El mercado negro de Glovo sigue vigente en Madrid: por 400 euros al mes trabajas con los papeles de un trabajador legal
La entrada en vigor de la ley rider, promovida para dignificar el trabajo de los ¡®riders¡¯, no ha logrado terminar con la precariedad del sector, tras ser burlada por Glovo y Uber Eats
En la esquina de un McDonalds del sur de Madrid, una docena de repartidores se re¨²nen todas las noches a quemar el tiempo, mientras esperan las hamburguesas que otros ans¨ªan en casa. En este punto neur¨¢lgico, confluyen veteranos y novatos. Los primeros tienen motocicleta, hablan fuerte, bromean y caminan inflando la espalda, como si disfrutaran del respeto que inspiran entre los reci¨¦n llegados. Los nuevos hablan poco, carecen de permiso de trabajo y tienen alquilado casi todo: desde la bicicleta con la que pedalean hasta 12 horas diarias, hasta la identidad con la que trabajan. La mayor¨ªa son de Venezuela y, unos pocos, de Colombia.
Por ley, no pueden trabajar, pero han encontrado una forma de salir a flote: colgarse la mochila amarilla y ponerse a pedalear, algo que no ser¨ªa posible sin el mercado negro que ha emergido entre quienes tienen la documentaci¨®n en regla, que les permite abrir una cuenta de delivery, y otros, en situaci¨®n irregular, dispuestos a trabajarla sin descanso, aunque tengan que dejar un porcentaje al titular ¡ªque suele rondar el 20% o 30%¡ª. Algunos pagan hasta 400 euros al mes por un perfil en Glovo o Uber Eats sin derecho a prestaciones laborales.
Tres a?os despu¨¦s de que la ley rider fuera promovida por el Gobierno nacional para alentar la contrataci¨®n de los repartidores, lo cierto es que la precariedad sigue vigente en el sector. Hace dos semanas, el Juzgado de Instrucci¨®n N¨²mero 31 de Barcelona cit¨® a declarar al cofundador de Glovo ?scar Pierre en el marco de una investigaci¨®n sobre el modelo de falsos aut¨®nomos que, seg¨²n la denuncia de la Fiscal¨ªa Provincial, ¡°menoscaba y suprime los derechos de los trabajadores¡±.
Johan (36 a?os) lleva pocas semanas en el grupo de riders. Habla bajo anonimato porque est¨¢ ¡°solucionando lo de Extranjer¨ªa¡± y no quiere correr riesgos. Aterriz¨® en Barajas con su suegro, su cu?ado y sus dos hijos el 12 de agosto, dos semanas despu¨¦s de ser testigo electoral del partido opositor Voluntad Popular en las votaciones presidenciales en Venezuela. ¡°El d¨ªa despu¨¦s de las elecciones, comenzaron a amenazar a la gente, muchos fueron presos solo por ser testigos de la oposici¨®n¡±, explica. Las fuerzas de seguridad fueron a por su suegro hasta su casa. ¡°Tuvimos que esconderlo en el campo, hasta que lo sacamos escondido una madrugada para Espa?a¡±, recuerda Johan, que ya maduraba hace a?os la idea de salir de Venezuela con su familia ¡°por la situaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica¡±.
Los primeros d¨ªas en Madrid fueron frustrantes. ¡°No logr¨¦ trabajar en nada porque me ped¨ªan papeles para todo¡±, relata. Hasta que un cu?ado lo inici¨® en el mundo de los riders: lo llev¨® a alquilar una bicicleta, le ense?¨® c¨®mo moverse en la ciudad y hasta le deleg¨® alg¨²n pedido para inyectarle confianza. Tard¨® dos semanas para hallar una cuenta de Glovo en alquiler. Ya hab¨ªa quemado 15 d¨ªas del alquiler de la bicicleta, sin producir ni un c¨¦ntimo, en pleno par¨®n de agosto. Hasta que lleg¨® a la esquina de los riders.
