La venta de la Cibeles o una ballena en la Casa de Campo: las inocentadas de la prensa
Un nuevo libro, ¡®Se vende la Cibeles¡¯, de Jos¨¦ Manuel Burgue?o, recopila las noticias falsas que se publicaban como tradici¨®n el 28 de diciembre en los diarios madrile?os desde finales del siglo XIX
Cuando Jos¨¦ Manuel Burgue?o (Madrid, 57 a?os) se dispon¨ªa a hacer una tesis sobre las malas pr¨¢cticas del periodismo en 2007, entre ellas, directamente, la invenci¨®n de noticias, dio con algo inesperado. No todas las noticias falsas eran malas. En los or¨ªgenes de las fake news hab¨ªa cosas que hac¨ªan mucha gracia. Como que desde finales del siglo XIX hasta los noventa en la prensa madrile?a se abr¨ªan portadas el 28 de diciembre con un toro ¡°desmanado¡± en medio de la plaza de la Cibeles, la diosa sin cabeza, otra vez el s¨ªmbolo madrile?o a la venta para un jeque ¨¢rabe, una ballena hallada en la Casa de Campo, un obelisco a punto de caerse, el robo de uno de los leones del Congreso, de la mism¨ªsima estatua de Carlos III, o el anuncio de la instalaci¨®n de una fuente p¨²blica que emanaba vino para celebrar la Nochevieja. Se imagin¨® a los editores de 1890 y de principios del siglo XX preparando la maldad como si fueran ni?os en las redacciones ahumadas de la ¨¦poca. Y se dio a la tarea de encontrar todas las que pudiera, un millar. Las ha recopilado en su nuevo libro, Se vende la Cibeles (Literatura Abierta, un sello de Torre de Lis), que es un repaso de la guasa castiza que ha perdido fuerza con los a?os.
Las bromas que encontr¨® Burgue?o en la Hemeroteca Municipal de Madrid no habr¨ªan durado estos d¨ªas ni un nanosegundo en el metaverso. Pero entonces provocaron cierto revuelo. Como la ¡°exclusiva¡± que difundi¨® el D¨ªa de los Inocentes de 1932 el peri¨®dico La Naci¨®n sobre Manuel Aza?a en plena crisis del Gobierno republicano: Aza?a dimite y trabajar¨¢ como periodista en El Sol. El bulo le cost¨® una multa de mil duros al diario. Resulta que a Aza?a no le hizo ni pizca de gracia que un diario af¨ªn a la dictadura de Primo de Rivera se pusiera a hacer chistes con su Gobierno. Otra m¨¢s grave se public¨® en 1894. El F¨ªgaro incluy¨® en su suplemento del 28 de diciembre la noticia de la muerte del l¨ªder republicano Manuel Ruiz Zorrilla y, aunque al final de la nota aclaraba que ¡°ha muerto¡ para la pol¨ªtica¡±, el Gobierno Civil decret¨® la retirada de la calle de la ¡°hoja extraordinaria¡± (que iba orlada de luto) y le impuso tambi¨¦n una multa, 250 pesetas de esos a?os. Los ¨²nicos que se re¨ªan eran los lectores.
Burgue?o sigui¨® hurgando en la hemeroteca cada cabecera del 28 de diciembre. Hab¨ªa tambi¨¦n historias incre¨ªbles que nunca lleg¨® a saber si fueron ciertas o no, ¡°no hay forma de comprobarlo¡±, apunta en una entrevista a este diario. Como la de una normativa que obligaba a los serenos a cantar el Ave Mar¨ªa cuando daban la hora. Otra que parec¨ªa mentira, pero que era verdad, cuenta: ¡°En los noventa anunciaban que el 31 de diciembre hab¨ªa que adelantar los relojes un segundo. Y resulta que fue as¨ª¡±. Y otras que fueron ciertas, pero a?os m¨¢s tarde. Como la llegada del hombre a la Luna 13 a?os antes de que sucediera, difundida por La hoja del lunes.
El autor explica que las m¨¢s rocambolescas ten¨ªan que ver con Madrid y, concretamente, con el emblema por excelencia de la capital: La Cibeles. Se anunci¨® su venta a un millonario ¨¢rabe afincado en Nueva York, tal y como dio cuenta del bulo, con sorna, Joaqu¨ªn Vidal en este peri¨®dico en 1993: ¡°Acude los fines de semana a su lujosa jaima kuwait¨ª, quiere instalarla delante de la tienda, en medio del desierto, para sus abluciones matutinas y darse un ba?ito refrescante a la hora en que el sol aprieta¡±, describ¨ªa con sorna.
