¡°fin social¡± en la venta. Ni a la salida, ni a la entrada de la Audiencia, intercambi¨® palabra alguna con los vecinos.
Unos d¨ªas antes de la declaraci¨®n de Botella, en un bar en la plaza de Neptuno, que curiosamente es el lugar de celebraci¨®n del Atl¨¦tico de Madrid, equipo de los sufridores, Mej¨ªas rememora todo lo que ha vivido desde el d¨ªa en el que adjudicaron a su familia uno de estos pisos protegidos. ¡°Mi familia viv¨ªa en una porter¨ªa en la zona de Pintor Rosales, en la que trabajaba mi madre. Cuando nos dieron la casa, har¨¢ 17 a?os, fue como si nos hubiera tocado la loter¨ªa. ?Ten¨ªamos por fin una vivienda digna!¡±, recuerda. ¡°Somos una familia obrera, no pobre¡±, recalca varias veces. Ella es secretaria en un centro m¨¦dico. Sus padres, su hermana y ella se mudaron a su nuevo piso de Carabanchel. Su loter¨ªa. Hasta un d¨ªa de 2014, a pocos d¨ªas de las Navidades, en el que una vecina llam¨® a su puerta y les dijo: ¡°Me acaba de llegar una orden de desahucio¡±.
La EMVS acababa de vender sus pisos a un fondo de inversi¨®n, sin comunicar nada a los inquilinos. De la noche a la ma?ana su casero pas¨® a ser Fidere, filial de Blackstone. Arantxa ten¨ªa 24 a?os. No hab¨ªa o¨ªdo hablar en su vida de fondos buitre. Y de los desahucios sab¨ªa lo que ve¨ªa por la tele, era algo ajeno a ella. Hasta que les lleg¨® el primer recibo en el que el titular era Fidere con una subida considerable del precio a pagar, que por entonces estaba en unos 500 euros. ¡°Yo s¨¦ lo que es pagar el alquiler y a continuaci¨®n pedir a tus familiares para comer. Nunca hemos dejado de cumplir con nuestras obligaciones¡±, se?ala. Hoy, pagan una cifra cercana a los 900 euros.
Pero antes de convertirse casi en una experta en fondos buitre, lo primero que hizo Arantxa fue ir a una papeler¨ªa a comprar un taco de post-its. Rellen¨® todos con un mensaje en el que convocaba a sus vecinos a una reuni¨®n para entender qu¨¦ estaba pasando. Empez¨® a ver su barrio de lleno de carteles de Fidere all¨ª donde antes hab¨ªa una finca de la EMVS. ¡°Ellos mismos me ayudaron a detectar con esos carteles cu¨¢ntos afectados pod¨ªa haber por esta situaci¨®n¡±, apunta. Al mismo tiempo, ped¨ªa reuniones a diestro y siniestro en el Ayuntamiento, con la Plataforma de Abogados por la Hipoteca, con cualquier pol¨ªtico que aceptara recibirla, con abogados... Todos los bufetes le dec¨ªan que no llevaban esos casos o le ped¨ªan cifras ¡°astron¨®micas¡± solo por empezar a estudiar el caso.
Un Ferrari con mantenimiento de un 206
Hasta que un d¨ªa, se present¨® en su finca el entonces portavoz socialista en el Ayuntamiento de Madrid, Jaime Lissavetzky. ¡°Ah¨ª dije: ¡®?S¨ª? Pues si vienen a hacerse la foto que nos den tambi¨¦n recursos¡±. Y lleg¨® a sus vidas Pepe Nani, el mote cari?oso con el que llaman al abogado Mariano Ben¨ªtez de Lugo. Un letrado con 60 a?os de profesi¨®n a sus espaldas, y uno de los art¨ªfices de sentar al expresidente Mariano Rajoy ante el juez por el caso G¨¹rtel. ¡°Conocimos a nuestro ¨¢ngel de la guarda. Tenemos un abogado que es un Ferrari con el mantenimiento de un 206¡å, indica Mej¨ªas. En un principio fue contratado por el PSOE, pero su cliente ha acabado siendo la asociaci¨®n de vecinos afectados. ¡°Me present¨¦ en su despacho y le dije: ¡®Pagarle poco le podemos pagar, pero si necesita manos estamos a su disposici¨®n¡±. La asociaci¨®n paga a Ben¨ªtez de Lugo una cantidad simb¨®lica.
