Nadie corta la fiesta en Ponzano: 78 bares, uno cada 13 metros
Una norma anti ruidos del Ayuntamiento de Madrid, que entr¨® en vigor en enero de 2023, no ha impedido que sigan llegando establecimientos de ocio a esta calle s¨ªmbolo del Madrid como ¡°parque de atracciones¡±
Antes de la tormenta, Ponzano fue un vecindario apacible en una de las zonas m¨¢s ricas de la capital. Las fotos que Google tom¨® en 2008 para su navegador panor¨¢mico Street View muestran que aquel a?o operaban en esta calle de Madrid 48 negocios de hosteler¨ªa y ocio nocturno de un total de 139 establecimientos activos. Comparado con lo que vendr¨ªa despu¨¦s, parece un equilibrio razonable. Aquella era una ¨¦poca relativamente tranquila en esta larga v¨ªa de un kil¨®metro de longitud que se encuentra media hora a pie al norte de la Gran V¨ªa.
Ponzano quedaba lejos de las zonas de mayor acci¨®n nocturna, pero las din¨¢micas de la fiesta en la capital son imprevisibles y en 2019, el n¨²mero de bares, restaurantes y discotecas hab¨ªa crecido hasta 71, seg¨²n un conteo que hizo entonces este peri¨®dico. La calle ya hab¨ªa sido coronada como la m¨¢s hot de Madrid por la revista de viajes Lonely Planet y surgi¨® un t¨¦rmino para referirse a la marcha por la zona: el Ponzaning.
Por entonces, nuevos establecimientos de bebida y comida hab¨ªan sustituido a comercios de proximidad: una panader¨ªa, una papeler¨ªa, una mercer¨ªa, una carnicer¨ªa, una tienda de electrodom¨¦sticos, un banco, una tienda de aromaterapia o un locutorio... Ponzano se convirti¨® en un s¨ªmbolo de un nuevo Madrid, el gran parque de atracciones, una ciudad donde los vecinos importan menos que los turistas y donde el derecho al descanso es relegado por el derecho al negocio.
Ahora, a finales de 2023, a pesar de las protestas, a pesar de que han surgido nuevas calles de moda (Juan Bravo, Ibiza...) y a pesar de una nueva norma anti ruido del Ayuntamiento de Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida, la colonizaci¨®n de los bares contin¨²a: ya funcionan 78 locales de hosteler¨ªa. En estos ¨²ltimos cuatro a?os han ca¨ªdo, entre otros, una fruter¨ªa, una tienda de muebles de cocina o un supermercado. En su lugar se han instalado un negocio de vinos, una bodega o una parrilla argentina. Los establecimientos de hosteler¨ªa eran solo un tercio del total de negocios activos en 2008 y ahora ya son m¨¢s de la mitad (el 52%). Hay un bar por cada 13 metros.
Este gran reemplazo no lo ha podido frenar una norma que entr¨® en vigor el 9 de enero con prohibici¨®n de apertura de nuevos negocios generadores de ruido (salas de fiestas, salas de conciertos, baile, bares de copas, hosteler¨ªa y restauraci¨®n). Esa medida, la Zona de Protecci¨®n Ac¨²stica Especial (ZPAE), hab¨ªa generado expectativas de un cambio, pero un a?o despu¨¦s, ha cundido el desaliento. Los vecinos ven que siguen abriendo bares y nadie hace nada.
Desde que se estren¨® la ZPAE, la asociaci¨®n vecinal El Organillo ha identificado al menos media decena de nuevos negocios de hosteler¨ªa. Un par se encuentran en Ponzano y otros en calles aleda?as que seg¨²n la norma son consideradas zona roja, la mayor de tres categor¨ªas y, por tanto, rigen las mayores prohibiciones. Una de las hist¨®ricas de esa asociaci¨®n, Pilar Rodr¨ªguez, confiesa que la frustraci¨®n se ha apoderado del barrio: ¡°Yo, que soy la m¨¢s peleona de Espa?a, estoy desesperada y a punto de tirar la toalla¡±.
La ZPAE, reclamada por los residentes durante a?os, reconoce que la zona est¨¢ saturada y el ruido impide el descanso de los residentes. Lleva el nombre de los dos barrios afectados, Trafalgar-R¨ªos Rosas, y sigue el modelo de tres normas aprobadas por el Ayuntamiento de Madrid en otras zonas ruidosas: Centro (2012), Azca (2015) y Gaztambide (2017). En ellas se establecen tres tipos de prohibiciones en funci¨®n del ruido que padecen: alta, moderada y baja (tambi¨¦n identificadas como roja, amarilla y verde).