Re¨ªrse de La Cibeles era re¨ªrse de Madrid, re¨ªrse de ellos mismos. Y cada a?o un peri¨®dico diferente anunciaba su traslado a la Puerta del Sol, a Moncloa para evitar el tr¨¢fico, a la Expo de Sevilla e incluso a M¨¦xico. ¡°?Es el Se vende La Cibeles 59 progreso que manda y ordena! Hasta la diosa Cibeles molesta, y va a ser cambiada de sitio. Aqu¨ª, un arquitecto realizando los primeros preparativos para el espectacular traslado, en bloques, que estar¨¢ concluido para san Isidro¡±, publicaba el diario Madrid en 1960. Como ejemplo de la modernidad, agregaba la publicaci¨®n, la sustituir¨ªa ¡°una original¨ªsima l¨¢mpara de luz solar¡±.
En 1970 El Imparcial asegur¨® que se llevaban La Cibeles a M¨¦xico porque el alcalde les hab¨ªa prometido una r¨¦plica, pero el molde ¡°sali¨® mal¡±, as¨ª que hab¨ªan decidido desmontarla, enviarla en bloques y que hicieran all¨ª la copia. ¡°Se teme la reacci¨®n de los madrile?os al conocer hasta d¨®nde ha llegado la cortes¨ªa en este caso. El hecho, hoy 28 de diciembre, es este: la Cibeles viaja a M¨¦jico¡±, rezaba la publicaci¨®n. Diez a?os despu¨¦s, el 5 de septiembre de 1980, Tierno Galv¨¢n inaugur¨® realmente la r¨¦plica en la Ciudad de M¨¦xico, en el acomodado barrio de La Roma.
¡°Se ha perdido much¨ªsima inocencia... Una de las inocentadas era el anuncio de un coche que cambiaba de color seg¨²n el estado de ¨¢nimo del conductor. ?Pero el otro d¨ªa vi que BMW ha sacado ese coche!¡±, cuenta sorprendido Burgue?o. El autor, que se ha dado a la tarea de investigar cualquier fuente documental sobre las inocentadas en la prensa con sede en Madrid, explica que la ¨¦poca dorada fueron los ¨²ltimos 20 a?os del siglo XIX, desde 1880 hasta la Segunda Rep¨²blica. Despu¨¦s, con la Guerra Civil y la posguerra no se hizo un solo chiste, pero m¨¢s tarde, comienza a repetirse desde los 60 hasta los noventa, principalmente. ¡°Tiene mucho que ver con el estado de ¨¢nimo social¡±, asegura. ¡°Las inocentadas nos indican un poco el estilo de humor de cada momento, qu¨¦ es lo que le hac¨ªa gracia a la gente y qu¨¦ no, o qu¨¦ podr¨ªa ser veros¨ªmil en las sucesivas sociedades¡±, explica el autor.
En 1916 en Los Comentarios, publicaron: ¡°En el estanque de la casa de Campo ha sido visto un ballenato¡±. Y el diario ABC comenz¨® a tomarse en serio la broma trucando las fotos para hacerlas m¨¢s cre¨ªbles, como el mism¨ªsimo origen del meme. As¨ª lo hizo en 1907 con el falso robo de uno de los leones de las Cortes. ¡°A ¨²ltima hora se nos dice que los ladrones no han sido habidos, pero que el le¨®n ha aparecido abandonado en un rinc¨®n del Retiro. El hecho demuestra lo que era creencia muy general, aunque negada por algunos t¨¦cnicos: que los famosos leones son huecos, pues de ser macizos no hubiera sido f¨¢cil arrancar uno y llev¨¢rsele con tanta rapidez y tan escaso esfuerzo¡±. Y cualquiera se imagina a ese reportero escondido entre decenas de curiosos, que seg¨²n el autor, corrieron ese d¨ªa a la carrera de San Jer¨®nimo para comprobar que hab¨ªan ca¨ªdo en su trampa.
¡ª ?Echa en falta m¨¢s humor como ese en la prensa?
¡ª La verdad es que eso lo cree cualquiera. Tal y como est¨¢ el panorama.
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