¡°En las primeras reuniones no ¨¦ramos asociaci¨®n, pero nos indicaron que para poder personarnos deb¨ªamos formarla. Con otro paquete de post-it reunimos a m¨¢s de 100 personas¡±, relata la presidenta de la agrupaci¨®n vecinal. Mej¨ªas enumera las personas que formaron parte de esa primera junta; Bea, peluquera; Pilar, cocinera; Jorge, mec¨¢nico; Silvia, comercial; Jimena, sindicalista y Concha, psic¨®loga.
En este tiempo, ha habido momentos de j¨²bilo y decepci¨®n. El caso se ha llevado por dos v¨ªas: la judicial y la del Tribunal de Cuentas. En 2018, este ¨²ltimo conden¨® a Ana Botella y a seis de sus ediles a pagar 22,7 millones de euros por vender las viviendas de forma ¡°ilegal¡±. El tribunal consider¨® que las 18 promociones, entre las que estaba la de Carabanchel, vendidas por 128 millones, se tasaron por un precio por debajo del mercado que entonces estaba en 159 millones. Siete meses despu¨¦s, esa sentencia era revocada por dos votos contra uno. Los dos consejeros que sumaban mayor¨ªa fueron Margarita Mariscal de Gante ¡ªexministra de Justicia en el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, marido de Ana Botella¡ª y Jos¨¦ Manuel Su¨¢rez Robledano. Ambos fueron nombrados consejeros del Tribunal de Cuentas a propuesta del PP. El alcalde Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida renunci¨® a recurrir la decisi¨®n.
El recorrido judicial fue el contrario. En un primer momento, el instructor archiv¨® el caso. ¡°Ese d¨ªa fui al despacho de Mariano para darle un abrazo y decirle que, al menos, lo hab¨ªamos intentado¡±, cuenta Arantxa. Pero en 2019, la Audiencia orden¨® reabrirlo y fijar fecha para el juicio. ¡°En mi vida pens¨¦ que iba a conseguir que Ana Botella hiciera al menos el pase¨ªllo¡±, se sorprende todav¨ªa hoy. A¨²n as¨ª, tiene pocas esperanzas en que de este juicio salga la soluci¨®n definitiva. ¡°He dado mi juventud a esto y no me arrepiento, pero me jode que se siga haciendo un circo de esto y que nos digan que dejemos a un lado la parte emocional. Si hubi¨¦ramos podido llegar a un acuerdo, nos ahorr¨¢bamos muchos d¨ªas de juicio¡±, sentencia.
El d¨ªa que tuvo que declarar como testigo, Arantxa estaba muy nerviosa. Pero segura de lo que quer¨ªa contar. La historia de una conocida que se ahorc¨® superada por la posibilidad de verse en la calle, la de una vecina que ha tenido que volver a vivir a casa de sus padres con 40 a?os, un hombre de 60 a?os con plenas capacidades al que le sale a cuenta irse a una residencia para tener un techo y comida, otra amiga que mientras ¡°limpia el culo¡± a su marido, v¨ªctima de un ictus, vive con miedo de que la echen de casa. Hubo una historia que se ahorr¨® frente al juez, pero que cuenta con un destello de optimismo: la de dos vecinos solteros que se enamoraron gracias a que se conocieron en la asociaci¨®n.
Arantxa ni siquiera se ha planteado independizarse, a pesar de tener un sueldo digno, no puede permit¨ªrselo. Tampoco se ha parado a pensar cuestiones tan importantes como si quiere ser madre. Est¨¢ ocupada en otro asunto: ¡°He regalado los a?os m¨¢s bonitos de mi vida, he renunciado a mucho por esto. Hay d¨ªas que me arrepiento de haber cogido ese taco de post-it, pero otros en los que me digo: ¡®Nunca se me va a quedar la duda de si podr¨ªa haber hecho m¨¢s, porque no me est¨¢n quitando esta casa a m¨ª, se la quitan a todos los madrile?os que son los que la han pagado con su dinero¡±.
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