Radiograf¨ªa de un centro de acogida fracasado: m¨¢s de cien menores donde deber¨ªa haber 35
El centro para menores de Hortaleza, gestionado por la Comunidad de Madrid, acumula un rosario de negligencias investigadas por la Fiscal¨ªa que van desde el hacinamiento a la inseguridad.
De los 102 centros de la red de protecci¨®n de la Comunidad de Madrid hay uno que parece reunir todas las miserias del sistema. Se trata de una vieja casona en el coraz¨®n de Hortaleza en la que deber¨ªa haber 35 ni?os y hay m¨¢s de cien y en la que el 25% de los trabajadores est¨¢ de baja. Un lugar que tiene ba?os en el patio para atajar el hacinamiento y en el que los m¨¦dicos tratan de enfermedades desaparecidas en Espa?a como la sarna. Un lugar donde la mitad de los internos son marroqu¨ªes y, la otra mitad, subsaharianos de entre 16 y 18 a?os, sin nada que hacer en todo el d¨ªa, pero que se odian a muerte y tiran de c¨²ter a la menor provocaci¨®n.
El deterioro no est¨¢ relacionado con el reparto de migrantes desde Canarias y dura ya varios a?os. Tampoco con menores sin padres que llegaron en cayuco de ?frica. O no solo. Oficialmente, se trata de un ¡°centro educativo de intervenci¨®n psicosocial a toda la infancia madrile?a entre 15 y 17 a?os en riesgo de exclusi¨®n social y/o desamparo¡±. De hecho, tres chicas espa?olas acaban de dejar el lugar hace unas semanas. De una forma u otra, todas las personas vinculadas al centro, desde trabajadores a emigrantes, vecinos de Hortaleza y partidos de la oposici¨®n, tienen una opini¨®n parecida: est¨¢ abandonado a su suerte. Solo la Comunidad de Madrid defiende su gesti¨®n. El asunto ha escalado de tal manera que, desde hace dos meses, la Fiscal¨ªa sigue muy de cerca lo que pasa aqu¨ª. Es la primera vez que el ministerio p¨²blico entra en algo as¨ª.
El centro de primera acogida de menores de Hortaleza es una casona con jard¨ªn sacada de Cu¨¦ntame, ¡°pero de la primera temporada¡±, dice la diputada socialista, Lorena Morales, una de las pocas personas a las que se le ha permitido el acceso. En 1986, la Comunidad de Madrid se hizo cargo de este lugar gestionado hasta entonces por una orden religiosa que cobijaba a ni?os abandonados. Con el tiempo, el centro se ha convertido en un espacio de emergencias donde trabajan casi cien personas con menores de entre 15 y 18 a?os enviados por la polic¨ªa, la Fiscal¨ªa de Menores o los servicios sociales mientras se decide su futuro: regresar con su familia, pasar a otro tipo de centro o acceder a un piso de acogida. Seg¨²n lo previsto, no deber¨ªan estar ah¨ª m¨¢s de tres meses, pero la realidad es que algunos pasan hasta ocho meses.
¡°Nada est¨¢ bien ah¨ª dentro¡±, dice uno de los j¨®venes subsaharianos que duerme cada d¨ªa en las literas. ¡°Todo el d¨ªa sin hacer nada. Desayunamos y a la calle, volvemos a comer y a la calle, cenamos y dormimos y a la calle. Y al d¨ªa siguiente lo mismo¡±, dice el chico, que no quiere dar su nombre, en un rudimentario espa?ol. Hasta hace algunas semanas recib¨ªan clases de espa?ol, pero ahora las aulas est¨¢n ocupadas por m¨¢s literas para 20 j¨®venes.
Raquel, una vecina del barrio que ayuda con comida a los chicos con los que se encuentra, explica que ¡°el centro es un desprop¨®sito¡±. ¡°No reciben ning¨²n tipo de formaci¨®n, ni ayuda econ¨®mica, ni el m¨¢s m¨ªnimo cari?o. Pasan aqu¨ª varios meses sin mucho sentido, hasta que cumplen 18 a?os y los ponen en la calle sin papeles y sin idioma. No dan problemas. Son muy buena gente. Solo esperan en los parques o caminan sin rumbo por el barrio¡±, dice Raquel, que prefiere no dar su apellido, con una bolsa de pl¨¢stico en la mano.
Igual que todas las miserias del sistema caben en una casona de los a?os setenta, lo mejor del sistema tambi¨¦n es una se?ora con cuatro yogures en una bolsa del DIA para el chico de Gambia. J¨®venes del barrio juegan en corro al m¨®vil en la pista de skate del parque Clara Eugenia. El grupo de subsaharianos llega arrastrando las crocks y las ropas prestadas. Hablan de sus cosas. Otro d¨ªa m¨¢s paseando por el centro comercial porque tiene aire acondicionado.
