A falta de dinero p¨²blico para ventiladores o aire acondicionado en clase, los padres llegan al rescate
Las familias est¨¢n costeando de su bolsillo unos recursos contra el calor en las escuelas que no les corresponden
Gioia Lazzo hac¨ªa sus compras en el Lidl el lunes de la semana pasada cuando vio un producto que necesitaba, un toldo. No era para su casa, sino para el colegio de su peque?o de nueve a?os. Agarr¨® su tel¨¦fono y avis¨® a sus compa?eras de la asociaci¨®n de familias.
¡ªPerdonad si no os he consultado¡ª, escribi¨®, ¡ªHe pillado tres toldos para el curso que viene. Unos 45 euros.
Las respuestas llegaron al instante.
¡ªGenial ?
¡ªPerfecto!
Estamos en plena temporada. Se habla mucho de las compras que cada a?o hacen los padres en agosto y septiembre para la vuelta al cole, pero menos de las que tienen que hacer en mayo y junio, cuando se acerca el fin de curso. Aprieta el calor, los ni?os se marean en clase y las autoridades ni se inmutan. Toca pedir presupuestos y solucionar el problema en las aulas y patios: un ventilador de techo cuesta alrededor de 100 euros; un aparato de aire acondicionado, unos 1.500 euros; y cubrir con toldos 147 metros cuadrados de un patio, casi 7.000 euros...
Adem¨¢s de esos tres toldos, Lazzo y sus compa?eras de la Asociaci¨®n de Madres y Padres (AMPA) han comprado dos ventiladores de techo para el aula de los ni?os de tres a?os, los m¨¢s peque?os del cole. Pagaron 275 euros en unos conocidos almacenes de bricolaje. Este s¨¢bado esperan instalar otros siete del mismo modelo. Su centro es el colegio de Educaci¨®n Infantil y Primaria (CEIP) Guindalera, una de las tres escuelas p¨²blicas del distrito de Salamanca de Madrid. Se consideran privilegiados porque los padres de aqu¨ª tienen m¨¢s recursos que en otras zonas de la comunidad.
Pero aun as¨ª, los 400 alumnos del Guindalera pasan mucho calor. Este jueves hac¨ªa 32 grados a las 13.00, hora de fin de clases. Aemet hab¨ªa decretado el aviso amarillo por altas temperaturas. Algunos ni?os sal¨ªan por la puerta con sus cabezas cubiertas por gorras y ba?¨¢ndose con flufis, los pulverizadores de agua t¨ªpicos de las peluquer¨ªas. Uno llevaba en mano un mini ventilador.
Un poco antes, una madre que visitaba el colegio con un futuro alumno de cinco a?os se desplom¨® por una lipotimia en mitad del patio mientras hablaba con la directora, Beatriz S¨¢nchez. Llegar al ¨²ltimo d¨ªa de clase, el 21 de junio, parece una tarea de supervivencia.
Padres madrile?os como los del Guindalera est¨¢n pagando de su propio bolsillo unos gastos que no les corresponden. Toman estas medidas a la desesperada porque llevan demasiados a?os viendo c¨®mo sus hijos estudian en aulas a m¨¢s de 30 grados y en algunos casos sufren golpes de calor, pero casi nunca llega una respuesta.
En Madrid, la administraci¨®n con las competencias educativas, el Gobierno de Isabel D¨ªaz Ayuso ni siquiera ha mapeado los recursos contra el calor de los 2.264 centros sostenidos con sus fondos. En los ¨²ltimos dos a?os, 35 colegios e institutos se han beneficiado de 38,2 millones de euros en inversiones auton¨®micas contra el calor, seg¨²n la Comunidad de Madrid. Es una cifra que parece min¨²scula comparada con la gran cantidad de centros bajo su responsabilidad, muchos ubicados en edificios viejos, poco preparados para el grave problema clim¨¢tico actual.
En los centros donde nadie act¨²a contra el calor, los padres toman las riendas, como pasa tambi¨¦n en otras comunidades aut¨®nomas. Las AMPAS disponen de un peque?o presupuesto procedente de cuotas voluntarias que oscilan entre los ocho y los 15 euros anuales y de fiestas con rifas en las que venden camisetas o bocatas. Ese dinero suele ir destinado a actividades extraescolares, como comprar un tatami para el curso de karate o balones de pilates para gimnasia r¨ªtmica.
Laberinto burocr¨¢tico
Antes de tomar la decisi¨®n de destinar esos fondos a infraestructuras escolares, los padres suelen haber pasado a?os perdidos en un laberinto de inacci¨®n burocr¨¢tica. La direcci¨®n del centro cuenta con su propio presupuesto, asignado por la Comunidad de Madrid, que suele ser insuficiente para gastos extraordinarios. Tienen que pedir ayuda a las administraciones, pero en ese punto comienza la confusi¨®n, explica la presidenta de la Federaci¨®n de asociaciones (FAPA) Giner de los R¨ªos, Mari Carmen Morillas. Seg¨²n la teor¨ªa, los ayuntamientos se hacen cargo del mantenimiento de las infraestructuras en los colegios y la Comunidad, de los institutos. En la pr¨¢ctica, estas dos administraciones a veces se pasan la pelota para evadir la responsabilidad.
¡°Nos marean y nos agotan¡±, dice Luis Alonso, el presidente de la AMPA de un colegio de 250 alumnos en el centro de Madrid, el CEIP V¨¢zquez de Mella. ¡°Diriges escritos y te dicen que no son competentes o no te contestan. As¨ª pasan meses y a?os...¡±.
