De una invitaci¨®n para ser modelos de fiestas privadas a vivir secuestradas como v¨ªctimas de una red de prostituci¨®n
Un matrimonio encerraba a chicas en casas controladas por videovigilancia para vender sus servicios sexuales en p¨¢ginas web
Una joven de 16 a?os bailaba en una discoteca de Madrid el pasado mes de noviembre, cuando se le acerc¨® una mujer vestida con marcas caras y con signos evidentes, en rostro y cuerpo, de haberse sometido a varias cirug¨ªas est¨¦ticas. Le coment¨® que era muy linda y le propuso una oferta de trabajo: ser ¡°modelo en fiestas privadas¡±. Acudir a eventos exclusivos, pasar un rato con los asistentes e irse. Parec¨ªa f¨¢cil. Y ella acept¨®. Era dinero r¨¢pido para una chica de su edad. Quedaron d¨ªas despu¨¦s en una casa en la que supuestamente deb¨ªa ofrecer sus servicios, no muy lejos de esa discoteca. Solo que eran unos diferentes de los que ella pensaba. Cuando se percat¨® de que aquello no era lo que le hab¨ªan vendido, logr¨® ocultarse en la vivienda y llamar a la polic¨ªa para denunciar que estaba secuestrada. Los agentes acudieron a la direcci¨®n que les indic¨® y la rescataron. Descubrieron que hab¨ªa sido captada por una red de explotaci¨®n sexual. Y que no hab¨ªa sido la ¨²nica.
Tras la denuncia de esa menor, otras tres j¨®venes relataron a la polic¨ªa un periplo semejante. Hab¨ªan recibido ofertas parecidas, bien en discotecas o a trav¨¦s de redes sociales. Muchas de ellas hab¨ªan sido citadas a una entrevista de trabajo en la que presuntamente analizaban sus cualidades como acompa?antes de lujo. Para llevar a cabo estas evaluaciones eran convocadas en un lugar acorde con el empleo que les promet¨ªan: la casa de los cabecillas del entramado. Era la vivienda de esa mujer que se hab¨ªa acercado a la chica de 16 a?os en una discoteca en noviembre, propiedad que compart¨ªa con su marido. Se trata de un apartamento de alto nivel en un bloque de viviendas del distrito de Tetu¨¢n, por el que se paga un alquiler mensual de 3.500 euros. Los sospechosos hab¨ªan abonado por adelantado cuatro mensualidades, gracias a los ingresos que obten¨ªan explotando sexualmente a mujeres, seg¨²n la investigaci¨®n de la polic¨ªa, que ha detenido a la pareja y a otros seis integrantes de la trama. Los agentes han localizado hasta 18 mujeres esclavizadas por esta organizaci¨®n, que llevaba operando en Madrid al menos un a?o.
¡°Las chicas iban voluntariamente a las casas pensando que iban a fiestas o eventos privados, llegaban con la maleta para estar varios d¨ªas y lo que se encontraban es que los 21 primeros d¨ªas ten¨ªan prohibido abandonar la casa¡±, explica Tom¨¢s Santamar¨ªa, inspector jefe del grupo VI de la Brigada Provincial de Extranjer¨ªa y Fronteras de Madrid e interlocutor de la Polic¨ªa Nacional para delitos de trata de seres humanos. La adolescente cuyo relato desat¨® la investigaci¨®n que culmin¨® con el desmantelamiento de esta organizaci¨®n acababa de llegar a la vivienda, por eso todav¨ªa no le hab¨ªan quitado el m¨®vil y pudo pedir ayuda.