El problema, explica el abogado especializado en ruido Jorge Pinedo, reside en la debilidad de la norma. A pesar de reconocer el exceso de ruido, no se reduce el n¨²mero de negocios de hosteler¨ªa ya existentes. A¨²n peor: la prohibici¨®n de nuevas aperturas, incluso en zona roja, no impide que se establezcan ¡°algunos comercios de tipo mixto¡± como por ejemplo aquellos que venden comida para llevar o para degustar en el local, dice el letrado, que a?ade que las ZPAE precedentes presentan el mismo punto d¨¦bil.
Otro problema t¨¦cnico es que, para evitar burocracia, el Ayuntamiento permite desde 2014 que los empresarios abran negocios con la simple presentaci¨®n en registro de una declaraci¨®n responsable. Tras eso, las inspecciones pueden tardar a?os de modo que incluso los negocios prohibidos por la ZPAE pueden operar impunemente. Asociaciones de vecinos del distrito Centro llevan a?os denunciando que su ZPAE no ha impedido nuevas aperturas.
En los d¨ªas previos a la entrada en vigor de la ZPAE, varios empresarios presentaron declaraciones responsables para abrir nuevos negocios. El Ayuntamiento responde a este peri¨®dico que eso da cobertura a varias de las aperturas recientes, salvo un caso en Jos¨¦ Abascal 23 (esquina con Ponzano) que tiene orden de cese.
El abogado Pinedo valora que La ZPAE no es en modo alguno la ¡°panacea¡± para solucionar los problemas ac¨²sticos de la ciudad. ¡°Creo que este Ayuntamiento no toma medidas valientes¡±, dice el letrado, ¡°Le tiene p¨¢nico a la patronal de las copas¡±.
A eso se suma el dilema de los votos. En lugar de castigar al equipo de Almeida, los vecinos de Ponzano y alrededores les han premiado con m¨¢s apoyo en las ¨²ltimas elecciones municipales, las de mayo, como mostr¨® un an¨¢lisis de EL PA?S. Es un fen¨®meno que se reprodujo en la gran mayor¨ªa de calles que se hab¨ªan enfrentado entre 2019 y 2023 al gobierno municipal de Ciudadanos y Partido Popular. El ruido, las talas de ¨¢rboles, las cocinas fantasma o las promesas incumplidas desataron el enfado callejero, pero a la hora de votar no se not¨®.
Por el barrio se ve en los balcones un pu?ado de pancartas amarillas en las que se lee: ¡°SOS Ruidos¡±. Dando un paseo, Rodr¨ªguez explica que antes se ve¨ªan m¨¢s. En realidad, la gente est¨¢ resignada, a?ade. ¡°Algunos se dopan con somn¨ªferos¡±, dice indignada porque as¨ª permiten que el negocio de abajo siga haciendo caja. Rodr¨ªguez, de 73 a?os, ha puesto m¨¢s de una decena de denuncias contra el bar de enfrente porque siempre dejan la puerta abierta. Pero nunca sirve. La Polic¨ªa llega y siempre se la encuentra cerrada. ¡°Alguien les debe de avisar¡±.
Cansadas de esa batalla, muchas familias con ni?os han hecho las maletas, lamenta. Han sido sustituidas por turistas del Airbnb. Con todo, hace poco la lucha vecinal logr¨® que el Ayuntamiento forzara a los bares a retirar las terrazas que hab¨ªan instalado durante la pandemia en los aparcamientos de la calle Ponzano. A pesar de que momentos antes ha dicho que est¨¢ a punto de rendirse, la activista repone que nunca se ir¨¢ de este barrio al que lleg¨® en los setenta, cuando a¨²n era posible encontrar en Ponzano establos en las que se orde?aba a las vacas para vender su leche. ¡°No, no me voy a ir¡±, dice. A pesar de todo, luchar sirve de algo: ¡°Si no pele¨¢ramos estar¨ªamos peor¡±.
?Tiene m¨¢s informaci¨®n? Contacta al autor escribiendo a fpeinado@elpais.es o fernandopeinado@protonmail.com
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