Los antiabortistas abren cinco locales alrededor de la Cl¨ªnica Dator para multiplicar su acoso a mujeres embarazadas
Refugio ProVida, Mi primera ecograf¨ªa, Fundaci¨®n Red Madre, Asociaci¨®n de Ayuda a la Mujer Embarazada y Fundaci¨®n Madrina forman una red que rodea el centro m¨¦dico para evitar sanciones
La red de acoso contra la Cl¨ªnica Dator, en Madrid, se ha sofisticado. Y se ha fortalecido, a pesar de que el actual Gobierno endureci¨® las penas contra quienes presionen a las mujeres que quieran abortar. Hace dos a?os, colocaban una ambulancia que dispon¨ªa de un ec¨®grafo en su interior frente a la cl¨ªnica y acosaban a las j¨®venes embarazadas en plena calle. Ahora se puede hablar de una red de acoso. La forma de operar de los rescatadores del conocido m¨¦dico antiabortista Jes¨²s Poveda se ha sofisticado mucho desde aquel lejano 2011 en el que empezaron a acudir a la puerta de la cl¨ªnica todos los s¨¢bados. Se trata de una red de hasta cinco locales comerciales reconvertidos en sedes de una estrategia antiabortista: El refugio Provida, Mi primera ecograf¨ªa, Red Madre, La Fundaci¨®n Madrina y La Asociaci¨®n de Ayuda a la Mujer Embarazada. De esa manera, creen eludir la ley porque ya no est¨¢n en la calle acosando, est¨¢n en locales legalmente adquiridos o alquilados. El resultado es que pueden seguir tratando de interceptar a las mujeres que est¨¢n a punto de entrar exactamente igual que han hecho siempre. ¡°Si yo me paro enfrente de mi local, como lo hace Telepizza, a distribuir mi folleto, no me pueden decir nada¡±, argumenta Poveda.
Como respuesta, hace un par de a?os el Gobierno promulg¨® la Ley Org¨¢nica 4/2022, que modifica el C¨®digo Penal para castigar precisamente este tipo de actos callejeros. Esta preve¨ªa penas de c¨¢rcel de entre tres meses y un a?o para quienes acosaran a las mujeres que pretenden abortar. Sin embargo, m¨¢s de dos a?os despu¨¦s de su entrada en vigor, poco ha cambiado. Las mujeres que acuden a abortar siguen teniendo que atravesar su particular tortura, que se a?ade a dificultades como que pocos m¨¦dicos se presten en los hospitales p¨²blicos espa?oles a realizar esta intervenci¨®n: no da prestigio y puede levantar ampollas entre compa?eros que sean creyentes, as¨ª que, ante la duda, cada vez hay m¨¢s objetores de conciencia. Mientras, alrededor de las cl¨ªnicas de interrupci¨®n del embarazo, los antiabortistas han refinado sus m¨¦todos para esquivar una ley bienintencionada pero, por ahora, ineficaz.
El s¨¢bado, a eso de las 10 de la ma?ana, Daniela, de 18 a?os, se acerca a la puerta de la Cl¨ªnica Dator: tiene una cita para interrumpir su embarazo. Unos metros antes de llegar a la puerta se acercan a ella dos hombres con un folleto en la mano que dice: ¡°El aborto no es la ¨²nica opci¨®n¡±. Estos antiabortistas forman parte de los autodenominados rescatadores, un grupo liderado por el m¨¦dico y profesor Poveda, de 65 a?os. Seg¨²n el manual con el que operan, su deber es interrumpir el paso de las mujeres que acuden a la cl¨ªnica y convencerlas de no ejercer su derecho a la interrupci¨®n del embarazo. Las preguntas se suceden de inmediato. ?C¨®mo te llamas? ?Qu¨¦ necesitas para no abortar? ?Est¨¢s segura de lo que vas a hacer? ?C¨®mo te podemos ayudar para que no lo hagas? La mujer, al verse abrumada, les explica que es extranjera, que ni sus padres ni su pareja la apoyan con el embarazo y que no sabe qu¨¦ hacer. Cada d¨ªa, desde tiempos inmemoriales, todas las mujeres que acuden a este tipo de cl¨ªnicas deben atravesar este acoso organizado.
La cl¨ªnica Dator es considerada el buque insignia del aborto en Espa?a. Por eso, estos grupos antiabortistas, seg¨²n ellos mismos explican, han creado esta red Provida a su alrededor. El centro m¨¦dico se encuentra en la Calle Hermanos G¨¢rate y a 30 metros, sobre la Calle Pensamiento, est¨¢ el refugio ProVida en donde llevan a las mujeres que logran parar en primera instancia. A 180 metros est¨¢ el local de Mi primera ecograf¨ªa, donde las convencen de ir para que escuchen el latido del coraz¨®n. La fundaci¨®n Red Madre, a 180 metros en otra direcci¨®n, trabaja de la mano con asociaciones provida en toda Espa?a. A 300 metros, en la Parroquia Santa Micaela se encuentra la Asociaci¨®n de Ayuda a la Mujer Embarazada, en donde todos los jueves ense?an a las j¨®venes a planchar, limpiar y cocinar para que puedan conseguir trabajo como empleadas dom¨¦sticas y tener a sus hijos. Por ¨²ltimo, la m¨¢s lejana, pero tambi¨¦n la m¨¢s importante, a 500 metros, la Fundaci¨®n Madrina presta atenci¨®n a las mujeres en situaci¨®n de vulnerabilidad.
¡°Me siento muy orgulloso de haber creado esta red en todos estos a?os¡±, dice Poveda mientras hace el recorrido por el barrio. Cada local tiene diferentes due?os y formas de financiaci¨®n, pero comparten un objetivo en com¨²n: acabar con el aborto en Espa?a.
