Un depredador sexual que fing¨ªa ofrecer empleo en saunas: ¡°El trabajo ser¨¢ desnuda y con antifaz¡±
Un hombre acepta una condena de 33 a?os de prisi¨®n por agredir sexualmente a una treintena de mujeres, muchas de ellas vulnerables y que necesitaban desesperadamente un trabajo
L., de 20 a?os, buscaba trabajo en una aplicaci¨®n de ofertas de empleo un d¨ªa de mayo de 2016 cuando encontr¨® un puesto muy bien pagado. Era un trabajo un poco extra?o, camarera en un spa nudista. Necesitaba el dinero, as¨ª que contact¨® con Raquel, la persona que hab¨ªa publicado la oferta. Esta le traslad¨® su solicitud a su supuesto jefe, ?scar, que explic¨® a L. las caracter¨ªsticas del puesto y los honorarios. En esa primera charla, el jefe le pidi¨® una foto de sus pechos para comprobar si era apta para el trabajo y concert¨® una cita con ella en un spa en la zona del barrio de Ventas, en Madrid, para el 1 de junio. L. no lo sab¨ªa, pero la necesidad le hab¨ªa hecho caer en las garras de un depredador sexual en serie, que en esa supuesta entrevista de trabajo la manose¨® y la intent¨® penetrar mientras le dec¨ªa que se tranquilizara, que solo quer¨ªa comprobar si era apta para el trabajo. Ella huy¨® y ¨¦l se despidi¨® asegur¨¢ndole que ya la llamar¨ªa porque hab¨ªa obtenido el empleo.
Siempre dec¨ªa lo mismo: ¡°El puesto es tuyo¡±. Lo pronunciaba como frase de despedida o cuando las mujeres se resist¨ªan y estaban a punto de marcharse. ¡°Si quieres el trabajo, tienes que acabar¡±, le espet¨® a una v¨ªctima a la que oblig¨® a hacerle una felaci¨®n. Ese hombre en realidad se llama Agust¨ªn C. y hace un mes acept¨® una condena de 33 a?os de prisi¨®n, que este martes se ha ratificado en la Audiencia Provincial de Madrid. El perfil que eleg¨ªa siempre era el mismo: j¨®venes entre 19 y 24 a?os, muchas de ellas latinoamericanas y con situaciones muy complicadas. ¡°Si no haces esto, no hay trabajo ni papeles¡±, le dijo a K. El condenado lleg¨® a tener hasta 40 l¨ªneas de tel¨¦fono distintas y, seg¨²n le conviniera, fing¨ªa ser Raquel o Susana, para pasar a ser el hombre que las citaba seg¨²n avanzaba la conversaci¨®n. Las supuestas entrevistas de trabajo se celebraban en centros de masaje, spas y hoteles.
Agust¨ªn era un inform¨¢tico de Valladolid que ya hab¨ªa sido detenido cuatro veces antes de la definitiva, la que le ha llevado a la c¨¢rcel por fin. Sus primeros antecedentes datan de 2008. Cuando los agentes de la Comisar¨ªa de Centro de Madrid le pusieron las esposas en 2017, no par¨® de llorar y asegurar que ¨¦l no hab¨ªa hecho nada. Pero el reguero de sus hechos era incontestable. Los centenares de fotos que acumulaba en el m¨®vil de todas las mujeres a las que hab¨ªa enga?ado y el testimonio certero y razonable de todas ellas no dejaba lugar a dudas. Seg¨²n el escrito de acusaci¨®n de la Fiscal¨ªa, ¡°el procesado posee una personalidad antisocial, narcisista, en la que destaca su frialdad emocional, egocentrismo y ausencia de empat¨ªa hacia las v¨ªctimas, con plena capacidad para controlar sus impulsos sexuales¡±. El representante del ministerio p¨²blico tambi¨¦n refiere que algunas de sus v¨ªctimas sufrieron insomnio y ansiedad tras las agresiones.
El shock y la vulnerabilidad imped¨ªa a las mujeres acudir a la polic¨ªa; adem¨¢s, algunas de ellas se encontraban en Espa?a en situaci¨®n irregular. Esto daba alas al violador en serie, que ve¨ªa c¨®mo su sensaci¨®n de impunidad crec¨ªa a cada paso. En una de las citas para una supuesta entrevista de trabajo se atrevi¨® incluso a citar a dos de ellas a la vez, a las que oblig¨® a masturbarle. A ellas les asegur¨® que el trabajo al que optaban se desarrollaba ¡°desnuda y con antifaz¡±. La acci¨®n depredadora por la que se le condena se prolong¨® durante poco m¨¢s de un a?o, en el que cayeron en sus garras, al menos, una veintena de mujeres. Finalmente, una mujer a la que hab¨ªa citado en un hotel del centro de Madrid s¨ª acudi¨® a una comisar¨ªa a denunciar la agresi¨®n y esa investigaci¨®n destap¨® una enorme retah¨ªla de violaciones y humillaciones.
Tan intocable se cre¨ªa que se propuso cumplir todas sus humillantes fantas¨ªas con mujeres que necesitaban desesperadamente trabajar. V¨ªctimas a las que el sueldo que ¨¦l ofrec¨ªa, entre 2.000 y 4.000 euros, les resultaba una cantidad que iba a solucionar todos sus problemas. A una la agredi¨® sexualmente en un probador de una tienda del centro de Madrid para comprobar, seg¨²n su enga?o, si era ¡°atrevida¡±. A una, A., le pidi¨® fotos ¨ªntimas a pesar de que ella le hab¨ªa dicho que ten¨ªa 17 a?os y le asegur¨® que eran necesarias porque para el puesto al que estaba optando hab¨ªa que ir en ropa de ba?o. A I. la llev¨® a un local de intercambio de parejas, donde la viol¨® y le tom¨® fotos que envi¨®, sin su consentimiento, a un amigo suyo.
La lista de degradaciones a las que someti¨® a todas las v¨ªctimas que cre¨ªan haber encontrado en ¨¦l un empleo es inabarcable. Con W. lleg¨® a utilizar la violencia f¨ªsica en el momento en el que ella se dio cuenta de que todo se trataba de un enga?o. La arrincon¨® contra una pared y le grit¨®: ¡°?Acar¨ªciame! De eso depende que te contrate o no¡±. Su arrogancia y su voracidad le llevaron a su perdici¨®n, que signific¨® la salvaci¨®n para muchas mujeres que ya no cayeron en la trampa del trabajo bien remunerado tras la que se escond¨ªa un verdadero monstruo.
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