El Canal de Isabel II, erre que erre: desprecio a los municipios y venta del patrimonio p¨²blico

Canal de Isabel II es la gran empresa p¨²blica de la Comunidad de Madrid. Es la empresa que presta los servicios de abastecimiento de agua y de saneamiento en la mayor¨ªa de los municipios de la regi¨®n. Una empresa con m¨¢s de 170 a?os de historia, a lo largo de los cuales ha acumulado un gran patrimonio inmobiliario. Un gran patrimonio p¨²blico.

Es una empresa cuya cifra de negocio en 2023 ascendi¨® a 881,5 millones de euros, siendo su beneficio despu¨¦s de impuestos de 154,7 millones de euros, un 23% por encima del registrado el 2022. Esto le ha permitido repartir entre sus accionistas, Comunidad de Madrid y 114 ayuntamientos de la regi¨®n, un dividendo total de 85.276.385,60 euros.

Este a?o, justo antes del verano, subi¨® el precio de las tarifas supuestamente no por motivos econ¨®micos, no para ganar m¨¢s dinero, sino para fomentar el ahorro y el consumo eficiente del agua, lo cual forma parte del ADN de una empresa que tiene a gala destacar su posicionamiento fuertemente comprometido con la sociedad, aunque este fomento del ahorro y de la eficiencia solo se centrase en los consumidores dom¨¦sticos sin justificar la raz¨®n de esa discriminaci¨®n ni determinar los m¨¢rgenes de fomento en el uso responsable del agua y su consumo eficiente en todos los usuarios en funci¨®n del uso al que se destinan, as¨ª como de la actividad de la finca suministrada.

Es, por tanto, una empresa financieramente s¨®lida. O por lo menos, eso aparenta. Sin embargo, desde hace un tiempo a esta parte ha venido vendiendo parte de su patrimonio inmobiliario, el ¨²ltimo, un inmueble de oficinas de 2.527 metros cuadrados en Jos¨¦ Abascal 57, por 13.3 millones de euros que, previsiblemente, se convertir¨¢ en una finca de viviendas de lujo. En este caso este nuevo expolio del patrimonio p¨²blico cay¨® en las manos de la sociedad Next Allied, una empresa constituida en abril de 2024, habiendo obtenido esta adjudicaci¨®n meses despu¨¦s con lo que, adem¨¢s de contribuir a su enriquecimiento, se escala un pelda?o m¨¢s en la carrera de inversiones puramente especulativas que est¨¢n detr¨¢s de los datos de los que tanto se ufana la se?ora Ayuso y contribuyen a la escalada absolutamente vergonzosa del precio de la vivienda en nuestra Comunidad que frustra las expectativas de vida y futuro de las mujeres y hombres de Madrid, especialmente de la juventud que asiste entre at¨®nita y asqueada a esta insufrible realidad.

Si Canal de Isabel II fuese una empresa verdaderamente comprometida con la sociedad, antes de vender el citado inmueble deber¨ªa haber analizado las necesidades sociales del entorno en el que se ubica. Haber abierto un di¨¢logo social con el Ayuntamiento de Madrid, con las asociaciones del barrio, igual que se hizo tras a?os de peleas y luchas ciudadanas con la reforma del Parque Santander, para ver alternativas de uso y, en ¨²ltima instancia, una vez descartadas todas las opciones, si el inmueble no pod¨ªa tener un fin social y/o p¨²blico, proceder a su venta. Sin embargo, aqu¨ª se opt¨® directamente por la venta.

Canal de Isabel II todav¨ªa est¨¢ a tiempo de demostrar su compromiso con la sociedad madrile?a e invertir el dinero sacado de la venta en acciones que tengan un impacto social en la ciudadan¨ªa. A modo de sugerencia, los fondos se podr¨ªan destinar a programas de la Agencia de Vivienda Social de la Comunidad de Madrid, a recuperar parte del deteriorado patrimonio inmobiliario del Canal, algunos de ellos, inmuebles hist¨®ricos que llevan a?os cerrados y deteriorados, o a un plan de reversi¨®n ambicioso a todo lo que aportan los municipios de la Sierra Norte, restringidos en sus desarrollos econ¨®micos precisamente por ser cuna y fuente del Canal. Municipios que ven deteriorarse las muchas infraestructuras que el Canal tiene en ellos, y cuyas posibles utilidades siempre son inviables o lesivas para estos municipios, mediante convenios inasumibles para ellos.

El prestigio del Canal, demasiadas veces lesionado por actuaciones que nunca debieron suceder, las necesidades que tiene nuestra Comunidad a las que se puede atender y, sobre todo, las madrile?as y los madrile?os merecen que recapaciten y corrijan este err¨®neo, improductivo e insolidario rumbo.