Los 16 minutos de acecho que acabaron con el asesinato del enfermero Sergio: ¡°Le cort¨¦ el cuello, pero no soy un asesino¡±
La Audiencia Provincial de Madrid condena a 18 a?os de prisi¨®n a Gonzalo R., el conductor de ambulancias que mat¨® por celos a un sanitario en el hospital de Alcal¨¢ de Henares
Tuvo tiempo de recapacitar sobre lo que se hab¨ªa propuesto hacer, de dar marcha atr¨¢s, de ser consciente de la brutalidad de lo que hab¨ªa planeado. Diecis¨¦is minutos pueden parecer pocos, pero cuando se trata de los instantes previos a arrebatar a alguien la vida a cuchilladas, son una eternidad. Esos 16 minutos son los que trascurrieron desde que Gonzalo R., un conductor de ambulancias, lleg¨® con su coche al hospital de Alcal¨¢ de Henares el 6 de marzo de 2021, hasta que dio con el objetivo al que buscaba. Era Sergio L. un enfermero que, en el pasado, hab¨ªa mantenido una relaci¨®n sentimental con su pareja. Y cuando lo hizo, la v¨ªctima no tuvo escapatoria. ¡°Le cort¨¦ el cuello, pero no soy un asesino, no soy mala persona¡±, dijo Gonzalo delante del juez tres a?os despu¨¦s de su crimen.
Las c¨¢maras del centro hospitalario recogieron todos los pasos que el conductor de ambulancias dio por las instalaciones, un lugar que ¨¦l conoc¨ªa perfectamente por su trabajo. Aunque ese d¨ªa no estaba de turno, el hombre fue vestido con su uniforme del Summa 112 para conseguir acceder a sitios a los que no puede entrar un paciente cualquiera y moverse sin llamar la atenci¨®n. En las im¨¢genes, se observa un bulto en su manga. Es el cuchillo con que el que entr¨® al hospital, en busca de un enfermero en concreto, uno que ¨¦l pensaba que era un estorbo en su relaci¨®n de pareja con otra trabajadora del centro hospitalario.
13.59.43 Gonzalo aparca su coche, un Dacia.
14.00.42 Entra al hospital por la zona de la cafeter¨ªa.
14.03.59 Una empleada del hospital le abre, con su tarjeta identificativa, una puerta y as¨ª Gonzalo logra acceder a una zona restringida.
En los siguientes minutos, Gonzalo camina con paso decidido por diferentes ¨¢reas. Pasa por la sala de espera de Urgencias, por el pasillo de los TAC... A las 14.07 se para durante unos segundos frente a un box de trauma. Varios sanitarios pasan por su lado y ni lo miran. A las 14.10, pasa por delante de un polic¨ªa que est¨¢ custodiando a un detenido. A las 14.14, camina por un pasillo con puertas a cada lado donde, finalmente, ve a quien est¨¢ buscando. Acierta a resguardarse tras una pared por miedo a que el enfermero lo vea. A las 14.14 y 36 segundos, Sergio entra con un sandwich y una coca cola a una sala de descanso del personal. Veinte segundos despu¨¦s, Gonzalo pasa a la sala y lo ataca con un cuchillo por la espalda. El pantal¨®n blanco que llevaba el enfermero se ti?e completamente de rojo.
Son 16 minutos de acecho que barrieron la posibilidad de que el jurado popular considerara la tesis de defensa del acusado, que alegaba una alteraci¨®n ps¨ªquica transitoria como causa del crimen. Demasiado tiempo para un arrebato, demasiado planificado para una locura moment¨¢nea. ¡°Hab¨ªa tantas heridas que el efecto era devastador¡±, se?alaron los forenses en la vista oral. Una preparaci¨®n de la venganza que, incluso, sorprendi¨® a veteranos investigadores policiales.
Tras herir mortalmente a su v¨ªctima, Gonzalo se atrincher¨® durante unos segundos hasta que lleg¨® la polic¨ªa. Los primeros agentes que acudieron fueron aquellos que estaban, precisamente, custodiando a otro paciente aquella misma tarde. Fue imposible hacer nada por tratar de reanimar al enfermero. Otro empleado del hospital relat¨® que entr¨® a la sala cuando oy¨® ruido y observ¨® a un hombre ejerciendo presi¨®n encima de otro, por lo que pens¨® que estaba tratando de reanimarlo, cuando en realidad le estaba quitando la vida. Sergio falleci¨® en aquella sala en la que estaban colgados carteles de agradecimiento a los sanitarios por su actuaci¨®n en la pandemia, que a¨²n segu¨ªa en su momento ¨¢lgido.
Carolina, la expareja de Gonzalo, asegur¨® ante el juez que se sent¨ªa ¡°controlada¡± por el acusado, que ten¨ªa que mandarle constantemente la ubicaci¨®n desde su m¨®vil y que este lleg¨® a espiar su terminal. La mujer explic¨® que manten¨ªan una relaci¨®n de idas y venidas, que ella quiso poner fin al noviazgo en 2020, momento en el que tuvo algunos encuentros con Sergio, la v¨ªctima, pero que estos hab¨ªan cesado en el momento del crimen. La ma?ana del asesinato, Carolina y Gonzalo hab¨ªan discutido porque el hombre hab¨ªa vuelto a espiar el m¨®vil de ella una vez m¨¢s. Ella se fue de su casa enfadada.
La Audiencia Provincial de Madrid acaba de condenar a Gonzalo a 18 a?os de prisi¨®n por asesinato, al considerar que Sergio no tuvo la m¨¢s m¨ªnima posibilidad de defensa en el ataque. La sentencia aplica una reducci¨®n de condena por la atenuante de dilaciones indebidas, es decir, un retraso en el tr¨¢mite procesal por causas ajenas al acusado, por el lento funcionamiento de la administraci¨®n de justicia.
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