La heredera principal del Nobel Vicente Aleixandre: ¡°La Comunidad de Madrid me ha tratado muy injustamente¡±
Amaya Aleixandre, sobrina segunda del Nobel, explica su rechazo a la oferta del Gobierno de Ayuso por Velintonia, la casa del autor sevillano, y carga contra los otros propietarios: ¡°Tiran piedras contra su propio tejado¡±
Amaya Aleixandre de Arti?ano (Madrid, 72 a?os) es sobrina segunda de Vicente Aleixandre, el ¨²ltimo poeta espa?ol que fue distinguido con el Premio Nobel de Literatura, en 1977, y heredera mayoritaria, con el 60%, de Velintonia, la casa que el autor sevillano convirti¨® en punto de encuentro de la generaci¨®n del 27. Profesora em¨¦rita en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, es protagonista del nudo gordiano en el que se ha convertido el chalet de Chamber¨ª. Un inmueble muy degradado por cuyo futuro se enfrentan, de un lado, los herederos del poeta ¨DAmaya Aleixandre y cuatro nietos de una prima del poeta¨D, y, por otro, dos Administraciones ¨Dla Comunidad de Madrid, del PP, y el Ministerio de Cultura, que encabeza Sumar en su coalici¨®n con el PSOE¨D. El Gobierno de Isabel D¨ªaz Ayuso ha depositado 3,2 millones en un juzgado para hacerse con la propiedad, pero la heredera mayoritaria ha impugnado la venta, y considera que el ejecutivo central har¨ªa una mejor oferta, seg¨²n cuenta en esta entrevista con EL PA?S, hecha con un cuestionario respondido por correo electr¨®nico.
Pregunta. ?C¨®mo fue relaci¨®n con Vicente Aleixandre?
Respuesta. Vicente y su hermana Conchita fueron una continuaci¨®n de mi familia m¨¢s cercana. La hermana de Vicente estaba muy sorda y encontr¨® en las hermanas de mi padre el mejor amparo para su vida social. Vicente tambi¨¦n recurr¨ªa a mi padre siempre que ten¨ªa alg¨²n problema. La confianza entre las dos familias era total. Su hermana y ¨¦l eran personas muy entra?ables. Pas¨¦ muchos veranos con ellos en su casa de Miraflores de la Sierra y les recuerdo con mucho cari?o.
P. ?Cu¨¢l es su recuerdo m¨¢s querido en Velintonia?
R. Siempre que vuelvo a esa casa siento nostalgia. Recuerdo las visitas a mis t¨ªos siendo yo muy peque?a. Mi madre y yo ¨ªbamos a veces con un coche que le regal¨® a ella mi padre cuando las mujeres a¨²n no sol¨ªan conducir. Velintonia, en aquellos tiempos, parec¨ªa a¨²n alejada de la ciudad. Volv¨ª muchas veces. Un d¨ªa descubr¨ª que lo que escrib¨ªa mi t¨ªo pod¨ªa ser importante. Le hab¨ªan pedido que seleccionase uno de sus poemas para un acto relacionado con la lucha contra el hambre. Cuando ¨¦l lo ley¨®, el texto cobr¨® un significado especial. En la ¨²ltima etapa de su vida me daba mucha pena que los problemas en la vista le impidieran hacer lo que m¨¢s le gustaba: leer y escribir.
P. ?En qu¨¦ le gustar¨ªa que se convirtiese Velintonia?
R. Velintonia siempre ha sido la casa de la poes¨ªa y la amistad. Me gustar¨ªa que se convirtiera en un centro cultural de referencia para el estudio de la poes¨ªa y la literatura espa?olas, con una vertiente muse¨ªstica en alguna de las zonas que mi t¨ªo frecuent¨® m¨¢s. El chalet tiene espacio suficiente y, adem¨¢s de una buena biblioteca, podr¨ªa albergar alguna sala para exposiciones temporales, conferencias o congresos, e incluso, alguna habitaci¨®n para alojar visitantes ilustres. Posiblemente, todo esto no sea m¨¢s que un sue?o que he tenido en un momento de despiste total, pues, las circunstancias actuales, desgraciadamente, no permiten prever el destino de Velintonia.
