Pajares, la alfarer¨ªa centenaria que ha enamorado a Zara Home
Juan Jos¨¦ Pajares es la quinta generaci¨®n de una saga de artesanos de Arroyo de la Luz (C¨¢ceres). Sus piezas de barro esmaltado llegan ahora a todo el mundo desde las tiendas y la web del gigante de Arteixo. Pero nada ha cambiado en su manera de entender el oficio
El d¨ªa que el destino llam¨® a Juan Jos¨¦ Pajares desde Arteixo, ¨¦l no cogi¨® el tel¨¦fono. ¡°Hay d¨ªas en que recibo muchas llamadas comerciales, de el¨¦ctricas, de compa?¨ªas telef¨®nicas¡ Al ver que era un fijo de A Coru?a yo colgaba una y otra vez. Insistieron durante toda la ma?ana. Cuando fui a casa a comer mi mujer me dijo: ¡®Te est¨¢n llamando de Zara y les est¨¢s colgando¡¯. No s¨¦ ni c¨®mo consiguieron el tel¨¦fono de mi casa¡±, recuerda. Aquella llamada ¡ªpor la tarde, finalmente, la conversaci¨®n sucedi¨®¡ª puso patas arriba el sereno d¨ªa a d¨ªa de Juan Jos¨¦ Pajares.
El oficio ancestral que este alfarero desempe?a con un ritmo perfectamente engrasado desde hace cuatro d¨¦cadas se vio azotado de repente por la urgencia del siglo XXI. ¡°Me dijeron que hab¨ªan visto mi trabajo en redes sociales y que quer¨ªan proponerme una colaboraci¨®n. Me pidieron que les enviara por correo algunas piezas. Les mand¨¦ ocho y eligieron cuatro. Me encargaron 500 de cada¡±, cuenta el alfarero. 2.000 enseres de barro hechos a mano. Torneados, esmaltados, decorados y cocidos uno a uno. ¡°Me empezaron a temblar las piernas¡±, recuerda mientras da forma a una pella de barro sin apearse del torno en su taller de la localidad cacere?a de Arroyo de la Luz. ¡°Les dije que no¡±.
Pero hay algo en la sencillez de Juan Jos¨¦ y en la autenticidad y trascendencia de lo que hace que tiene m¨¢s fuerza que los motores del progreso. Una pareja de caza-tendencias del cuartel general de Zara en Arteixo se plant¨® en su taller. Sin videollamadas ni pantallas de por medio. ¡°Vieron c¨®mo trabajo, c¨®mo es el proceso, y comprendieron que lo ¨²nico posible era ajustar el volumen del encargo a mi ritmo¡±. Hasta mediados de este mes de abril, a los almacenes de log¨ªstica de Zara Home han llegado ¡°ciento y pico de piezas¡± procedentes de la alfarer¨ªa Pajares. Son muchas menos de las que la firma de decoraci¨®n del gigante textil ten¨ªa previsto recibir. Son todas las que Juan Jos¨¦ ha podido hacer como ¨¦l hace siempre las cosas. Con mimo, con dedicaci¨®n, con pulcritud, con sensibilidad, con paciencia. Sin prisas. Solo con sus manos. Como su abuelo y su padre le ense?aron.
¡°Ya me gustar¨ªa a m¨ª entregarles no 500 piezas, sino 1.000¡±, dice el alfarero. Es un hombre libre. Trabaja solo; alterna las tareas por temporadas. ¡°Cuando llega el invierno intento tener muchas piezas terminadas para dedicarme a pintar. Los meses de fr¨ªo el torno es duro: tienes las manos metidas en el agua, el barro est¨¢ helado, el disco suelta aire al girar¡ Pasan d¨ªas y semanas y no viene nadie por el taller. Es un trabajo muy ¨ªntimo. Pintando se est¨¢ de maravilla, al lado de la estufa y con las manos secas, escuchando Radio 3. El torno es mejor para el verano¡±, describe su profesi¨®n.
Juan Jos¨¦ es de familia de alfareros por parte de padre y de madre. Se crio en un alfar. ¡°Empec¨¦ con 14 a?os, porque cuando me saqu¨¦ la EGB no quise seguir estudiando. Ahora tengo 54. Aprend¨ª en mi casa, igual que mi hermano [tambi¨¦n alfarero], en el taller que mi familia ten¨ªa en el zagu¨¢n. Recuerdo toda la casa llena de cacharros¡±. Hac¨ªan enseres para el uso diario: botijos, tinajas, c¨¢ntaros, jarras, palmatorias, morteros, vasijas, cuencos, lavabos, jofainas¡ Lebrillos para la matanza y para hacer la masa de los dulces. Por aquel entonces, sin decorar. ¡°En un rinc¨®n de mi habitaci¨®n mi abuelo y mi padre dejaban las piezas terminadas hasta esperar el momento de la cocci¨®n. Debajo de las camas met¨ªan las tapas del brasero¡ En cualquier sitio donde hubiese hueco, all¨ª se met¨ªan los b¨¢rtulos¡±.