Una noche coincidi¨® con un hombre que hasta hoy conoce como ¡°el muchacho¡± que le ¡°est¨¢ ayudando¡±. Le alquil¨® un perfil en Glovo, le regal¨® la mochila t¨¦rmica y hasta un chip del m¨®vil con internet ilimitado. A ¨¦l le paga 100 euros cada semana por el alquiler de la cuenta, un precio que considera ¡°caro¡±, aunque entiende que no todo es retorno para al arrendatario, que debe pagar las tasas del IVA, el IRPF y la Seguridad Social ¨Dque cobija al intermediario pero no al trabajador¨D. ¡°Al final les queda como el 55%¡±, calcula Johan, quien adem¨¢s debe pagar 35 euros semanales del alquiler de la bicicleta. En total, 540 euros mensuales que destina a esos arrendamientos.
¡ª?Quieres saber cu¨¢nto me he hecho esta semana?¡ª, pregunta Johan un jueves a las 22.00, antes de desbloquear el m¨®vil para buscar la cifra exacta: 137,45 euros, marca la aplicaci¨®n de Glovo
¡ªLunes, martes, mi¨¦rcoles y jueves trabajo para pagarle al patr¨®n y para la bicicleta; lo que haga viernes, s¨¢bado y domingo es para m¨ª.
Johan trabaja 12 horas al d¨ªa, siete d¨ªas a la semana. Entre medias, alista a los ni?os para el colegio, los lleva y los recoge. No se siente cansado. ¡°Ser¨¢ la actitud que tengo y las ganas de echar pa¡¯adelante¡±, argumenta.
Con tantas ganas de progresar, m¨¢s de uno ha encontrado una oportunidad para hacerse el agosto. En redes sociales el mercadeo no se disimula. Riders Madrid, en Facebook, cuenta con m¨¢s de 12.000 miembros. Ah¨ª se compran y se venden motos, bicicletas el¨¦ctricas, cascos y, principalmente, cuentas. Este lunes, An¨ªbal R ofertaba: ¡°Disponibles, cuenta Glovo modo moto en Torrej¨®n de Ardoz y una Uber modo bici¡±, horas antes de que Alex V. publicara: ¡°Busco cuenta Glovo Madrid. Tengo Moto y experiencia. Soy una persona responsable y honesta trabajadora que cuida las cuentas¡±.
Una ¡®ley rider¡¯ atascada
La ley rider fue concebida por el Gobierno en 2021 para blindar a los repartidores de trabajar como falsos aut¨®nomos. Surgi¨® a partir de un fallo del Tribunal Supremo (TS), en sinton¨ªa con la Inspecci¨®n de Trabajo, que dict¨® que ¡°la relaci¨®n existente entre un repartidor y la empresa Glovo tiene naturaleza laboral¡±. Las empresas reaccionaron, contratando a miles de empleados que pedaleaban hasta entonces como aut¨®nomos.
No obstante, algunas empresas se han resistido a la ley y han mantenido a la mayor¨ªa de sus repartidores como estaban. Primero fue Glovo y despu¨¦s Uber Eats, que tras alegar competencia desleal por parte del primero, decidi¨® replicar su modelo. ¡°Glovo arrastr¨® a Uber a la ilegalidad¡±, resume Fernando Garc¨ªa Pallas, presidente de comit¨¦ de empresa de UGT. Las empresas anunciaron como grandes cambios modificaciones cosm¨¦ticas. Glovo, por ejemplo, actualiz¨® su aplicaci¨®n para que los riders ya no puedan reservar horas ¡ªantes un usuario pod¨ªa solicitar estar activo en cierta franja horaria¨D, algo que vio el TS como un rasgo de laboralidad. Ahora, tiene un modelo de conexi¨®n libre, en la que el repartidor puede activarse cuando quiera. Con ese cambio, dieron por solucionado el problema de falsos aut¨®nomos, algo injustificado para Garc¨ªa, tambi¨¦n asalariado de Glovo, quien afirma que los repartidores ¡°siguen dependiendo de que la empresa les d¨¦ un pedido cuando quiera¡±.
