Almudena y Manuela
En estos fr¨ªos d¨ªas, aquel preg¨®n de San Isidro devuelve el amor por Madrid y las palabras
¡°Ese es el Madrid que amo, un caos misteriosamente ordenado, la villa que se ha fundado a espaldas de palacio y que no es distinguida, ni falta que le hace. La corte de los milagros, ?claro que s¨ª! ?Por qu¨¦ acaso no es un milagro del azul el cielo que nos cubre?¡±.
¡°Todos los d¨ªas alguien se burla del Manzanares porque no entiende nada, que el verdadero r¨ªo de Madrid es la Castellana, que su virtud suprema es la velocidad, que su patrimonio m¨¢s valioso es su esp¨ªritu resistente, la feroz determinaci¨®n con la que se aferra a la vida, hasta en los momentos peores¡±.
¡°Capital del dolor, capital de la gloria. Esta es la ciudad que nunca se detiene. Una superviviente capaz de renacer una y otra vez de sus propias cenizas¡±.
Esas frases las pronunci¨® una emocionada Almudena Grandes desde el balc¨®n de la plaza de la Villa durante su preg¨®n de las fiestas de San Isidro hace tres a?os. A su lado estaba la entonces alcaldesa, Manuela Carmena. Estremece recordar esas palabras durante estos fr¨ªos d¨ªas, dan calor en una ciudad perdida tras la marcha de la escritora. Porque ella era Madrid, nadie ha contado en las ¨²ltimas d¨¦cadas sus calles como ella. Descripciones maravillosas, realistas, detallistas, que discurr¨ªan entre adoquines y aceras. Su gente.
Malasa?a est¨¢ triste, su barrio. Los vecinos lo comentan, muchos fueron con sus libros al cementerio. Ella era parte de este coraz¨®n, uno se la cruzaba paseando por la calle Fuencarral, de camino al mercado de Barcel¨® o votando en una mesa electoral en el colegio de la plaza del Dos de Mayo. Y duele ver que los concejales del PP, Vox y Ciudadanos hayan votado en contra de nombrarla hija predilecta. Pues ent¨¦rense bien, no es que sea hija predilecta, es que ella es Madrid.
Deber¨ªa editarse ese preg¨®n para tenerlo en todas las bibliotecas, ese canto a una ciudad ¡°enamorada de la felicidad¡±. Porque ese balc¨®n simboliza esa urbe que tambi¨¦n abraza, que quiere cuidarse, que mira a la cara, que escucha, que acaricia, que recobra el sentido de la palabra. Precisamente Manuela Carmena se ha decidido a publicar estos d¨ªas un libro en el que cuenta su experiencia en el Ayuntamiento capitalino durante cuatro a?os y anima a los representantes p¨²blicos a hacer cosas tan b¨¢sicas como decir la verdad. Se march¨® con una sensaci¨®n nada positiva de la pol¨ªtica: ¡°Una guerra absurda, con todos los atributos propios de la extrema confrontaci¨®n militar, sin m¨¢s objetivo que alcanzar el poder¡±.
Y no hay m¨¢s hermoso poder, en cambio, que el de la palabra. No hay mayor devoci¨®n a la vida que la de una estanter¨ªa llena de libros. Y repleta de todas las obras de Almudena Grandes. Esta ciudad es ella y ella es esta ciudad. Nos ense?¨® muchas historias que se quisieron tapar durante a?os en las calles. Los concejales pasar¨¢n, pero ella seguir¨¢ rondando los tejados y los corazones de Madrid.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.