?Por qu¨¦ los hombres no hablan sobre si quieren o no tener hijos? La conversaci¨®n subterr¨¢nea que solo presiona a las mujeres
La paternidad no es una charla habitual entre amigos que todav¨ªa no son padres. Los motivos de ese silencio compartido apuntan a que tener un hijo no modifica de manera radical c¨®mo les percibe el mundo y no viven rodeados de se?ales constantes que les recuerdan que cada d¨ªa son menos f¨¦rtiles
En Literatura infantil (2023), Alejandro Zambra recuerda que, tras ser padre por primera vez, muchos conocidos le preguntaron por qu¨¦ quiso tener un hijo. ¡°Despu¨¦s de los chistes, respondo o trato de responder. Soy incapaz de articular un discurso exclusivamente racional, pero salir nada m¨¢s del paso, con econ¨®mico cinismo, ser¨ªa colaborar con ese vac¨ªo de conocimiento que todos hemos sentido y padecido y que descorazona y aturde¡±, escribe el chileno. Son muchos los libros surgidos tras el nacimiento del primer hijo: de Sergio Fanjul a Manuel Jabois, la perplejidad ante la paternidad (ese ¡°estoy oyendo crecer a mi hijo¡± que escribi¨® Francisco Umbral en Mortal y rosa) es el punto de partida de decenas de obras publicadas por hombres cada a?o. Y es que esa relaci¨®n ¡ªimaginada o proyectada¡ª del padre con el hijo reci¨¦n nacido o la recopilaci¨®n de detalles sobre los primeros a?os de crianza forman parte de los temas universales de la literatura. ¡°Decir que hay demasiados libros sobre maternidad o sobre paternidad es como decir que hay demasiados libros sobre el amor, sobre la muerte o sobre la guerra¡±, corrobora el propio Zambra, que contin¨²a: ¡°Cada nueva madre y cada nuevo padre descubre asuntos que siempre estuvieron all¨ª, y hablar como flamantes descubridores de la p¨®lvora parece inocent¨®n o vergonzoso, pero justo por eso es necesario hacerlo. Y desafiante y atractivo¡±.
La conversaci¨®n sobre la paternidad est¨¢ m¨¢s viva que nunca entre quienes han tenido hijos, pero no es la m¨¢s habitual entre hombres que todav¨ªa no lo han hecho o que no lo har¨¢n. Si la presi¨®n social sobre la maternidad es muchas veces insoportable para las mujeres alrededor de los 30 a?os, no parece que exista ese escrutinio sobre los hombres. En los grupos de amigos o entre compa?eros que mantienen una relaci¨®n profesional casi nunca se da una de las ¡°conversaciones subterr¨¢neas¡± de las que habla la escritora Bego?a G¨®mez Urzaiz en la parte final de Las abandonadoras (2022). Esa conversaci¨®n ser¨ªa el modo en que las mujeres comparten, casi en todo momento y en cualquier espacio, sus inquietudes sobre la maternidad: ¡°A veces pienso ¡ªescribe G¨®mez¡ª que todas las mujeres en edad f¨¦rtil, y por edad f¨¦rtil me refiero a la edad f¨¦rtil en Occidente entre las clases medias algo ilustradas, que es muy corta y va de los 34 a los 42 a?os, nos pasamos una d¨¦cada manteniendo la conversaci¨®n subterr¨¢nea. Hasta cuando no hablamos de eso en realidad estamos hablando de eso. ?Quieres tener un hijo?, ?quieres tenerlo ahora?, ?quieres tener otro hijo?¡±.
¡°Las charlas que he tenido con mujeres de todo tipo me sugieren que la conversaci¨®n existe. ?Hasta Charli XCX est¨¢ en ello!¡±, comenta G¨®mez. En I think about it all the time la artista canta: ¡°Quiz¨¢ alg¨²n d¨ªa lo haga / si no se me acaba el tiempo / ?me har¨¢ echar de menos toda mi libertad?¡±. Ah¨ª est¨¢ todo, seg¨²n la escritora: la duda y la conciencia de que el tiempo para procrear no es infinito. ¡°Charli tiene solo 31 a?os, le queda m¨¢s de d¨¦cada y media de conversaci¨®n subterr¨¢nea y expl¨ªcita. Tendr¨¢ todav¨ªa centenares de di¨¢logos sobre el tema con amigas, desconocidas y periodistas. Cuando pasas de los 40, la conversaci¨®n se vuelve menos abierta, mucho m¨¢s concreta y realista. Sin embargo, esta no es una conversaci¨®n habitual en ambientes exclusivamente masculinos y es que, entre hombres, siempre parece que lo habitual es pensar que la decisi¨®n sobre los hijos corresponde a la pareja o que ¡®nunca es tarde¡±, critica.
