Qu¨¦ pasa con los protocolos contra el ¡®bullying¡¯ en la Comunidad de Madrid: ¡°Es luchar contra un muro de hormig¨®n¡±
Una familia denuncia una agresi¨®n sexual a su hija de 14 a?os en un instituto madrile?o, pero la direcci¨®n no ve indicios de acoso escolar. El n¨²mero de casos de acoso ha crecido un 30% en Madrid desde el final de la pandemia
Victoria (nombre ficticio) insist¨ªa en que le hab¨ªa salido un bulto en el vientre. Eran los primeros d¨ªas de diciembre de 2022 y la ni?a, entonces de 13 a?os, no paraba de repetirlo. Tambi¨¦n dec¨ªa que su cuerpo era feo y que le daba asco. Cada vez com¨ªa menos. ¡°Tapamos los espejos del ba?o con toallas, porque se miraba y sal¨ªa llorando¡±, recuerda su padre. A las pocas semanas, empez¨® con que no quer¨ªa ir a clase, que le dol¨ªa la tripa o la cabeza. Despu¨¦s llegaron las noches sin dormir, las autolesiones y los pensamientos suicidas. Meses sin que sus padres supieran qu¨¦ pasaba y en los que ella no contaba nada. Ya en abril, tras varias visitas al hospital, ingres¨® en un centro de salud mental, donde se qued¨® un mes. Entr¨® con s¨ªntomas de depresi¨®n y ansiedad y principio de anorexia nerviosa. Poco a poco, logr¨® ponerle voz a algo que llevaba sufriendo en silencio desde octubre: dos alumnos de su curso le hab¨ªan agredido sexualmente en los ba?os del instituto, el Cardenal Herrera Oria de Madrid, y otros cuantos llevaban desde primaria haci¨¦ndole bullying.
La familia pens¨® que al contar lo que pasaba, el instituto identificar¨ªa a los agresores ¨Dla ni?a sabe quienes son¨D, les sancionar¨ªa y proteger¨ªa a su hija. El padre se reuni¨® varias veces con la direcci¨®n con ese fin. ¡°Tienen que hacer algo¡±, les rog¨® en uno de los encuentros. Se activ¨® el protocolo contra el acoso escolar, que sigue abierto, pero el centro alega no encontrar evidencias de bullying. Mar¨ªa Jos¨¦ Fern¨¢ndez, presidenta de la Asociaci¨®n Madrile?a contra el Acoso Escolar (Amacae), indica que esta es la ¡°t¨®nica habitual¡± en muchos colegios e institutos de la regi¨®n, p¨²blicos, concertados y privados. ¡°Es luchar contra un muro de hormig¨®n que no puedes derribar¡±, critica. Y es la misma situaci¨®n en la que se encuentran decenas de chavales, como Irene y Cristina (ambos nombres ficticios para proteger su identidad), de 13 y 17 a?os respectivamente, y con cuyas familias tambi¨¦n ha hablado este peri¨®dico.
¡°Pasan del tema¡±
Lo primero que cont¨® Victoria, todav¨ªa estando ingresada, fue el acoso escolar. ¡°Al principio solo consigui¨® decir la palabra, nada m¨¢s. Si intentaba explicarlo se pon¨ªa nerviosa y temblaba. Ya tomaba antidepresivos y ansiol¨ªticos¡±, cuenta por tel¨¦fono el padre, que pide no ser identificado para preservar su intimidad y la de su hija. Con el paso de los d¨ªas, se enteraron de la magnitud del problema: desde sexto de primaria ¨Diba al colegio adyacente al instituto¨D, otros ni?os y ni?as le insultaban, le tiraban palos y pelotas, le robaban los libros, le romp¨ªan el material o le empujaban y golpeaban (ella dec¨ªa en casa que los moratones eran lesiones deportivas). ¡°Gritaban que era una tarada, una tonta, una enferma mental, que no serv¨ªa para nada y que era fea. El tutor me cont¨® que pasaban cosas en clase y que castigaba a los ni?os, pero no nos dec¨ªa qu¨¦ cosas. Mi hija lleg¨® a estar tan mal que todo lo que era una agresi¨®n lo ve¨ªa normal. Cuando entraba en clase, le dec¨ªan: ¡®Ya lleg¨® la muerta¡±, relata el padre.
