El boticario de pueblo que perdi¨® a sus clientes de siempre tras un pacto secreto
Cuando una nueva farmacia abri¨® en Villa del Prado, Juan Gil not¨® que la clientela de su confianza le daba la espalda de manera extra?a. Pronto descubri¨® que su competidora se los hab¨ªa embolsado
Como en cualquier farmacia de pueblo, en la de Juan Gil se saluda a todo el mundo por su nombre. Se habla de la salud, del trabajo, de los hijos y los nietos. Hay tanta confianza que Juan Gil ha compartido la cena de Nochebuena con algunos clientes de toda la vida. Esos que llevan 52 a?os comprando, desde que su padre abri¨® en 1969 la primera botica en Villa del Prado, un pueblo de 6.661 habitantes en el oeste de la regi¨®n de Madrid. Pero cada vez que un vecino mayor ingresa en la residencia p¨²blica en el mismo pueblo, a solo 350 metros de su establecimiento, dejan de ser sus clientes y se pasan a la competencia, la otra farmacia de Villa del Prado, una franquicia del grupo Tr¨¦bol que lleva mucho menos tiempo en el municipio. Justo cuando llegan a la edad anciana, la etapa de la vida en que m¨¢s f¨¢rmacos precisan, Gil los pierde para siempre.
Gil tiene 56 a?os y es hijo de don Miguel, el boticario que abri¨® el negocio. Corr¨ªa el a?o 2003 cuando los Gil tuvieron una noticia buena y otra mala. La buena consist¨ªa en que la Comunidad de Madrid abri¨® en el pueblo una residencia p¨²blica de mayores con 120 plazas, a solo tres minutos de su establecimiento, bajando por la calle del ?lamo. Estos hogares de mayores son un gran negocio para las farmacias de cualquier punto de Espa?a, porque las personas de edad avanzada consumen por lo general m¨¢s medicinas que las j¨®venes, al padecer enfermedades cr¨®nicas como hipertensi¨®n, diabetes o artritis.
La mala noticia era que un poco antes de esa ¨¦poca les acababa de surgir por primera vez competencia en la mism¨ªsima Villa del Prado, una farmacia que da servicio un poco m¨¢s arriba, a 700 metros de la residencia subiendo por la avenida de Espa?a, entonces conocida como avenida del General¨ªsimo. Fue entonces cuando Gil empez¨® a notar que sus clientes de toda la vida le daban la espalda y al principio no entendi¨® por qu¨¦. La raz¨®n, seg¨²n averigu¨® preguntando por el pueblo, estaba en el pacto que hab¨ªan acordado la farmacia rival y el hogar de mayores. La residencia p¨²blica est¨¢ gestionada por una empresa privada, Sacyr Social, una filial del gigante espa?ol de la construcci¨®n Sacyr, y la farmacia rival es una franquicia de Tr¨¦bol, un grupo de 52 establecimientos. Dos grandes grupos han maniobrado para quedarse con la parte m¨¢s suculenta del negocio en Villa del Prado.
Este acuerdo de suministro exclusivo parece por alg¨²n motivo un asunto peliagudo que Sacyr Social quiere ocultar. Una portavoz de la empresa niega a este peri¨®dico por correo electr¨®nico que haya un contrato, pero la farmacia rival admite su existencia. Juan Pablo Aros, el abogado de la farmac¨¦utica, Mar¨ªa Paz Borges, dice que el hogar de mayores centraliz¨® el suministro de medicamentos ¡°para facilitar la gesti¨®n¡± y a?ade que esto es un acuerdo habitual entre farmacias y residencias.
Una fuente que trabaja en ese hogar de mayores y tiene pleno conocimiento, as¨ª como un familiar de un residente confirman que s¨ª hay un pacto. La empleada del hogar de mayores, que pide anonimato, dice que ¡°la empresa elige a su proveedor de medicinas, al igual que elige a su proveedor de carne¡±. Los trabajadores de la residencia se refieren a Tr¨¦bol como ¡°nuestra farmacia¡±. [Un secreto m¨¢s oscuro de esta residencia fue desvelado esta semana por EL PA?S: la Fiscal¨ªa investiga la muerte de una residente que sali¨® sola en silla de ruedas y choc¨® contra un muro tras caer por una rampa].
¡°Os queremos mucho, pero tememos represalias¡±
En teor¨ªa, Gil cuenta con la ventaja de estar m¨¢s cerca a la residencia que su competidora. Los familiares o los residentes pueden dar un peque?o paseo desde la residencia y llegar a su puerta. Pero la mayor¨ªa de las 120 personas que viven en ese hogar de mayores tienen dependencia y es la residencia la encargada de comprar esos medicamentos por ellos.
