Colchonetas en el suelo y ropa interior sucia: el hacinamiento acosa de nuevo al centro de menores de Hortaleza de Madrid
Los trabajadores que atienden a adolescentes en acogida resucitan los fantasmas de 2019, cuando el espacio se convirti¨® en un polvor¨ªn y en el blanco de los ataques de Vox
En la puerta se amontona un grupo de chavales en ch¨¢ndal. Y ninguno mira un m¨®vil: se empujan, se insultan, se r¨ªen. Son las 16.00 horas y les han permitido dar una vuelta por los alrededores del centro. Pero casi no se alejan. A su espalda, una mole enorme que es la ¨²nica casa que tienen, se alza imponente en mitad de la calle Valdetorres del Jarama. Es el centro de primera acogida de menores de Hortaleza, un lugar gestionado por la Comunidad de Madrid que se convirti¨® en un polvor¨ªn hace solo cuatro a?os y en el blanco de todos los ataques de Vox contra la inmigraci¨®n, aunque no todos los que ah¨ª acogen son inmigrantes. Estos d¨ªas, los trabajadores denuncian que se asoman al mismo destino, seg¨²n un documento al que ha tenido acceso EL PA?S, que ha recogido unas 700 firmas, incluido el 90% de la plantilla del centro. Las colchonetas en el suelo, los turnos para comer y para ducharse, o la escasez de ropa limpia han sido el primer aviso.
El texto, elaborado por el comit¨¦ de empresa de AMAS, los sindicatos CSIT-UP, UGT, CC OO, SATSE y las trabajadoras y trabajadores del centro de Hortaleza, advierte de que la ¡°sobreocupaci¨®n que empieza a tener un car¨¢cter permanente, comienza a causar da?o f¨ªsico y psicol¨®gico, tanto al personal profesional que atiende, como a las personas atendidas¡±. Fuentes de UGT y CC OO aseguran a este peri¨®dico que desde septiembre las bajas m¨¦dicas entre el personal han aumentado. En los ¨²ltimos meses, al menos ocho personas, de un total de 90 trabajadores, han necesitado ese permiso, seg¨²n informan desde los sindicatos.
El agotamiento de los trabajadores es el primer s¨ªntoma, aseguran, de algo que ya han vivido y temen que nadie ponga remedio a tiempo. En la memoria de quienes atienden a estos j¨®venes de entre 15 y 18 a?os perviven los d¨ªas de principios de 2019 cuando a los conflictos internos, que llegaron a contar 67 en una semana, incluidos cuchillazos por una croqueta, adem¨¢s de la sobrepoblaci¨®n de casi tres veces la capacidad, se sumaron los ataques externos: el partido de Santiago Abascal se concentraba para apuntar a estos menores que no tienen a nadie como los culpables de todos los males de la inmigraci¨®n irregular. Que vuelva a suceder lo mismo y queden de nuevo atrapados entre dos frentes, es lo que pretenden evitar con esta queja oficial a la consejer¨ªa de Familia y Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid.
El viernes 1 de diciembre, a las 19.38: ¡°Estamos petados. Acaban de llegar ocho. No tenemos ya camas. Y dicen que van a venir otros 14¡å, contaba a EL PA?S un empleado del centro que prefiere no dar su nombre porque teme represalias. La capacidad, 52 chicos y 20 chicas, que se ampli¨® en 2018, metiendo literas, sin que se remodelara previamente el espacio, dise?ado originalmente para unos 35, se ha superado cada semana en los ¨²ltimos meses. Esa noche, a las 22.04: ¡°Hemos superado los 72. Hab¨ªa 70, luego han llegado otros seis, despu¨¦s siete m¨¢s... Estamos muy mal, muy estresados. La cosa se est¨¢ poniendo mal, no tenemos espacio...¡±, comentaba otra compa?era. Llegaron a contar ese d¨ªa 87 personas, muchos tuvieron que dormir sentados en una sala.