La familia supo de estos detalles en abril ¨DVictoria estaba ingresada y llevaba sin poder ir a clase, desde principios de enero¨D, y nada m¨¢s conocerlos, el padre se present¨® en el instituto y pidi¨® que abrieran el protocolo de acoso escolar. Lo abrieron, y el 11 de mayo, apenas cuatro semanas m¨¢s tarde y, seg¨²n consta en el acta del instituto, a la que ha tenido acceso este peri¨®dico, el centro consider¨® que ¡°no hab¨ªa indicios suficientes [de acoso] por el momento o no eran concluyentes¡±. Queda poco m¨¢s de un semana para que se acabe el a?o acad¨¦mico. ¡°Desde el principio no han hecho nada. Pasan del tema o lo minimizan. El protocolo en teor¨ªa s¨ª, sigue abierto, pero el director me dijo que no puede hacer nada m¨¢s, que ha pasado a instancias mayores¡±, explica el progenitor.
Entonces, a mediados de mayo, Victoria habl¨® por primera vez de la agresi¨®n sexual con una amiga, por WhatsApp. El pasado 13 de octubre, a la hora del recreo, la ni?a estaba en uno de los ba?os del centro, cuando dos compa?eros de clase entraron. Uno le dio la vuelta y le agarr¨® del brazo, para inmovilizarla, mientras el otro le levantaba el jersey y el sujetador, y le bajaba los leggings y la ropa interior. Ambos le manosearon los senos y los genitales, mientras se re¨ªan. Al terminar, le tiraron al suelo y se fueron riendo. D¨ªas despu¨¦s, bajo la amenaza de volver a agredirle, los chavales le coaccionaron para que les enviara fotos desnuda. Victoria, asustada, lo hizo. La familia interpuso una denuncia y alert¨®, de nuevo, al centro.
¡°A?o horroroso¡±
¡°Las quejas son las mismas en todas las familias: que el colegio no hace nada. Y la Administraci¨®n les deja totalmente indefensos¡±, critica por tel¨¦fono Fern¨¢ndez. Es una cr¨ªtica recurrente: los protocolos no funcionan. Cuando se activa este protocolo ¨Daprobado en noviembre de 2016 bajo la presidencia de Cristina Cifuentes (PP)¨D, dos docentes ¡°imparciales¡± y que no hayan dado clase al alumno o alumnos acosados, tienen que reunirse con los implicados, profesores y familias para redactar un informe. Para Teresa Jusdado, responsable de educaci¨®n de UGT Madrid, hay tres problemas en la comunidad: escasez de personal, masificaci¨®n de las aulas y falta de tiempo. ¡°Todo ello impide prestar una atenci¨®n individualizada, como se requiere en estos casos. Lo ideal ser¨ªa practicar la prevenci¨®n y detectarlo lo antes posible, pero muchas veces docentes y familia se enteran cuando el acoso ha crecido como una bola¡±, se?ala.
¡°Mientras los colegios sean juez y parte en el proceso de activaci¨®n y cierre [del protocolo], pueden mentir. No ven indicios de acoso, dan carpetazo y la Consejer¨ªa se lo consiente, porque le interesa que estad¨ªsticamente bajen los datos de acoso¡±, denuncia Fern¨¢ndez. Y a?ade que este curso est¨¢ siendo el ¡°m¨¢s horroroso¡± en cuanto al bullying ¡°hasta la fecha¡±: han recibido un 30% m¨¢s de casos que el a?o pasado. ¡°Con la asociaci¨®n se han puesto en contacto m¨¢s de 400 personas y, de ellas, un centenar presencialmente. Es una verg¨¹enza. La inspecci¨®n no se preocupa de ver si el protocolo se ha hecho bien o no¡±, lamenta. Jusdado coincide en que el acoso va a m¨¢s: ¡°Los docentes ven y cuentan que la violencia en las aulas ha incrementado considerablemente, sobre todo despu¨¦s de la pandemia¡±. Un 30,5% de los alumnos entre 14 y 18 a?os asegura haber sufrido bullying durante la etapa educativa, seg¨²n un estudio de la Comunidad de Madrid sobre la poblaci¨®n joven en la regi¨®n, publicado la semana pasada. Adem¨¢s, un 27,6% admite haber experimentado tendencias sucicidas en el ¨²ltimo a?o.
