El placer del dolor del bailar¨ªn Richard Mascherin: ¡°Las ca¨ªdas son inevitables¡±
El artista regresa a su infancia a trav¨¦s del impacto en su creaci¨®n audiovisual ¡®Caer, caer, caer¡¯, una pieza sobre la vulnerabilidad y el fracaso
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Desde que se encerraba en su habitaci¨®n para bailar al son de m¨²sica urbana y folclore canario cuando era peque?o Richard Mascherin sab¨ªa que quer¨ªa dedicarse a la danza. El joven de 29 a?os naci¨® en Venezuela, pero creci¨® en un peque?o pueblo de apenas 2.600 habitantes en Tenerife (Canarias), llamado Tijoco Bajo. ¡°Ser homosexual en un pueblo peque?o no es f¨¢cil¡±, recuerda el bailar¨ªn. La danza le sirvi¨® para evadirse de una ¨¦poca complicada en el colegio hasta que con 18 a?os decidi¨® escapar de sus ra¨ªces para trasladarse a Madrid. Lo que no se esperaba es que su carrera profesional le devolver¨ªa a su infancia, convirtiendo el dolor en placer a trav¨¦s del impacto en su creaci¨®n audiovisual Caer, caer, caer, una pieza sobre la vulnerabilidad y el fracaso: ¡°Las ca¨ªdas son inevitables¡±.
El joven se afinc¨® en la capital hace m¨¢s de una d¨¦cada para ingresar en el Real Conservatorio Profesional de Danza Mariemma, donde se gradu¨® en danza contempor¨¢nea. La suerte empez¨® a estar de su parte en la gran ciudad. Al acabar la carrera, Mascherin consigui¨® su primer trabajo en la compa?¨ªa del core¨®grafo israel¨ª Sharon Freeman en un espect¨¢culo que encaminar¨ªa al joven a interesarse por el concepto de las ca¨ªdas bajo el t¨ªtulo Free Fall (ca¨ªda libre, en ingl¨¦s). Su primer trabajo lo llev¨® a girar por todo el mundo en lugares como Canad¨¢, Estados Unidos y China. A trav¨¦s de esta experiencia, empez¨® a comprender la importancia de gestionar las ca¨ªdas emocionales. Su trayectoria sigui¨® junto al core¨®grafo valenciano Marcos Morau, con el que explor¨® una dimensi¨®n m¨¢s est¨¢tica y robotizada del desplome f¨ªsico. Al echar la vista atr¨¢s, en su cabeza rondaba una ¨²nica idea: ¡°Fuera cual fuera el proceso, siempre estaba cayendo¡±.
El ritmo fren¨¦tico de su d¨ªa a d¨ªa se paraliz¨® con el estallido de la pandemia. Estaba en Barcelona de viaje cuando recibi¨® una llamada de sus padres. Su abuela hab¨ªa enfermado de neumon¨ªa, por lo que el joven decidi¨® regresar a Canarias con su familia. ¡°Fue muy doloroso porque no pudimos hacer un entierro como toca y no nos pod¨ªamos abrazar¡±, rememora. Un d¨ªa despu¨¦s, se decret¨® el confinamiento nacional. Era s¨¢bado, 14 de marzo de 2020. Mascherin se hab¨ªa quedado aislado, literalmente, en su pueblo natal. El bailar¨ªn regres¨® al encierro en la habitaci¨®n de su infancia en la casa de campo de sus padres, cerca de un barranco al que el joven acud¨ªa asiduamente para pensar en sus cosas.
Sin intimidad ni posibilidad de trabajar en lo que m¨¢s le apasionaba, la ansiedad volvi¨® a apoderarse de ¨¦l. El artista se plante¨® transformar esa ca¨ªda emocional en una propuesta creativa. Cada d¨ªa grababa una nueva ca¨ªda en su casa o en las calles del pueblo: ¡°Iba a pasear a los perros a un terreno enorme donde hab¨ªa una monta?a de arena y me grababa cay¨¦ndome¡±. El numen de su proyecto art¨ªstico fue una dolorosa ca¨ªda en la que su rodilla impact¨® con una piedra escondida entre la duna. ¡°Fue una sensaci¨®n de descarga y fuga en la que toda esa angustia que sent¨ªa sali¨® de m¨ª y ya pod¨ªa estar tranquilo¡±, explica.
El bailar¨ªn necesitaba compartir su experiencia, por lo que decidi¨® subir los v¨ªdeos a su perfil de Instagram, que de manera espont¨¢nea han acabado convirti¨¦ndose en su primera producci¨®n audiovisual. El n¨²mero de seguidores en sus redes sociales empez¨® a crecer. Ahora cuenta con m¨¢s de 2.400. ¡°Loco¡± era la palabra que m¨¢s se repet¨ªa en los comentarios de sus publicaciones. ¡°Los bailarines aprendemos a vivir y trabajar con el dolor. Solo tienes que saber d¨®nde caer¡±, tranquiliza el joven.
Durante el paseo por el parque madrile?o de Casa de Campo, Mascherin inspecciona todos los rincones que le inspiran para realizar su performance. El bailar¨ªn confiesa que le atraen los sitios rec¨®nditos: un ¨¢rbol, una verja, una colina o una pieza de hormig¨®n. Al canario le gusta arriesgarse, pero recuerda a su madre para no sobrepasar los l¨ªmites del peligro: ¡°Ella siempre me ha apoyado, pero suele preguntarme c¨®mo estoy porque tiene miedo de que haga alguna locura¡±. Ataviado con un uniforme gris y roci¨¢ndose la cara con pintura roja, reflexiona sobre la importancia de distinguir entre su personaje y ¨¦l mismo.
En su labor art¨ªstica no existen las tomas falsas. Lo que ocurre la primera vez es lo que queda proyectado en el montaje. Con el fin de reunir el dinero suficiente para desarrollar su proyecto, Mascherin trabaj¨® como informador covid en las playas de Tenerife: ¡°Fue un horror. Caminaba seis horas diarias de un lado a otro por la arena a 35 grados¡±. Una vez conseguido, se traslad¨® el pasado enero con su equipo, formado por los artistas Da Rocha y Samuel Fuentes, a Konvent, un antiguo convento de monjas y colonia textil de finales del siglo XIX reconvertido en un centro de arte multidisciplinar, situado en la comarca catalana de Bergad¨¢. Entre las naves de antiguas f¨¢bricas y las monta?as del Pirineo catal¨¢n, grabaron las primeras tomas del documental, que cuenta el proceso creativo que desarroll¨® tambi¨¦n en Tenerife y Madrid.
El equipo se trasladar¨¢ en marzo a Barcelona para ultimar el formato de su obra de danza, gracias a una ayuda que han conseguido en el centro art¨ªstico El Graner. El artista utiliza la danza como modo de expresi¨®n en su creaci¨®n m¨¢s ¨ªntima. El documental, que pretende estrenar este a?o, parte del inicio de la creaci¨®n e investigaci¨®n de su proyecto personal. En ¨¦l se destapa un proceso marcado por las ca¨ªdas f¨ªsicas y emocionales del artista, que busca apagar sus propios fantasmas. ¡°Con este proyecto estoy volviendo a empatizar con mi infancia, con lo que soy y de d¨®nde vengo¡±, concluye el bailar¨ªn que deja al descubierto su lado extra?o e incomprendido a trav¨¦s de su talento y creatividad.
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