Trist¨¢n Ulloa: ¡°Las residencias pueden hacerles cualquier cosa a nuestros padres aprovechando que no se dan cuenta de nada¡±
La madre del actor, que padece alzh¨¦imer, vive en el hogar de mayores madrile?o que la asociaci¨®n del padre ?ngel ha querido abandonar tras las protestas por los malos cuidados
El actor Trist¨¢n Ulloa (Orleans, Francia, 52 a?os) se ha convertido en la ¨²ltima semana en un c¨¦lebre portavoz de las familias que piden un trato digno en residencias de mayores. Su madre, de 73 a?os, vive en un hogar de Vallecas, en Madrid, donde la calidad de los cuidados est¨¢ en cuesti¨®n, la Fundaci¨®n Reina Sof¨ªa Centro de Alzh¨¦imer. Muchos ciudadanos an¨®nimos, hijos de personas mayores en residencias, llevan a?os alzando la voz en defensa de los derechos de sus padres. ?l, una cara muy conocida, insiste en que asume un papel protagonista porque se lo han pedido otros familiares. Ve a su madre como una v¨ªctima m¨¢s.
La semana pasada, la lucha de estas familias dobl¨® el pulso de la entidad privada que gestiona este centro p¨²blico, la asociaci¨®n Mensajeros de la Paz Edad Dorada, presidida por el famoso sacerdote padre ?ngel. Despu¨¦s de varias protestas, el cura envi¨® una carta a la consejera de Pol¨ªtica Social de la Comunidad de Madrid, Concha Dancausa, para anunciarle que abandonaba el contrato. A Ulloa se le pudo ver el viernes en una concentraci¨®n a las puertas de la residencia con el meg¨¢fono en mano para leer un manifiesto. La pol¨ªtica del Partido Popular no le concedi¨® al sacerdote su deseo. En su lugar, Dancausa le ha impuesto un supervisor que vigilar¨¢ que todo est¨¦ en orden. La noticia ha decepcionado a los hijos, que no se f¨ªan de la asociaci¨®n del padre ?ngel. ¡°La Comunidad de Madrid obliga a nuestros padres a ser atendidos por una entidad que se quiere ir. No podemos seguir as¨ª¡±, dice Ulloa durante un encuentro este mi¨¦rcoles a las puertas del centro.
Pregunta. ?Qu¨¦ piden a la Comunidad?
Respuesta. Hace dos semanas enviamos una carta a la consejera para pedirle que nos reciba. Creo que la Comunidad de Madrid no puede seguir mirando para otro lado. Se tienen que reunir s¨ª o s¨ª con nosotros. No se puede gestionar este centro con un pliego que ofrece muy poco dinero a la empresa gestora.
P. ?No se f¨ªan del padre ?ngel?
R. Mensajeros asumi¨® un contrato por el que la Comunidad paga un precio muy por debajo de lo que deber¨ªa. Esta no es una residencia de mayores cualquiera, sino un centro para enfermos de alzh¨¦imer, que precisan de un seguimiento y un n¨²mero de trabajadores mucho mayor. El responsable de residencias de Mensajeros, Manuel Castro, nos ha reconocido en privado que cometieron un error aceptando la gesti¨®n de un centro con muchos gastos por un precio muy bajo.
P. ?Qu¨¦ irregularidades se cometen?
R. El problema viene de la falta de personal. En cada unidad de vida residen 18 personas que usualmente son cuidadas por dos trabajadores y en muchas ocasiones una sola. Es imposible que puedan dar una buena atenci¨®n individual si tienen que despertarles uno por uno, asear, dar el desayuno. La plantilla est¨¢ cansada y tambi¨¦n ha denunciado la situaci¨®n.
P. Ustedes piden que la Comunidad asuma la gesti¨®n directamente.
R. Es que las residencias no pueden ser entregadas a un negocio porque van a buscar el pirateo para rentabilizarlo todo. Si lo vemos claro para exigir una sanidad o una educaci¨®n p¨²blicas ?por qu¨¦ no pedimos lo mismo para la dependencia?, ?por qu¨¦ no exigimos un pacto de Estado para blindarlo?
P. ?C¨®mo est¨¢ su madre?
R. Por suerte puedo decir, pero muy entre comillas, que ella no es consciente de muchas cosas debido a su deterioro cognitivo. Por eso yo me siento obligado a ser su conciencia para no permitir los atropellos. Parece que las residencias pueden hacerles cualquier cosa a nuestros padres aprovechando que no se dan cuenta de nada.
P. ?Cu¨¢nto tiempo lleva en la residencia?
R. Ingres¨® en 2018, pero el alzh¨¦imer se lo diagnosticaron diez a?os antes. Nos dimos cuenta de que pasaba algo cuando un d¨ªa se subi¨® a un tren y nos llam¨® sin saber d¨®nde estaba. El diagn¨®stico fue un shock para ella porque era consciente de lo que estaba pas¨¢ndole. El alzh¨¦imer es una putada porque es un largo adi¨®s. A veces me mira y a¨²n veo un destello de esa persona, pero la mayor¨ªa de las veces no. Quiero pensar que detr¨¢s de esa mirada sigue habiendo alguien y me debo a esa persona.
P. ?C¨®mo ha sido tratada?
R. Cuando ingres¨® pens¨¦ que estaba en el mejor sitio donde pod¨ªa estar, porque se supone que esta no era una residencia cualquiera, sino un centro de estudios para enfermedades neuronales. Fui descubriendo las carencias poco a poco, pero la pandemia aceler¨® todo. Nos quedamos sin m¨¦dicos y ni siquiera nos avisaron. Un d¨ªa de repente descubr¨ª que mi madre ten¨ªa hongos en los pies porque no se los hab¨ªan secado bien. Otro d¨ªa me acerqu¨¦ a ella pensando que ten¨ªa las manos manchadas de chocolate y vi que no, que eran sus propias heces. Esto no es culpa de los empleados que hacen lo que buenamente pueden. Todo lo tienen que hacer r¨¢pido y por eso pasan esas cosas.
P. ?Ha pensado en sacarla?
R. La gente piensa que metes a tu madre en una residencia para quit¨¢rtela de encima, pero te invito a convivir con una persona con alzh¨¦imer las 24 horas del d¨ªa. Esta enfermedad puede destruir a una familia. Antes de entrar en la residencia estuvo muchos a?os en casa y no d¨¢bamos abasto. Necesitas cubrir las 24 horas y es un dineral. No hay una econom¨ªa que pueda costear tres turnos de cuidadoras de ocho horas cada uno. En nuestro caso ella tambi¨¦n se escapaba y apareci¨® alguna vez en el otro lado de Madrid. El problema es que no es f¨¢cil encontrar un sitio donde pueda ser cuidada bien. Uno quiere creer en que la gente va a dar lo mejor de s¨ª y van a tener buena fe, pero cuando hay especulaci¨®n en la atenci¨®n a las personas pasan estas cosas.
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