Las cosas han cambiado mucho. Arroyo de la Luz fue centro alfarero de referencia porque en la zona hay muy buen barro. Lleg¨® a haber m¨¢s de 60 alfarer¨ªas entre los siglos XVI y XIX. Hoy solo quedan tres. ¡°Ahora compro pal¨¦s de arcilla a una empresa de Ja¨¦n, pero de peque?o yo mismo sacaba el barro a pico y pala en la parcela de mi familia. Lo escog¨ªa, lo cribaba, le quitaba las ra¨ªces y las chinas hasta que era solo sedimento fino. Lo echaba en un pil¨®n y lo remov¨ªa hasta que quedaba hecho un caldo. Luego hab¨ªa que tamizarlo para colar las impurezas, decantarlo y dejarlo secar¡±.
Recuerda cada avance t¨¦cnico con emoci¨®n. El paso del torno de pie al el¨¦ctrico de motor. Del horno de le?a al de gas: ¡°El primer horno de propano que tuvimos lo compraron mi padre y mi hermano estando yo en la mili. Fue una revoluci¨®n en todos los sentidos. Antes, el d¨ªa que coc¨ªas, el calor era criminal. ?Imag¨ªnate lo que era echar le?a en verano! El de gasoil lo enchufas y cuece solo¡±, cuenta. ¡°Cuando tiraban una casa en el pueblo ten¨ªamos que ir a trocear los travesa?os y las vigas con la motosierra y acarrearlos hasta el alfar para aprovechar la madera para el horno¡±. O la amasadora: ¡°Antes se amasaba el barro a mano. Yo ten¨ªa una buena musculatura: en las piernas gracias al torno, en los brazos de amasar y de cargar le?a. As¨ª que ahora los fines de semana tengo que salir a correr, porque si no me entumezco¡±, r¨ªe.
Pero no todo es nuevo en la alfarer¨ªa de Pajares. Junto al torno hay un palillo de unas banderillas en vinagre, una ca?a de bamb¨², una hebra de sedal y una tablita con muescas que el virtuoso artesano utiliza con ma?a para rematar y hacer filigranas en cada pieza torneada. ¡°Los alfareros nos podremos ir a la ruina, pero no ser¨¢ por las herramientas. Nunca tiro nada¡±, r¨ªe.
Una familia de Vitoria entra en la alfarer¨ªa. Vienen buscando una olla. ¡°Cuando nos juntamos en el campo hacemos ah¨ª las alubias al fuego y comemos m¨¢s de 15¡å, dicen. Juan Jos¨¦ se la envuelve cuidadosamente en papel de un peri¨®dico de antes de la pandemia. Afortunadamente, hay cosas que no han cambiado.
El inter¨¦s de Inditex por la loza de Pajares o el peque?o gesto de la familia de Vitoria demuestran que vivimos un resurgir de la artesan¨ªa. ¡°Para m¨ª es un orgullo, porque hemos estado mucho tiempo en el ostracismo. Han cerrado muchos talleres y muchas ferias de cer¨¢mica¡±. A ¨¦l nada le gustar¨ªa m¨¢s que alguno de sus hijos. Alejandro y Pablo, mellizos, de 17 a?os, continuara con la tradici¨®n familiar, aunque por ahora parece que los chavales tienen la cabeza en otras cosas. ¡°Curiosamente, vuelve a haber m¨¢s sensibilidad en este momento en que todo es inmediato, todo es industrial y todo es igual. Los cien enseres que yo he hecho para Zara Home son todos ¨²nicos, todos distintos¡±. Aunque la presencia de Pajares en el cat¨¢logo infinito y globalizado de Inditex es apenas testimonial, ¨¦l, la humilde pieza que va por libre en el engranaje de esa m¨¢quina de hacer dinero, celebra esta oportunidad: ¡°La primera semana fue una locura. La colaboraci¨®n se public¨® en redes sociales y de la noche a la ma?ana me volv¨ª medi¨¢tico¡±, bromea. ¡°En el pueblo me paraban por la calle, me llamaban, ven¨ªan a felicitarme a la nave¡ Fue tremendo¡±. De un alfar en Arroyo de la Luz a la web de art¨ªculos para el hogar del grupo gallego, el escaparate abierto al mundo de una compa?¨ªa que tiene m¨¢s de 500 tiendas en 45 pa¨ªses.
No ha tenido que aprender a firmar aut¨®grafos, porque lleva 40 a?os haci¨¦ndolo. Cada objeto de cer¨¢mica de Alfarer¨ªa Pajares lleva la r¨²brica del pu?o y letra de Juan Jos¨¦. ¡°Los de Zara me quer¨ªan mandar un sello de tinta, pero les dije que me parec¨ªa m¨¢s interesante y un valor a?adido que fueran firmados por el alfarero, a mano¡±. ¡°Dijeron que s¨ª¡±. J Pajares A. de la Luz 2024. Autor, lugar, fecha. Sencillo, aut¨¦ntico, eterno. Como aprendi¨® de su abuelo y de su padre.
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