Teatro, cerveza y velas: tres lugares para crear, competir y disfrutar en la Comunidad de Madrid

Por el motivo que sea, hay cosas que uno nunca se imagina haciendo, actividades que no pegan con seg¨²n qu¨¦ escenarios, planes que resultan poco menos que inveros¨ªmiles. Crear velas en los comienzos del siglo XXI; jugar a torneos de beber cerveza con pelotas de ping-pong y vasos como si Malasa?a alojara la en¨¦sima secuela de American Pie, y que el hotel Hyatt en persona cuente la historia de amor entre el Ave F¨¦nix y Diana La Cazadora de la Gran V¨ªa desde su suite m¨¢s lujosa forman parte, en principio, de una lista de actividades que solo tienen cabida en mitad de un sue?o m¨¢s o menos intranquilo. Sin embargo, nada m¨¢s lejos: ocurren en Madrid y conviene no perd¨¦rselos.

Microteatro y cena en una ¡®suite¡¯ de un hotel en Gran V¨ªa

Caminando por la Gran V¨ªa, a la altura del n¨²mero 32, se puede ver c¨®mo en la acera est¨¢n esculpidas dos flechas. Son nada m¨¢s y nada menos que las que lanz¨® Diana La Cazadora desde lo alto del hotel Hyatt al Ave F¨¦nix, que lleva hoy en su lomo en lo alto del edificio que aloja a la Cadena SER a Endimi¨®n, un joven pastor al que Diana visitaba por las noches. La diosa fall¨® y all¨ª quedaron las flechas, en mitad de la Gran V¨ªa, donde el ajetreo diario de los transe¨²ntes las mantiene ocultas. El momento qued¨® grabado para siempre en una de las principales arterias de la ciudad.

Ahora, los amantes de la mitolog¨ªa pueden apreciarlas y conocer la historia que hay detr¨¢s de estas peculiares esculturas desde la suite F¨¦nix del hotel Hyatt de Gran V¨ªa, donde una terraza privada ofrece una panor¨¢mica privilegiada de la ciudad mientras el propio Hyatt, personificado en un actor, relata la historia.

La experiencia en la suite no acaba ah¨ª. Una vez los asistentes se han hecho las fotos pertinentes con las imponentes esculturas de bronce, empieza el teatro. Desde la comodidad de la cama, el sof¨¢ o las sillas de la habitaci¨®n, el p¨²blico puede disfrutar de dos obras de microteatro tituladas Perfecta y Rougarou. Ambas corren a cargo de la productora The Plaze.

Las funciones estar¨¢n disponibles en principio durante los meses de febrero y marzo los mi¨¦rcoles y los jueves. Al terminar, los asistentes pueden cenar en el restaurante Hielo y Carb¨®n. La experiencia con aperitivo cuesta 18 euros y, con cena, 43.

Un curso para hacer velas con todo el vino que puedas beber

Million Souls (calle Lanzarote n¨²mero 5 de San Sebasti¨¢n de los Reyes) es un local de velas donde, adem¨¢s de poder comprar aromas de todo tipo, los clientes pueden, una vez al mes, asistir a un curso para aprender a hacer velas con barra libre de vino. Su due?a, Beatriz P¨¦rez, de 30 a?os, cuenta que todo surgi¨® cuando sus amigos iban a su casa y quedaban impresionados con su colecci¨®n de velas. Preguntada sobre de d¨®nde sal¨ªan tantas velas, empez¨® a explicarles c¨®mo pod¨ªan hacerlas ellos mismos. Aquellas primeras lecciones ya iban acompa?adas de un elemento fundamental: el vino.

La cosa tiene su ciencia. Para hacer una vela primero hay que saber qu¨¦ tipo de vela se quiere hacer, pues para hacer velas de vaso, por ejemplo, se usa cera de soja de bajo punto de fusi¨®n. Despu¨¦s, hay que tener en cuenta la temperatura y la cantidad de aroma que se quiere aplicar, explica P¨¦rez.

Lo primero que hacen las asistentes ¨Dnunca ha ido un hombre a estos cursos¨D es elegir el tipo de vaso: cristal, cer¨¢mica o lata. Despu¨¦s, hay que escoger el aroma que va a tener la vela. Los m¨¢s solicitados son tarta de fresa y caramelo. Finalmente, el tipo de mecha, que puede ser madera o algod¨®n. El resultado son velas coloridas que conforman figuras perfectas para decorar la casa y, sobre todo, una tarde divertida entre amigas con mucho vino.

Al curso pueden asistir un m¨¢ximo de ocho personas y cuesta 45 euros. El taller incluye adem¨¢s una cena que se sirve mientras que las alumnas esperan a que las velas terminen de estar listas. El negocio de P¨¦rez se volvi¨® tendencia porque subi¨® un video a TikTok. ¡°La gente siempre est¨¢ buscando planes diferentes e interesantes¡±, comenta.

Un torneo de ¡®Beer Pong¡¯ en pleno Malasa?a

Lo que empez¨® como una forma de divertirse entre amigos en las fiestas termin¨® siendo el trabajo de Lino Slegers, de 31 a?os, due?o y fundador del primer Beer Pong Social Club del Mundo. El Beer Pong es un juego estadounidense que consiste en meter una pelota de ping-pong en vasos llenos de cerveza. La din¨¢mica es sencilla: el equipo perdedor, es decir, el que mete menos bolas en cada ronda, debe beber todo el vaso de alcohol. Como cabe imaginar, bastan apenas unas pocas partidas para que los sentidos empiecen a fallar. Hacia el final del juego, los participantes ya no son capaces de encestar la bola en una piscina.

Slegers, mitad portugu¨¦s mitad belga, lleg¨® a Madrid en 2011 de Erasmus y se qued¨®. Al comienzo montaba eventos para bares con juegos de Beer Pong, pero despu¨¦s, visto el negocio, empez¨® a alquilar ¨¦l mismo los bares para hacer torneos. No le fue mal, pero, tras el estallido de la pandemia, pronto se dio cuenta de que con las restricciones que hab¨ªa iba a ser imposible volver a lo que hac¨ªa antes. Al final, decidi¨® montar su propio local especializado por completo en Beer Pong. Estuvo un tiempo en un peque?o bar en Lavapi¨¦s y ahora se ha mudado a Malasa?a: otro ¨¦xito. Organiza torneos cada jueves donde participar cuesta 10 euros con tres bebidas. Tambi¨¦n se pueden alquilar mesas privadas para jugar entre amigos por 10 euros la hora y dos bebidas.

Aunque parezca incre¨ªble, el Beer Pong es un deporte cada vez m¨¢s extendido: hay ligas y cuenta hasta con su propio mundial. A ¨¦l se ha unido Slegers. Recibe el nombre de The World Series of Beer Pong, se celebra en Las Vegas (EE UU) y ya hay quien anda entrenando en este peque?o local de Malasa?a para hacer un buen papel en ¨¦l. El due?o del local asegura que gran parte de su ¨¦xito se lo debe a las redes: ¡°El influecer que m¨¢s gente me ha tra¨ªdo es un franc¨¦s llamado Pierre Croce que vino a jugar un d¨ªa. Ahora, cada semana llegan turistas franceses que mencionan que conocieron el lugar gracias a las redes de Pierre¡±.

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