En su caso, los padres iniciaron la batalla hace ocho a?os. Cada comienzo de curso plantean el problema del calor y nunca se hace nada, cuenta Alonso. El colmo es lo que les ha sucedido este curso. Ten¨ªan un proyecto redactado por varios padres arquitectos para instalar un toldo de 240 metros cuadrados en un patio de cemento con orientaci¨®n sur que es ¡°una chicharrera¡±. Una empresa les dio un presupuesto de 6.954 euros que presentaron al colegio, pero la Direcci¨®n de Area Territorial (DAT) de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n lo vet¨® por motivos de seguridad.
Esta semana han escrito una carta de queja a la DAT que han compartido con este peri¨®dico: ¡°No nos interesan los vericuetos administrativos ni los bailes de competencias. Estamos hablando de la salud y seguridad de menores durante la jornada lectiva. Cada d¨ªa dejamos en manos de la Comunidad de Madrid a nuestros ni?os y ni?as que, por lo tanto, est¨¢n bajo SU RESPONSABILIDAD y deben buscar los medios necesarios para garantizar unas condiciones m¨ªnimas; deb¨ªan haberlas buscado hace tiempo. No toleraremos que esta dejadez pueda resultar en situaciones graves de las que les hacemos enteramente responsables¡±.
Los padres de un colegio de Carabanchel, el CEIP Lope de Vega, consiguieron instalar un toldo por unos 250 euros hace un par de a?os. Pero un t¨¦cnico municipal les advirti¨® de que no hab¨ªa sido ¡°homologado¡± por el Ayuntamiento y les orden¨® que lo retiraran bajo advertencia de multa. La AMPA comenz¨® una campa?a de reclamaciones y consiguieron que la DAT, al a?o siguiente, les instalara tres toldos: uno en el pasillo, uno en el arenero y otro m¨¢s en el patio de atr¨¢s. Pero son muy peque?os.
¡°Esto depende de la presi¨®n que hagan los padres en cada colegio¡±, dice Rub¨¦n Lorenzo, de la AMPA de este centro. ¡°Tenemos la suerte de tener una asociaci¨®n fuerte y comprometida, pero otros colegios, quiz¨¢s el 80% o 90%, son m¨¢s vulnerables¡±.
Este problema se ha vuelto acuciante recientemente. Los profesores veteranos cuentan que hace dos o tres d¨¦cadas el calor era una amenaza mucho menor. Las temperaturas no sol¨ªan superar los 32 grados en mayo o junio y las vacaciones escolares duraban m¨¢s. Pero los centros ahora abren casi todo el a?o por la b¨²squeda de la conciliaci¨®n familiar. En muchos de estos colegios sin recursos contra el calor se celebran campamentos escolares en julio y agosto.
A falta de reformas, el plan 2024 para episodios de altas temperaturas de la Comunidad recomienda cambiar los horarios, ropa fresca y beber agua. A los padres y profesores les indigna que no se act¨²e con urgencia. La FAPA Giner de los R¨ªos ha unido fuerzas con los sindicatos CC OO y UGT y con la Federaci¨®n Regional de Asociaciones de Vecinos para cambiar la ley. Esperan recoger 50.000 firmas antes del 21 de junio para una Iniciativa Legislativa Popular que supondr¨ªa inversiones contra el calor, entre ellas un plan de remodelaci¨®n de los edificios para que cumplan con los m¨¢s altos est¨¢ndares de eficiencia energ¨¦tica.
En el CEIP Jos¨¦ Mar¨ªa de Pereda de Legan¨¦s compraron aparatos de aire acondicionado para el sal¨®n de grados porque las graduaciones de junio se hab¨ªan convertido en un evento insufrible. La asociaci¨®n familiar coste¨® un par de estos aparatos hace una d¨¦cada y hace un par de a?os el colegio compr¨® un tercero, tambi¨¦n para esa misma sala. No han podido climatizar otras partes del edificio porque ni a los padres ni al colegio les alcanza para m¨¢s. ¡°En las clases est¨¢n los pobres asaos. Es bastante duro e insoportable¡±, dice Sara Sanz Guti¨¦rrez, tesorera de la AMPA. ¡°En las oficinas hay aire acondicionado, pero nadie piensa en los ni?os¡±.
Cuando los colegios destinan sus propios fondos a estos recursos, tienen que sacrificar otras partidas. La directora del Guindalera, Beatriz S¨¢nchez, cuenta que han financiado algunos toldos con su presupuesto de 14.000 euros. Desde fuera, el edificio parece incompleto, con toldos repartidos sin ton ni son por las ventanas. ¡°Es que es un dineral¡±, explica la directora. ¡°Nuestro presupuesto est¨¢ destinado para material did¨¢ctico¡±. Para hacer este esfuerzo han tenido que limitar el gasto en libros de biblioteca.
La presidenta de la AMPA, Lazzo, agradece la implicaci¨®n de la direcci¨®n. En otros colegios se quejan de que la junta directiva les da la espalda y parece proteger los intereses de la consejer¨ªa. A base de presi¨®n conjunta han conseguido que el Ayuntamiento les costeara el a?o pasado algunos toldos para el patio, pero la mayor parte del espacio exterior sigue descubierto. Y en las aulas la temperatura supera los 30 grados.
Lo cuentan mientras una profesora invita a este peri¨®dico a conocer su aula, a la que llama ¡°mi horno¡±. Aqu¨ª, en condiciones impropias de un pa¨ªs desarrollado, tratan de aprender los escolares madrile?os.
?Tiene m¨¢s informaci¨®n? Escriba a los autores a fpeinado@elpais.es y ampuentes@formacion.elpais.es
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