Seg¨²n el estudio del Instituto Nacional de Estad¨ªstica sobre Hombres que tienen intenci¨®n de tener hijos en los pr¨®ximos 3 a?os, un 19% de los hombres expresaron que ¡°tener hijos siempre hab¨ªa estado en su proyecto de vida¡±, mientras que m¨¢s de la mitad (el 55%) englobaron su deseo dentro de la ambigua expresi¨®n ¡°quiero ser padre¡±. Quiz¨¢ s¨ª que piensan en la paternidad, pero no hablan demasiado sobre el tema. ¡°Hay un vac¨ªo comunicativo inmenso, y mucho conocimiento desperdiciado debido a una concepci¨®n cerrada, antigua y simplista de lo masculino. Estamos demasiado acostumbrados a los discursos paralizadores, normativos, pretendidamente pr¨¢cticos, imperativos, dogm¨¢ticos¡±, cree Zambra.
En foros masculinos (en Espa?a, Forocoches es el mejor ejemplo), estos discursos oscilan entre dos polos opuestos: por un lado, los natalistas (tan relacionados con la extrema derecha) llaman a los hombres a tener hijos para as¨ª ¡°defender su legado¡±; por otro, existe toda una corriente que defiende que la paternidad supone renunciar a la aventura, como si tener uno o varios hijos fuera la derrota cotidiana que termina de convertirte en normie (se al¨ªan el t¨®pico m¨¢s rancio con el consumismo m¨¢s contempor¨¢neo). En cualquier caso, aunque se perciben ciertas dudas y temores, la discusi¨®n nunca escapa de estos polos que tienen m¨¢s que ver con la presunta responsabilidad o irresponsabilidad del potencial padre que con la crianza en s¨ª. ¡°La paternidad antes era autom¨¢tica, los hombres se convert¨ªan en padres porque s¨ª, presentes o ausentes, buenos, malos o mediocres. Ahora las cosas han cambiado, pero quiz¨¢s no tanto. Me parece importante recordar que hablamos de micromundos, y en todas las comunidades el grupo de personas que ha pensado en la paternidad, que ha decidido si quiere o no tener hijos, es ¨ªnfimo. Parece numeroso, pero es ¨ªnfimo¡±, recuerda el escritor chileno.
Distintos cambios y compromisos
Una de las posibilidades hacia las que apunta todo este silencio compartido es la de que los hombres no necesitan preocuparse demasiado por ser padres o no, porque, si llegan a serlo, podr¨¢n decidir c¨®mo enfocarlo ¡ªtambi¨¦n a nivel literario, en el caso de tantos escritores¡ª. En este terreno, los hombres disponen de un nivel de autonom¨ªa mucho mayor respecto al de las mujeres, socialmente empujadas a los cuidados. Adem¨¢s, tal y como indica G¨®mez: ¡°Si eres un hombre, tener o no tener hijos no altera fundamentalmente tu identidad, no modifica de manera radical c¨®mo te percibe el mundo¡±.
En 2016, Eurostat publicaba que mientras que un 95% de las mujeres espa?olas con hijos se involucraba diariamente en su ¡°cuidado y educaci¨®n¡±, esto era as¨ª solo para un 68% de los hombres. As¨ª que, mientras la maternidad se presenta como una pr¨¢ctica y un compromiso un¨ªvocos, la paternidad todav¨ªa ofrece muchas posibilidades; incluso la de no darle demasiada importancia (o no dedicarle demasiado tiempo). Con los a?os, estas diferencias se van amortiguando, aunque la percepci¨®n social sobre padres y madres y sus obligaciones apenas cambia, desde los detalles (esos testimonios de profesores que prefieren llamar por tel¨¦fono solo a las madres porque los padres apenas saben de qu¨¦ problemas o situaciones les est¨¢n hablando) hasta la representaci¨®n de cada figura en la cultura pop (el padre que se ocupa de su hijo es a menudo heroico y la madre que no lo hace, monstruosa).
Zambra se muestra optimista y esperanzado y tiene ¡°la sensaci¨®n placentera de una inminente conversaci¨®n mucho m¨¢s amplia y generosa¡±. Esa conversaci¨®n tendr¨ªa que abarcar no solo la paternidad, sino tambi¨¦n la idea m¨¢s convencional de familia y dar oportunidades a todos los hombres para, en palabras del escritor, ¡°emprender unos rodeos muy largos antes de decidir si convertirnos en padres o no y demorarnos discutiendo desde la ra¨ªz de las ideas tradicionales¡±.
G¨®mez no se muestra tan esperanzada, y es que cree que las diferencias biol¨®gicas tambi¨¦n influyen (¡°las personas gestantes somos muy conscientes de que hay un declive, de que el tiempo social ya no va ligado al tiempo del cuerpo, porque casi nadie est¨¢ pensando en tener hijos cuando est¨¢ en su pico de fertilidad¡±) o sirven de coartada (¡°no quisiera caer en estereotipos de comedia mala, pero hay hombres que parecen ir por el mundo pensando que esa posibilidad siempre est¨¢ abierta, como si fueran un rockero anciano con mechas¡±). Aunque es consciente de que casi ning¨²n hombre quiere ser un rockero anciano con mechas, la escritora concluye: ¡°Si no vives rodeado de se?ales constantes, internas y externas, que te recuerdan que cada d¨ªa que pasa eres un poquito menos f¨¦rtil, aunque te est¨¦ pasando tambi¨¦n, es l¨®gico que el tema no te consuma de la misma manera¡±.