Cada a?o, la Consejer¨ªa de Educaci¨®n publica un informe con las cifras de acoso escolar en la regi¨®n, siempre acompa?ado de una nota. En varias de las notas, el titular es similar a este de 2022: ¡°La Comunidad de Madrid registra una ca¨ªda de m¨¢s de un 50% de las denuncias de acoso escolar en los colegios e institutos¡±. La informaci¨®n no es correcta porque no compara el porcentaje respecto al a?o previo, sino al primer curso en que se aplic¨® el protocolo, el de 2015-2016. Entonces se registraron 179 casos de bullying y no se ha vuelto a alcanzar esa cifra, por lo que si los n¨²meros se comparan con ella, siempre sale a la baja. Sin embargo, desde el curso 2019-2020, los episodios de acoso han ido a m¨¢s. Seg¨²n los datos de la propia consejer¨ªa, el n¨²mero de denuncias creci¨® un 67% en el curso 2021-2022: de los 679 protocolos abiertos en 2020-2021 a los 1.013. Tambi¨¦n aumentaron los casos aceptados por inspecci¨®n educativa: de 78 a 151. Las cifras, adem¨¢s, reflejan que la mayor¨ªa de denuncias se desestiman.
M¨¢s centros
El caso de Victoria no es algo aislado. Irene cursa 1? de ESO en el instituto Domenico Scarlatti, en Aranjuez, y desde el pasado diciembre varias ni?as de su clase le pegan, roban materiales y dinero, amenazan, le tiran zumos y batidos encima e insultan por redes sociales, cuenta su madre. En mayo, por miedo a que le pasara algo m¨¢s grave, dej¨® de ir a clase, salvo para los ex¨¢menes, y el d¨ªa 15 de ese mes el centro abri¨® el protocolo contra el acoso. Durante el curso 2021-2022, en el 69% de los casos de acoso aceptados el protocolo se activ¨® por denuncia de los padres, frente al 23% que fue de oficio a instancia del centro, seg¨²n datos de la consejer¨ªa. ¡°El director hace caso omiso. ¡®?Y si la vuelven a pegar?¡¯, le pregunt¨¦, pero se qued¨® callado¡±, recuerda la mujer.
De la ansiedad y el p¨¢nico, a la ni?a se le escamaron la cara, las manos y los pies, y sufre mareos. El protocolo lleva casi un mes abierto, pero las docentes encargadas le han comunicado a la madre que no les hab¨ªan informado de qu¨¦ deb¨ªan hacer. La presidenta de Amacae se?ala que ¡°la dejadez de muchos colegios o institutos es extrema¡±. ¡°Los directores a veces no saben ni de qu¨¦ protocolo hablan los padres. Este a?o, por ejemplo, todav¨ªa no han ido a dar las charlas de prevenci¨®n recomendadas al Cardenal Herrera Oria. Las familias ven que si no lo cuentan en los medios no se hace nada¡±, a?ade.
Cristina, que cursa 4? de ESO en el IES El Olivo, en Parla, sufre bullying desde los 13 a?os. Insultos contra su f¨ªsico, pintadas en la pizarra, burlas constantes en redes sociales y hasta han llegado a cortarle el pelo en clase. ¡°La llamaban gorda, hija de puta, monstruo. Le tiraban botellas, tapones, papeles. [En el centro] se pasan la bola mutuamente, el inspector dice que el director tiene que sancionar, el director dice que es el inspector¡±, cuenta la madre. Como con Victoria e Irene, el protocolo se abri¨® y el resultado fue id¨¦ntico: ¡°No hay indicios de acoso¡±.
El hermetismo en el instituto Cardenal Herrera Oria es total. En el centro nadie quiere ofrecer su versi¨®n y remiten a la Consejer¨ªa de Educaci¨®n. ¡°No se ponen, eh. No se van a poner, no se van a poner. Es algo que se est¨¢ investigando¡±, dice una secretaria por tel¨¦fono. Fuentes de la Fiscal¨ªa de Menores se?alan que nada puede hacer el ministerio p¨²blico, porque al tener menos de 14 a?os, los presuntos agresores son ¡°inimputables¡±. Y la Consejer¨ªa indica que ¡°no puede ofrecer detalles¡±.
El Defensor del Pueblo abri¨® el pasado viernes una actuaci¨®n de oficio para conocer ¡°qu¨¦ medidas de protecci¨®n se est¨¢n aplicando¡± a Victoria. La ni?a no ha vuelto al centro y su padre espera poder cambiarla a otro instituto para el curso que viene. Tambi¨¦n lo esperan las madres de Irene y Cristina. Las familias de las tres menores no se conocen, pero todas repiten lo mismo: con suerte, sus hijas el a?o que viene se ir¨¢n a otro sitio, pero el acoso no habr¨¢ desparecido de sus centros.
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