Desde el momento en el que las chicas pon¨ªan un pie en los domicilios, entraban a formar parte de un cat¨¢logo online en el que se las ofertaba como un producto. ¡°Chica universitaria¡±, ¡°piel sedosa¡±, ¡°cari?osa¡±, ¡°alcohol 24 horas¡±. La que gestionaba las citas era la mujer que captaba a las adolescentes en discotecas. ¡°Ella recib¨ªa llamadas de clientes a un n¨²mero y a continuaci¨®n transmit¨ªa lo que pactaba con ellos a sus empleados con otro tel¨¦fono¡±, detalla Santamar¨ªa. Pod¨ªa ser un ¡°servicio m¨ªnimo¡± de 60 euros por el encuentro sexual o bien el pack completo con las que ellos consideraban las mejores chicas ¡ªespecialmente dos de ellas¡ª, m¨¢s o menos tiempo, con la droga incluida y servicio a domicilio. ¡±El que va ahora ha comprado una hora con la chica con golosinas (coca¨ªna)¡±, se la oye decir en las intervenciones telef¨®nicas. La oferta pod¨ªa personalizarse tanto como el cliente quisiera. ¡°Hab¨ªa algunos que llamaban hasta tres o cuatro veces por semana¡±, apunta el inspector jefe.
Al principio, las chicas, todas muy j¨®venes, recib¨ªan el 50% de lo que pagaban los hombres, una cantidad que iba menguando con diferentes excusas. Muchas de ellas quedaban atrapadas en la red porque sus explotadores las amenazaban con una supuesta deuda que hab¨ªan adquirido con ellos y tambi¨¦n con denunciarlas, pues algunas estaban en Espa?a en situaci¨®n irregular. A una v¨ªctima la sacaron de su entorno m¨¢s directo, en la costa levantina, y la trasladaron a Madrid.
Este caso es un claro ejemplo de los nuevos derroteros que ha tomado la explotaci¨®n sexual en Espa?a. ¡°Las redes han abandonado los espacios p¨²blicos, se capta por redes y son organizaciones que necesitan muchos menos integrantes para controlar a las chicas¡±, explica Santamar¨ªa. La ocultaci¨®n de esta esclavitud en domicilios particulares dificulta tremendamente el trabajo de los investigadores, que tienen que reunir durante meses pruebas para conseguir un permiso de entrada y registro por parte de los jueces. ¡°Esto no es como hace 20 a?os, con operaciones en las que deten¨ªamos a 100 personas. Estaban los que vigilaban a las chicas en la calle, otros de seguridad que evitaban que los de otras organizaciones se metieran en su territorio, los que las trasladaban, los que llevaban las cuentas... Ahora, con una persona en cada piso lo tienen todo controlado¡±, explica el inspector jefe.
El interior de las casas donde reten¨ªan a las v¨ªctimas era supervisado desde su vivienda de lujo por el matrimonio en la c¨²spide de la organizaci¨®n, de nacionalidad venezolana. Gracias a sistemas de videovigilancia, comprados por internet por apenas 30 euros, la pareja ten¨ªa conocimiento las 24 horas de lo que suced¨ªa en sus dominios. ¡°Vigilaban cuando entraban, cuando sal¨ªan, cu¨¢nto tiempo pasaban con cada hombre y si hab¨ªa alguno que repitiera m¨¢s de la cuenta¡±, apunta. Los agentes tienen comprobado que cuanta m¨¢s confianza adquieren las mujeres explotadas con alguno de sus clientes, m¨¢s posibilidades hay de que la v¨ªctima pida ayuda para salir de esa situaci¨®n. De hecho, no es extra?o que sean los propios usuarios de estos servicios sexuales los que denuncian ante la polic¨ªa la explotaci¨®n de una v¨ªctima.
El matrimonio apenas pasaba por las casas, salvo para recaudar dinero de vez en cuando o reponer el almac¨¦n de estupefacientes por los que pagaban los hombres que contactaban con la organizaci¨®n. La trama controlaba cinco propiedades en Madrid: un chalet en Arturo Soria, tres casas en Tetu¨¢n y un piso en Puente de Vallecas. Entre ellas se mov¨ªan con su coche modelo BMW X6, valorado en 100.000 euros, cuando no estaban de vacaciones en destinos paradis¨ªacos o cenando en restaurantes car¨ªsimos. Una vida de lujo sustentada por una red de explotaci¨®n.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.