Jardiner¨ªa, una nueva asignatura para llenar de vida la tierra bald¨ªa de los colegios y unir al alumnado
Un proyecto del Real Jard¨ªn Bot¨¢nico con apoyo ministerial llega a cinco centros educativos de Madrid para que los j¨®venes desarrollen parcelas verdes. Los docentes hablan de motivaci¨®n, desarrollo del trabajo en equipo y ruptura de barreras de g¨¦nero
Para aprender, nada mejor que generar una emoci¨®n. Todos recordamos con cari?o aquellas lecciones en el colegio que entraban con fuerza por el camino del coraz¨®n, de las que todav¨ªa extraemos conocimiento. La propia naturaleza en la que se desenvuelve la escuela es un completo microcosmos de aprendizaje, por la v¨ªa del m¨¢s puro entusiasmo. Entre sus distintos edificios encontramos trozos de tierra, muchas veces sin cultivar, que son propicios para convertirse en una extensi¨®n de las aulas, esas cajas de zapatos con ventanas en las que se encierra al alumnado. En la integraci¨®n de estos terrenos bald¨ªos, como un recurso educativo m¨¢s, es en lo que se pens¨® con el proyecto Jardines Escolares Sostenibles, desarrollado desde el Real Jard¨ªn Bot¨¢nico con la colaboraci¨®n de la Fundaci¨®n Espa?ola para la Ciencia y la Tecnolog¨ªa - Ministerio de Ciencia e Innovaci¨®n. Clara Vignolo, T¨¦cnica en Educaci¨®n del Jard¨ªn Bot¨¢nico y coordinadora del proyecto, deja patente la finalidad del mismo: ¡°Nuestro prop¨®sito ha sido el de mejorar la calidad de vida y del paisaje escolar en los centros en los que se ha ejecutado¡±. Para ello, se eligieron cinco centros educativos de primaria y de secundaria del sur de Madrid, en los que se emprendi¨® una labor integral de planificaci¨®n para transformar zonas yermas en peque?os espacios verdes.
Vignolo repasa c¨®mo se ha afrontado este proceso regenerador: ¡°El primer paso ha sido observar y reflexionar, pregunt¨¢ndonos qu¨¦ pod¨ªamos hacer para mejorar el entorno. Normalmente se eleg¨ªa una peque?a parcela dentro del colegio, y entonces inici¨¢bamos la tarea de analizar todos sus par¨¢metros, como el tipo de suelo que hab¨ªa o la orientaci¨®n, para saber el n¨²mero de horas de sol con la que contar¨ªa, as¨ª como el posible uso que le dar¨ªan los alumnos¡±. La sostenibilidad era una de las premisas a aplicar, ¡°para lo que se han utilizado plantas adaptadas a nuestro clima¡±, recalca Vignolo. Para completar el proyecto y que sirva como base para otras futuras y deseables acciones, se ha editado una gu¨ªa (de pr¨®xima aparici¨®n) donde se recogen todas las actividades, los resultados o la bibliograf¨ªa de apoyo.
Ana L¨¢zaro Nogal, profesora de biolog¨ªa y de innovaci¨®n educativa y coordinadora STEM en el IES Vallecas I, habla de su experiencia con el proyecto: ¡°Ha sido una forma en la que los alumnos han aprendido sin darse cuenta, a trav¨¦s de una tarea pr¨¢ctica y placentera. Al construir un jard¨ªn ya los tienes motivados¡±. La emoci¨®n en el aprendizaje hace acto de presencia, como contin¨²a relatando L¨¢zaro: ¡°Gracias a este proyecto han descubierto especies de su entorno y han adquirido una concienciaci¨®n ambiental, entre otras cosas. Se tocan materias de distintas asignaturas y las trabajan sin memorizarlas mec¨¢nicamente. Lo que han hecho no se les va a olvidar tan f¨¢cilmente, como s¨ª que ocurre cuando se preparan unos conocimientos para un examen¡±. Aday, de 14 a?os, cuenta su experiencia: ¡°Me ha encantado, porque he visto c¨®mo gracias a mi trabajo y esfuerzo un espacio muerto ha evolucionado hasta convertirse en un jard¨ªn precioso¡±.
Adem¨¢s, ha sido un recurso educativo muy valioso para aquellos alumnos que pudieran tener dificultades de aprendizaje, ¡°ya que con este proyecto se consigue que se salgan de esos procesos autodestructivos del ¡®yo no valgo para nada¡¯. Con estas tareas descubren que tambi¨¦n tienen un don, que no tiene que ser el mismo que el de los dem¨¢s compa?eros¡±, asevera Ana L¨¢zaro. Aparte de que ¡°desarrollan otro tipo de competencias, como el de trabajo en grupo, e incluso rompen barreras de g¨¦nero¡±, al importar solamente sacar el jard¨ªn adelante.
No todo se ha quedado en las plantas, ya que un jard¨ªn es un ecosistema complejo, como ha interpretado muy bien Allyson, alumna de 13 a?os: ¡°Me ha parecido fascinante entender c¨®mo en un espacio tan peque?o y cercano existen tantas interacciones entre especies, especialmente de simbiosis, y estas son las responsables de que todo funcione¡±. Por eso mismo, en el proyecto se ha buscado esa conexi¨®n, y se han organizado salidas al entorno inmediato a los centros educativos, a esos parques y descampados que los abrazan. Javier Rico y Mar¨ªa Luisa Pinedo, educadores ambientales especializados en biodiversidad urbana, han sido los responsables de preparar esos paseos para observar toda esta riqueza, con su proyecto Aver Aves. Rico advierte de que ¡°no es necesario coger un autob¨²s para ver fauna sorprendente¡±: ¡°Los alumnos se quedan impresionados de la enorme variedad que hay al pie de sus colegios. Los parques son un aula m¨¢s en la que aprender¡±.
Como vemos, las matem¨¢ticas, la f¨ªsica y la qu¨ªmica, la biolog¨ªa o distintas habilidades que les ser¨¢n muy ¨²tiles en el futuro se pueden ense?ar en la naturaleza, la mejor maestra. Y la jardiner¨ªa, dentro y fuera de las aulas, se puede convertir en una nueva asignatura que lo integre todo.
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