P. Las fotograf¨ªas actuales muestran un gran deterioro de la casa. ?C¨®mo se ha llegado a ese punto?
R. Vicente Aleixandre falleci¨® en 1984 y dos a?os despu¨¦s, su hermana. Desde entonces, Velintonia permanece deshabitada. L¨®gicamente, las distintas estancias lo reflejan en mayor o menor medida. La fachada y el tejado tambi¨¦n han sufrido el paso del tiempo, pero la estructura del edificio se ha intentado mantener. Mi padre llev¨® a cabo las obras pertinentes, pero a m¨ª no me est¨¢ resultando f¨¢cil hacerlas. En este momento existen deficiencias que subsanar, pero los otros due?os no parece que sean muy conscientes de ello.
P. ?Por qu¨¦ no han acometido las obras que recoge la Inspecci¨®n T¨¦cnica de Edificaciones (ITE) del Ayuntamiento de Madrid de 2020?
R. Los otros copropietarios casi nunca pagan los gastos de las obras que hay que realizar para mantener el edificio, y tampoco pagan otros gastos de Velintonia. Se les ha informado acerca de las obras que el Ayuntamiento nos solicita, pero hasta la fecha no se han dado por aludidos. Las dos instituciones interesadas en comprar Velintonia [Comunidad y Ministerio de Cultura, que niega haber presentado una oferta] saben que la casa tiene deficiencias que subsanar, pero eso no creo que les preocupe demasiado, pues las obras pendientes son importantes y gravosas para cualquier particular, pero resultan insignificantes en el marco de una rehabilitaci¨®n total del edificio. No obstante, es cierto que en el momento actual nadie puede saber qui¨¦n tendr¨¢ que abordar esas obras.
P. ?Le ha hecho alguna oferta el Ministerio por Velintonia?
R. Ambas instituciones, Ministerio y Comunidad de Madrid, redondearon a la baja el precio m¨ªnimo para pujar por la casa en la subasta que estaba en curso [3.193.225 euros]. Ambas ofrecieron tres millones de euros. Sin embargo, su actitud fue despu¨¦s muy diferente. La Comunidad consider¨® inamovible la cantidad ofertada, pero el Ministerio se mostr¨® m¨¢s negociador. En la primera reuni¨®n que tuve con Cultura, hace unos meses, ped¨ª por la casa una cantidad mayor, que no me parec¨ªa excesiva, ni siquiera teniendo en cuenta el deterioro que ha sufrido estos a?os.
P. Fuentes de la negociaci¨®n explican que Cultura estuvo dispuesto a llegar a 3,5 millones. Siendo la oferta de la Comunidad de 3,2, ?merece la pena una disputa judicial por 300.000 euros?
R. La Comunidad nunca ofert¨® 3,2 millones. La diferencia entre lo que ofertaba la Comunidad y lo que el Ministerio parec¨ªa que estaba dispuesto a dar era de medio mill¨®n. A m¨ª, esa cifra me parece importante. Es cierto que en el momento actual, la Comunidad de Madrid, con una operaci¨®n de dudosa legalidad, pretende haberse adjudicado la casa en la cifra que ustedes mencionan, pero esa operaci¨®n la ha realizado a mis espaldas, en connivencia con los otros due?os y despu¨¦s de comprender que yo no iba a aceptar su oferta de tres millones.
P. ?A qu¨¦ atribuye que el resto de herederos quiera aceptar la oferta de la Comunidad y no explorar la opci¨®n de Cultura?
R. No es f¨¢cil de entender, pero a m¨ª ya no me sorprende nada de lo que hacen estas personas, pues son muy capaces de tirar piedras contra su propio tejado, con tal de hacerse notar. Lo malo es que eso siempre acaba afect¨¢ndome a m¨ª de rebote. El Ministerio me pregunt¨® en varias ocasiones si sab¨ªa por qu¨¦ motivo no aparec¨ªan y, finalmente, decid¨ª que mi abogado contactase con los suyos para reiterarles ese inter¨¦s del Ministerio. Estos copropietarios han intentado adjudicarse la casa y ced¨¦rsela a la Comunidad sin tener t¨ªtulo alguno que respalde que fueran due?os de mi parte.
P. ?Cu¨¢l es la causa de su desencuentro con el resto de herederos?
R. Estas personas no son de mi familia. Cuando muri¨® mi padre, yo no conoc¨ªa a los actuales copropietarios de Velintonia, pero los localic¨¦ en el list¨ªn telef¨®nico. Siempre han mostrado una actitud exigente e irresponsable y no han parado de ocasionar problemas.