El mi¨¦rcoles 13 de diciembre, a las 18.04 horas: ¡°Ya lo tenemos lleno, si viene otro chico no s¨¦ d¨®nde lo vamos a meter. Probablemente, tendr¨¢ que dormir sentado¡±, comentaba un trabajador. Esa tarde, dos horas despu¨¦s: ¡°Acaban de llegar dos chicos, tendr¨¢n que dormir en las colchonetas en el suelo. No hay m¨¢s espacio¡±, reconoc¨ªa el empleado. El hacinamiento que denuncian los trabajadores ¡ªque toc¨® puntos m¨¢ximos en 2019, donde llegaron a reunir a m¨¢s de 170 menores¡ª se nota tambi¨¦n en el comedor y en los ba?os: como no caben todos, es necesario hacer turnos de comidas; las duchas tambi¨¦n son por grupos, pues solo cuentan con 14; y ba?os hay 11, es decir, cuando el centro est¨¢ al l¨ªmite de su capacidad y no se supera, hay seis ni?os para un v¨¢ter. Tampoco disponen de ropa interior limpia para todos los ni?os. ¡°Somos 16 ni?as y solo hab¨ªa dos braguitas limpias disponibles, el resto no se han podido cambiar¡±, se quejaba una chica.
Por su parte, la Consejer¨ªa de Familia y Asuntos Sociales, responsable de este centro, responde a las quejas espec¨ªficas de los empleados con una explicaci¨®n de ¨¢mbito nacional. ¡°Espa?a est¨¢ viviendo una crisis migratoria que afecta tambi¨¦n a Madrid por la llegada de menores por v¨ªas no oficiales, as¨ª lo ha expuesto la consejer¨ªa en la ¨²ltima carta enviada al Gobierno¡±, expone un portavoz de prensa del ¨¢rea. Y sobre el centro, matizan: ¡°Es de atenci¨®n urgente e inmediata a menores en posible situaci¨®n de desamparo. Por lo tanto, no tiene un flujo constante y en ocasiones puede producirse alg¨²n pico de ocupaci¨®n¡±.
Aunque la consejer¨ªa contaba este martes 59 ingresos, el mi¨¦rcoles un empleado hab¨ªa registrado 67. ¡°Nos hemos quedado sin almohadas¡±, explicaba un empleado. Muchos chicos han dormido sobre toallas enrolladas, seg¨²n unas im¨¢genes que ha podido observar este peri¨®dico.
Lo que la consejer¨ªa llama ¡°pico de ocupaci¨®n¡±, muchos de los que trabajan lo consideran una realidad cotidiana. Lamentan que solo se puedan atender las cuestiones m¨¢s b¨¢sicas de estos menores y se pierda ¡°la funci¨®n educativa¡± para la que est¨¢ dise?ado este centro. ¡°Como mucho, lo ¨²nico que pueden hacer es apagar fuegos cada d¨ªa. Y los menores que ingresan tienen realidades muy diversas para los que se requiere una atenci¨®n espec¨ªfica¡±, cuentan desde el sindicato UGT. En esas paredes conviven chicas que han sido abusadas por alg¨²n familiar, otras maltratadas por sus padres o a las que han renunciado; j¨®venes sordos, otros con alg¨²n trastorno de personalidad; otros que adem¨¢s haber atravesado un continente para llegar a Europa, no entienden espa?ol y no tienen a ning¨²n familiar; otros que buscan seguir su camino hacia el norte. ¡°No es una cuesti¨®n de n¨²meros, sino de calidad¡±, apunta otro trabajador.
La Comunidad de Madrid solo dispone de tres centros de primera acogida: dos en Hortaleza, contando este y uno m¨¢s para ni?os de cero a 14 a?os; y uno en Casa de Campo, para j¨®venes de 13 a 18. A estos centros los menores ingresan por un procedimiento de urgencia: llevados por la polic¨ªa, la Fiscal¨ªa de menores o derivados de los Servicios Sociales.
¡°Es la primera puerta de entrada al sistema, y es insuficiente¡±, apunta la diputada socialista en la Asamblea de Madrid, Lorena Morales, que ha visitado junto a otras autoridades el centro en el ¨²ltimo mes. ¡°Hay una carencia de recursos por una falta de compromiso en toda la red, pero sobre todo en la primera acogida. En lugar de habilitar espacios dignos, se dedican a hacinar. Habit¨¢culos sin armario, ni estanter¨ªa, ni mesa, ni espacio suficiente, es todo lo que la Comunidad de Madrid ofrece a chicos y chicas que vienen de situaciones muy duras, que no se conocen de nada, sin posibilidad de ocio, ni de movilidad. Todo esto genera violencia, lo convierten en un polvor¨ªn. No es culpa ni de los chicos, ni de los trabajadores, es de la falta de compromiso¡±, concluye la diputada.
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