DJs emergentes: de crear listas de reproducciones en casa a pinchar en directo
Los colectivos transfeministas y LGTBIQ+ organizan talleres de iniciaci¨®n y recuperan su actividad en las pistas de bailes madrile?as tras la pandemia
Una tienda de ropa, un almac¨¦n de un polideportivo, casetas en las fiestas de barrio o un gastrobar. Cualquier lugar sirve para pinchar m¨²sica en directo y armar una buena fiesta. Tras la pandemia, muchos j¨®venes han pasado de crear las listas de reproducciones en casa a componer sus propios temas y compartirlos en plataformas digitales para fundar su propio sello. Los colectivos independientes dedicados al mundo del DJ, que organizan talleres y sesiones de platos abiertos para artistas emergentes, recuperan su actividad tambi¨¦n en las pistas de bailes madrile?as. Cada vez son m¨¢s los j¨®venes que acuden a estos encuentros multidisciplinares con perspectiva transfeminista y LGTBIQ+, en el que las piezas art¨ªsticas y los espect¨¢culos visuales van de la mano de sonidos del neoperreo, hip hop, funk y hardcore.
Es jueves. La reuni¨®n empieza a las siete de la tarde en un restaurante ecuatoriano donde los j¨®venes se turnan para pinchar. Cualquiera que se atreva a animar la fiesta puede hacerlo desde la mesa del DJ, entre el olor a salchipapas junto al mercadillo de lienzos y pendientes en el local de Ayawaskha, en el distrito de Salamanca. Juma Guerrero, de 27 a?os, es veterinario: ¡°La carrera me llev¨® muchos a?os y estuve muy encerrado. Cuando acab¨¦, descubr¨ª las raves y me encant¨® el techno¡±. El madrile?o compr¨® una mesa de mezclas y empez¨® a dar sus primeros pasos en su casa viendo v¨ªdeos en Internet: ¡°Si no tengo mi playlist practicada tres veces, no estoy tranquilo. Es como cuando vas a un examen¡±.
El evento lo organiza el colectivo NightN01se, una promotora que apoya a j¨®venes promesas conservando su esencia independiente. Por sus fiestas han pasado artistas reveladores, como Soto Asa o Mar¨ªa Sioke, que ya cuentan con millones de seguidores. La plataforma naci¨® en 2019 con la idea de dar un espacio a artistas disidentes que intentan hacerse un hueco en la capital. ¡°En muchas salas te preguntan directamente: ¡®?Eres de techno o de reggaet¨®n?¡¯ Es muy binario todo¡±, opina Beatriz Fern¨¢ndez, de 29 a?os, una de las fundadoras del club, que cuenta con m¨¢s de 2.400 seguidores en Instagram.
¡°?Qu¨¦ es lo que buscamos en una fiesta?¡± o ¡°?Qu¨¦ es lo que nos la ha fastidiado?¡±, refiri¨¦ndose al colectivo queer. Respondiendo a estas preguntas empezaron a redactar su manifesto. ¡°Entonces solo ¨¦ramos unos pocos que conoc¨ªamos este mundo. Es una fiesta en la que huir de los estereotipos y de las identidades que se perciben como convencionales a trav¨¦s de la m¨²sica de artistas independientes¡±, explica la madrile?a. Pero, asentar la idea no fue f¨¢cil. ¡°Al principio, sent¨ªa reticencia y paternalismo¡±, recuerda Fern¨¢ndez que recorre las salas de la capital para ofrecer su propuesta.
Aunque muchos colectivos ya exist¨ªan desde 2017, como Chica Gang, despu¨¦s del confinamiento surgieron otros con la misma intenci¨®n. Como DJ Club, formado por 15 j¨®venes entre 22 y 28 a?os. Entre ellos Stiven Senga, de 26 a?os, que explica sus inicios en 2020: ¡°Qued¨¢bamos en casa de una amiga y siempre sacaba la mesa de mezclas. Hab¨ªa una necesidad de crear fiestas para cuando se acabara la pandemia. Pensamos en estar preparados¡±. Empezaron organizando talleres de iniciaci¨®n para DJs gratis, a los que se sumaban amigos que quer¨ªan aprender a pinchar. El madrile?o empez¨® a tocar hace poco m¨¢s de un a?o. ¡°Me volv¨ª adicto¡±, admite. Lo suyo es fusionar el afrobeat, el house y la m¨²sica electr¨®nica: ¡°Ya lo hac¨ªa con el Spotify controlando la m¨²sica. Me gusta interactuar con el p¨²blico y hago tambi¨¦n espect¨¢culo porque lo que quiero es que la gente baile¡±.
Ya es medianoche. La guinda del pastel es sorpresa. La ubicaci¨®n no se desvela hasta unas horas antes y los nombres de los artistas invitados se mantienen en secreto hasta que suben al escenario. Pr¨®xima parada, la sala Costa Social Club, en Chamber¨ª. ¡°?Bienvenidxs!¡±, dicen al entrar. Unos 70 asistentes bailan en corrillos entre luces de colores que inundan el local. Sus cuerpos siguen el ritmo fren¨¦tico frente al escenario de los DJs. ¡°Hemos venido rebotados del restaurante¡±, dice alzando la voz por el volumen de la m¨²sica Eva S¨¢nchez, de 31 a?os, que es la primera vez que acude a este tipo de eventos. ¡°?La m¨²sica est¨¢ genial!¡±, a?ade de camino a la barra.
Vuelta a los 2000. Suena Hollaback Girl de Gwen Stefani y My Humps de Black Eyed Peas. La m¨²sica de artistas de Uruguay y Argentina se fusiona con la de los DJs locales. Los sonidos latinos y electr¨®nicos resuenan por toda la sala, iluminada por luces moradas y verdes, hasta que una actuaci¨®n de una drag queen cierra la celebraci¨®n. Ella es Alakrana (28 a?os, M¨¢laga) que explica el v¨ªnculo de lo underground entre artistas que est¨¢n intent¨¢ndolo, tanto musicalmente como en la escena drag. ¡°Venimos todos de los m¨¢rgenes. Yo voy vestida como las mu?ecas Bratz ¨Dtrenzas de colores, tacones de aguja y un mono de cuero negro¡ª y no encuentro ninguna mirada de odio¡±, dice orgullosa. As¨ª, los que empiezan pueden crear una red de contactos en un evento en el que el beneficio de las entradas se invierte en pagar a los pr¨®ximos invitados.
¡°Los j¨®venes tienen su propia red donde evolucionan y cambian las tendencias musicales. Ahora el mecenas es la gente que est¨¢ en Internet y elige lo que quiere escuchar¡±, explica Eduardo Gramunt (Barcelona, 51 a?os), director de la escuela Microfusa, que instruye a j¨®venes DJs y ha duplicado su n¨²mero de alumnos en dos a?os. En 2019 eran 50 y ahora son 120. A su juicio, la pandemia ha forzado un cambio generacional que se refleja en la escena independiente: ¡°El mundo underground tiene un punto de vista m¨¢s cultural y de an¨¢lisis, donde el DJ es la conexi¨®n neuronal de la fiesta y pone en sinton¨ªa a todo el mundo¡±.
Tras su debut en el escenario, Juma Guerrero explica el objetivo del evento: ¡°No solo se trata de encontrar a gente que quiera pasarlo bien. Para conseguirlo los que vienen deben tener una base de principios s¨®lidos de respeto, sino el jolgorio y la noche se vuelven una locura¡±.
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