El declive del centro de primera acogida de menores de Hortaleza toc¨® techo en 2018, cuando el hacinamiento lleg¨® al 338%. Al a?o siguiente, la ocupaci¨®n media se redujo a un 100%, seg¨²n la documentaci¨®n a la que accedi¨® este diario, de acuerdo a la Ley de Transparencia. Sin embargo, para conseguir estas cifras, el Gobierno auton¨®mico recurri¨® al maquillaje. Donde antes dec¨ªa que era un centro apto para 35 personas, ahora era para 52. Cuando se lleg¨® a 52, el centro tambi¨¦n serv¨ªa para 72 y as¨ª hasta noviembre de 2023, cuando se detuvo en 99 plazas. La medida se tom¨® hace 10 meses de forma ¡°excepcional¡± y autorizada por la Consejer¨ªa de Familia, Juventud y Asuntos Sociales, que dirige Jos¨¦ Manuel Miranda como Gerente de Atenci¨®n Social. Por este asunto, los sindicatos llevaron al Gobierno regional ante la Fiscal¨ªa madrile?a.
El centro volvi¨® a ser noticia este a?o cuando fueron desalojadas las instalaciones por un incendio debido a una pelea entre magreb¨ªes y subsaharianos. Nuevamente, en mayo, la Polic¨ªa detuvo a dos magreb¨ªes de 15 y 17 a?os acusados de agredir a uno de Gambia con un c¨²ter en el cuello durante una pelea fuera del recinto. ¡°Los marroqu¨ªes imponen todo. Nos agreden por las noches, controlan la televisi¨®n del centro¡±, se queja un chico de Mauritania. A simple vista, parece urgente separar a unos de otros cuanto antes.
Seg¨²n una de las educadoras del centro que prefiere no dar su nombre, ¡°hay un enorme n¨²mero de bajas por cuadros de ansiedad¡±, a lo que se suma la frustraci¨®n y la impotencia. ¡°Estamos preparados para enfrentar situaciones complicadas, pero es frustrante acudir cada d¨ªa a un centro sin un enfoque claro. Un chaval sin proyecto durante ocho meses se vuelve loco y es cuando surgen los problemas de violencia entre ellos que son resultado del hacinamiento y la falta de futuro¡±, se?ala. ¡°Un problema como la sarna, se aisla y se da la medicaci¨®n correspondiente y queda resuelto, pero en un lugar as¨ª es imposible tratarla adecuadamente¡±, a?ade.
Seg¨²n los sindicatos UGT y CC OO ¡°m¨¢s del 60% de los trabajadores est¨¢ de baja¡± y la ratio de educadores sociales, que deber¨ªa ser de uno por cada cinco menores, es de uno cada 50 menores, lo que hace ¡°inviable¡± cualquier trabajo socioeducativo. A pesar de la cifra difundida por el sindicato, los datos oficiales en la Seguridad Social comprobados por este peri¨®dico son que el n¨²mero de bajas es del 22%.
La semana pasada la diputada del PSOE Lorena Morales colg¨® un tuit en el que denunciaba la situaci¨®n y que refleja la capa en la que se mueve el debate. ¡°130 chicos/as en un centro de acogida de 35 plazas. 5 turnos para comer. Sin ropa limpia y con la sarna arrasando. La ¨²ltima ha sido plantar el patio de inodoros. Para que en lugar de jugar soporten una peste. Esto es Ayuso¡±, escrib¨ªa junto a una foto de la gr¨²a colocando un urinario en el patio.
Horas despu¨¦s, Alfonso Serrano, secretario general del PP madrile?o, respond¨ªa: ¡°?C¨®mo puede haber 135 si seg¨²n Gobierno no hemos acogido ni a 35? ?O es que Lorena acaba de descubrir que los servicios de Madrid est¨¢n desbordados? Mientras, Delegaci¨®n del Gobierno no hace nada, Barajas es un coladero y Gobierno no financia como debe las plazas¡±. En el ¨²ltimo intercambio de mensajes, la diputada respondi¨®: ¡°Alfonso, te voy a informar, como madre acogedora, que te veo un poco perdido. La competencia de infancia es vuestra. Hortaleza es un centro que tambi¨¦n atiende a ni?os madrile?os. Y lo ten¨¦is desbordado desde que gobernaba Rajoy porque estas criaturas os importan un pimiento. De nada¡±. Y ah¨ª se termin¨® todo.
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