P. ?Qu¨¦ opini¨®n le merece c¨®mo el consejero de Cultura de Madrid, Mariano de Paco, ha encarado las negociaciones?
R. Me parece muy impetuoso, poco tolerante e incapaz de aceptar opiniones ajenas. No creo que ¨¦l sea muy consciente de ello. Su mayor error creo que fue tratar de imponerme a toda costa lo que a ¨¦l le conven¨ªa. El m¨ªo, probablemente, no haberle advertido mejor de los l¨ªos que siempre organizan los otros copropietarios.
P. ?Es cierto que le advirti¨® de que deb¨ªa vender porque nadie m¨¢s querr¨ªa la casa?
R. Les describo lo que sucedi¨®. Avanzado julio, en una conversaci¨®n por la que siento verg¨¹enza ajena, me presion¨® para que yo firmase, de forma inmediata, un contrato de arras para vender Velintonia en tres millones. Prefiero no exponer sus argumentos. Esa misma ma?ana me hab¨ªa llamado una empresa vinculada a la Comunidad que yo ni conoc¨ªa para reclamarme el contrato firmado, que supuestamente yo ten¨ªa hac¨ªa alg¨²n tiempo. Sin embargo, yo ni lo hab¨ªa visto. Cuando el consejero lleg¨® a entender eso, me indic¨® que en ese mismo momento me lo estaban enviando por correo electr¨®nico. El contrato, o, mejor dicho, un borrador de contrato, lleg¨® dos o tres d¨ªas despu¨¦s a mi correo electr¨®nico, pero yo no estaba dispuesta a firmar nada de forma precipitada, y menos un contrato para vender Velintonia en un precio que me parec¨ªa escaso.
P. Si tuviera que elegir una frase para definir c¨®mo se ha sentido tratada por la Comunidad de Madrid, ?cu¨¢l ser¨ªa?
R. Bastan dos palabras: muy injustamente.
P. ?Por qu¨¦ ha decidido impugnar la venta en los tribunales tras depositar la Comunidad esos 3,2 millones en un juzgado?
R. Ese intento de venta, al que ustedes se refieren, se ampara en un art¨ªculo de la Ley de Enjuiciamiento Civil, el 671, previsto para la ejecuci¨®n de deudas dinerarias, que no es aplicable en este caso. Los otros due?os de Velintonia solo podr¨ªan haberlo aplicado si yo hubiera contra¨ªdo una deuda previa con ellos, pero no es el caso. Cuando ellos estaban fijando las condiciones de la subasta, su abogada tambi¨¦n se?al¨® que no ser¨ªa viable la aplicaci¨®n de ese art¨ªculo. Esos t¨¦rminos se aceptaron por ambas partes y deber¨ªan cumplirse. La Comunidad pudo comprar Velintonia en esa subasta, de forma transparente, por ese precio que ha depositado en el juzgado. Me he opuesto a esa adjudicaci¨®n ante el juzgado, pues a nadie le gusta que le quiten lo suyo para venderlo sin su permiso y de forma ilegal.
P. ?Se ha sentido mejor tratada por el Ministerio?
R. El Ministerio ya nos hab¨ªa dado dos desplantes en ocasiones anteriores por este mismo tema cuando yo acud¨ª a la primera reuni¨®n con ellos. Sin embargo, en esta ocasi¨®n, me ha parecido que su inter¨¦s en comprar Velintonia es sincero. El secretario de Estado de Cultura [Jordi Mart¨ª Grau] se ha mostrado siempre respetuoso y dialogante. No tengo queja por el trato recibido.
P. ?Por qu¨¦ no hay nada del legado de Aleixandre en la casa?
R. Creo que el archivo pertenece a los hijos de Carlos Bouso?o [poeta] y a la viuda de este se?or. La supuesta donaci¨®n del archivo que ellos argumentaron cuando intentaron venderlo jam¨¢s se les reconoci¨® en los tribunales. Sin embargo, se les reconoci¨® la propiedad por usucapi¨®n. Es decir, por considerar que lo hab¨ªan pose¨ªdo durante mucho tiempo de forma p¨²blica. En modo alguno creo aplicable eso al grueso del archivo. En cualquier caso, los documentos del archivo no han vuelto a Velintonia, la casa de donde nunca debieron salir.
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