El repartidor desde 2019 y afiliado al sindicato CGT, David Mart¨ªnez Fonseca (28 a?os), explica que ¡°Glovo y Uber Eats no cumplen con la legislaci¨®n porque la ley rider no obliga a contratar, es solo una presunci¨®n de laboralidad¡±, lo que obliga a que se pruebe judicialmente caso a caso si se trata, o no, de un falso aut¨®nomo. De los m¨¢s de 12.000 repartidores que trabajan para la compa?¨ªa, cerca de 2.000 son asalariados. Para Mart¨ªnez es evidente que las cuentas alquiladas se cuentan por miles. Todos son c¨¢lculos, ya que la opacidad de la empresa es total. ¡°Son datos que no compartimos¡±, zanja por tel¨¦fono la portavoz de Glovo en Espa?a. Garc¨ªa no duda de que ¡°el 60% o 70% de las cuentas de la aplicaci¨®n son alquiladas¡± y a?ade ¡±Los propios clientes se dan cuenta, porque cuando reciben un pedido, lo trae otra persona diferente a la que se ve en la foto de la app. E incluso Glovo lo alienta, porque es lo que le permite mantener precios bajos. ?O qu¨¦ persona con papeles a trabajar un jueves por a las en la madrugada por tres euros el pedido?¡±.
El cumplimiento de la ley Rider terminar¨ªa el mercadeo de cuentas o ¡°lo reducir¨ªa a excepciones¡±, se?ala Garc¨ªa, quien pone como ejemplo a Just Eat, que ¡°no tienen cuentas alquiladas porque todos los trabajadores tienen contrato¡±. Mart¨ªnez coincide en que el cumplimiento de la ley ¡°s¨ª que disminuir¨ªa el traspaso de cuentas porque los asalariados que tienen un centro de trabajo no pueden alquilar, porque los ven todos los d¨ªas los supervisores¡±. Los repartidores entrevistados convergen en que no se puede alquiler una cuenta en Just Eat como permite Glovo, ¡°la empresa m¨¢s permisiva de todas¡±, revalida Johan.
Glovo se ha limitado a explicar por escrito que revisa la documentaci¨®n de los repartidores ¡°para corroborar que cuentan con los permisos necesarios¡±. Adem¨¢s, justifica que ¡°existen procesos de verificaci¨®n en toda Espa?a y controles regulares para evitar usos fraudulentos de la aplicaci¨®n¡±. Sin embargo, la empresa no ha detallado, como ha pedido este peri¨®dico, c¨®mo dichos controles ayudan a prevenir el uso de las cuentas por terceros, tampoco si hay usuarios sancionados por este hecho.
A escala nacional, Glovo aument¨® la facturaci¨®n un 23,5% en 2023, hasta 10.500 millones de euros. No obstante, la empresa report¨® perdidas por 2.305 millones debido a las millonarias sanciones que ha tenido que costear por contrataci¨®n de falsos aut¨®nomos. La compa?¨ªa acumula una deuda con la Seguridad Social de unos 200 millones de euros en cuotas no abonadas, pero ha fijado 2025 como el a?o para registrar n¨²meros en verde. Para muchos de sus repartidores, los plazos no est¨¢n tan claros.
Johan aspira a tramitar favorablemente un asilo pol¨ªtico, que para venezolanos tiene una tasa de aprobaci¨®n por encima del 95%, pero el atasco en Extranjer¨ªa lo inducen a una paciencia tortuosa y unos costos adicionales en ¡°gestores¡±. Ya tiene uno que le cobra 500 euros por la cita que ¨¦l nunca logr¨® para el tr¨¢mite de asilo para ¨¦l y sus dos hijos. Adem¨¢s, necesita liquidar el pr¨¦stamo de 5.000 euros que pidi¨® en Venezuela para mudarse a Madrid. ¡°Imag¨ªnese el pedal que tengo que echar para conseguir ese dinero¡±, confiesa con los labios apretados.
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