El centro deber¨ªa informar a los residentes y a sus familiares de la libertad que tienen para escoger farmacia, seg¨²n le ha explicado a Gil el Colegio de Farmac¨¦uticos de Madrid. La portavoz de Sacyr Social asegura que la empresa siempre recaba por escrito esa opci¨®n de los usuarios, pero esta pr¨¢ctica es desmentida por cuatro familiares de residentes, vecinos que piden confidencialidad. En este peque?o pueblo no quieren ser se?alados por tomar parte en la controversia. Tres que tuvieron a sus familiares dentro hace a?os afirman a este peri¨®dico que nunca se les dijo nada y una cuarta relacionada con un usuario actual asegura que un trabajador del centro le inform¨® de la posibilidad de elegir farmacia, pero le condicion¨® dici¨¦ndole que para ellos ¡°es mucho m¨¢s c¨®modo¡± comprar la medicina en Tr¨¦bol.
Gil ha hablado con sus antiguos clientes para averiguar por qu¨¦ no se oponen. ¡°Aceptan lo que diga la residencia porque sus padres son personas vulnerables y optan por no llevarles la contraria¡±, dice Gil. ¡°Su salud y su bienestar est¨¢ en sus manos¡±.
Durante casi 20 a?os, Gil ha movido cielo y tierra para defender su negocio, que seg¨²n dice ha sufrido un grave perjuicio econ¨®mico. En el mostrador y en la puerta durante un tiempo exhibi¨® carteles que a¨²n guarda en un caj¨®n y que dec¨ªan: ¡°?Tiene un familiar en la residencia de Villa del Prado? Esto le puede interesar¡±. El documento les informaba de que ¡°tienen derecho a elegir la farmacia que realice la prestaci¨®n farmac¨¦utica, no estando limitados s¨®lo a la farmacia que provee a la residencia¡±.
No sirvi¨® para nada. ¡°No ven¨ªa nadie¡±, cuenta ¨¦l, ¡°Me dec¨ªan: ¡®A ti y a tu familia os queremos mucho, pero tememos represalias¡¯ y es que es normal, imag¨ªnate a una persona mayor sentada en una silla de ruedas y con una sonda. No te puedes poner en contra de la direcci¨®n¡±.
En los ¨²ltimos dos a?os Gil ha acudido al Ayuntamiento, la Consejer¨ªa y el Defensor del Pueblo. Las respuestas que est¨¢ recibiendo le dicen que si se est¨¢ vulnerando el derecho a elegir farmacia, como asegura Gil y confirman los familiares, deber¨ªan ser los propios residentes quienes presentaran la denuncia ante estas instancias, ya que ser¨ªan los damnificados.
Quiz¨¢s Gil tendr¨ªa m¨¢s ¨¦xito si argumentara que se est¨¢ vulnerando su derecho a la libre competencia. Consultado por este peri¨®dico sobre el caso, el Colegio de Farmac¨¦uticos de Madrid reconoce que los acuerdos de suministro exclusivo entre farmacias y residencias existen. A veces estos pactos incluyen a farmacias muy lejanas del hogar de mayores. El presidente del Colegio, Luis Gonz¨¢lez D¨ªez, ha propuesto a la Comunidad de Madrid que en la reforma venidera de la Ley de Farmacia la residencia, con independencia de su tama?o o titularidad, est¨¦ obligada a contratar de forma equitativa con las farmacias del municipio o el ¨¢rea de salud donde est¨¦ ubicada.
Otros casos extra?os
Las relaciones entre residencias y farmacias son muy opacas. La Comunidad de Madrid no hace p¨²blica la informaci¨®n sobre qu¨¦ residencia compra a qu¨¦ farmacia y cu¨¢nta cantidad, unos datos que seg¨²n farmac¨¦uticos consultados ser¨ªa posible conocer gracias a que todo est¨¢ informatizado desde la introducci¨®n de la receta electr¨®nica.
A veces han salido a la luz casos muy extra?os de farmacias que suministraban a residencias situadas a gran distancia, lo que hace sospechar que hay acuerdos entre ambas para repartirse los beneficios. En 2002, el PSOE denunci¨® en la Asamblea de Madrid que una residencia p¨²blica de Madrid capital ten¨ªa un acuerdo de suministro con la competidora de Juan Gil en Villa del Prado, a 80 kil¨®metros. En otras zonas de Espa?a se han conocido casos llamativos: en 2018, 10 de las 2.300 farmacias valencianas se repart¨ªan el 25% de los medicamentos para residencias privadas.
Gil est¨¢ desesperado porque su facturaci¨®n ha bajado mucho. En todo este tiempo muy pocos residentes le han comprado: ¡°Ahora solo tengo a una se?ora mayor de 97 a?os que viene a pie y es una valiente¡±.
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