Despu¨¦s de un rato de preguntas, un grupo de hombres convence a Daniela de ir con ellos a un refugio que Provida tiene a escasos 30 metros de la cl¨ªnica. Financiado por el grupo ultracat¨®lico Hazte O¨ªr, el establecimiento cuenta con su propia m¨¦dica. Con ella habla Daniela. El local est¨¢ pintado de rosa, y un letrero gigante que simula la voz de un ni?o dice: ¡°?Te vas a perder mi sonrisa?¡±. Est¨¢ lleno de fotos con ¨²teros que representan las diferentes semanas de gestaci¨®n y de fetos de pl¨¢stico. Una imagen de una Virgen preside la estancia. Pero, a pesar de la impresionante puesta en escena, Daniela parece seguir convencida de querer abortar. Despu¨¦s de 15 minutos de conversaci¨®n, la m¨¦dica llama a Poveda: necesita refuerzos. ¡°Nos pillas en pleno rescate¡±, se excusa el profesor.
Estos grupos antiabortistas consideran que cada vez tienen m¨¢s ¨¦xito. Un hombre de 28 a?os que ha parado a la mujer est¨¢ muy emocionado por lo que acaba de conseguir. Esta es la sexta vez que logra un rescate. ¡°Empec¨¦ a venir hace tres a?os, a rezar con el grupo de 40 d¨ªas por la vida, y despu¨¦s consegu¨ª el tel¨¦fono de Poveda porque quer¨ªa tener un papel m¨¢s activo y poder ayudar realmente¡±, asegura el ingeniero, que sabe que est¨¢n jugando en el l¨ªmite de la ley. ¡°Nos estamos exponiendo, pero todo lo hacemos de forma altruista. Tenemos todo esto rodeado¡±, dice orgulloso mientras que empieza a apuntar a los diferentes locales.
La operaci¨®n de rescate o acoso, seg¨²n a quien se le pregunte, tiene varios pasos. El primero est¨¢ a cargo de los voluntarios: su trabajo consiste en pararse en primera l¨ªnea de la cl¨ªnica para impedir a las mujeres entrar. Una vez las logran convencer, deben llevarlas al refugio ProVida y, de ah¨ª, a Red Madre o la Fundaci¨®n Madrina, que cuentan con la certificaci¨®n de la Comunidad de Madrid, seg¨²n indican en la fachada de sus locales, en el madrile?o barrio de Tetu¨¢n. ¡°Somos como el Samur. Nuestro trabajo es asistir la emergencia y derivar a la mujer al mejor lugar para que le ayuden a tener al beb¨¦¡±, explica Poveda.
Sonia Lamas, una de las trabajadoras del centro y tambi¨¦n portavoz de la Cl¨ªnica Dator, explica que en las puertas de su lugar de trabajo se vive un acoso diario. ¡°Despu¨¦s del cambio en la ley, nada ha cambiado. El acoso diario es continuo. Estos grupos contrarios al aborto siguen estigmatizando a las mujeres¡±, dice, y pone un ejemplo de su d¨ªa a d¨ªa. ¡°Hace unas semanas, estos grupos estuvieron echando migas de pan enfrente de la puerta de la Cl¨ªnica para impedir que las mujeres pudieran entrar. Llegaron m¨¢s de 200 palomas y tuvimos que llamar a la polic¨ªa. Esto se est¨¢ convirtiendo en un tema de salud p¨²blica¡±, cuenta. Poveda reconoce que ese d¨ªa fue ¨¦l quien ech¨® las migas delante de la cl¨ªnica esperando precisamente que las palomas llegaran y obstaculizar¨¢n el paso.
Por su parte, el abogado Jos¨¦ Antonio Bosch, especialista en derecho al aborto, explica que ¡°tendr¨ªa que haber un per¨ªmetro o una zona de seguridad para que las mujeres que deciden abortar no se tengan que cruzar con ellos¡±. Esta medida se aplica en el Reino Unido desde marzo de 2023 en virtud de una Ley de Orden P¨²blico: all¨ª, no se puede acosar a las mujeres en un radio de 150 metros. ¡°La petici¨®n de establecer un per¨ªmetro de distancia es una demanda que las asociaciones por el derecho al aborto llevan a?os solicitando¡±, afirma Bosch.
Desde la Asociaci¨®n de cl¨ªnicas acreditadas para la interrupci¨®n del embarazo (ACAI) aseguran que es imprescindible abordar ministerialmente la no resoluci¨®n del problema, junto a otros asuntos tan importantes como la falta de formaci¨®n profesional o los registros de objetores que est¨¢n procurando una objeci¨®n a la carta que vulnera los derechos de las mujeres. ¡°No debemos silenciar ni este ni otros asuntos, ya que podr¨ªa pensarse que el aborto como pr¨¢ctica sanitaria y como derecho no est¨¢ en las agendas ministeriales. Legislar no es suficiente, hay que asegurarse de que las leyes funcionan¡±.
Por ahora, la ley no se cumple en las calles. Daniela ha sido intervenida en su camino y ha perdido su cita para interrumpir su embarazo. Ha vuelto a casa con una cita para ir a buscar ayuda en Red Madre el lunes. ¡°Funcionamos como filtros por los que tienes que pasar antes de poder entrar¡±, asegura Jorge, de 71 a?os, que lleva 10 a?os yendo todos los s¨¢bados a la Dator para impedir que mujeres como esta puedan ejercer su derecho. ¡°Vine por primera vez porque Vox hizo una convocatoria y despu¨¦s ya quise volver por mi cuenta a ayudar con el movimiento¡±, dice. Nada se lo impide.
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