¡°Lo vamos viendo¡±: la respuesta mediterr¨¢nea que los n¨®rdicos no pueden comprender
Existen culturas de alto contexto y culturas de bajo contexto: en las primeras la comunicaci¨®n se basa en gran medida en las se?ales no verbales, en la comprensi¨®n impl¨ªcita y la experiencia compartida; en las segundas, en la literalidad. Aunque suelen encontrarse en alg¨²n punto intermedio, estas diferencias crean multitud de malentendidos
Hace poco, un amigo me cont¨® que, a?os atr¨¢s, viaj¨® a Helsinki para encontrarse con unos antiguos compa?eros de universidad que iban a tocar all¨ª con su grupo musical. La cita era en la plaza del Mercado, uno de los lugares m¨¢s concurridos de la capital finlandesa. El encuentro fue todo alegr¨ªa y celebraci¨®n. No se ve¨ªan desde hac¨ªa tiempo y alguien propuso que se hicieran una foto para inmortalizar el momento. Sacaron un m¨®vil y buscaron a su alrededor a alguien que pudiera tomarla. Escogieron a un hombre de unos 30 a?os que se dirig¨ªa hacia ellos de forma algo apresurada, y le preguntaron, en ingl¨¦s, si ser¨ªa tan amable de sacarles una foto. ¡°No¡±, respondi¨® de forma cort¨¦s pero inequ¨ªvoca el fin¨¦s. Probablemente, estaba ocupado y no pod¨ªa perder el tiempo con aquello. No obstante, todos se quedaron estupefactos.
En ning¨²n momento el chico hizo adem¨¢n de pedir disculpas por no poder pararse ni un segundo, ni plante¨® alg¨²n tipo de excusa para justificar su negativa. ¡°Tengo much¨ªsima prisa¡±, ¡°Soy muy malo con las fotos¡± o ¡°Tengo las manos ocupadas¡±. Excusas muy malas, por supuesto, pero desde luego formas sutiles y com¨²nmente aceptadas para decir que no. ?l decidi¨® decirlo de forma literal, sin medias tintas. De cualquier manera, todos se rieron y no tardaron en encontrar a otra persona para fotografiarlos. Lo que hab¨ªa sufrido mi amigo, nacido y criado en Mallorca y, por tanto, mediterr¨¢neo hasta la m¨¦dula, hab¨ªa sido el choque entre su (nuestra) cultura de alto contexto, y la cultura de bajo contexto caracter¨ªstica de, entre otros pueblos, los escandinavos.
Es de suponer que, si la misma escena se hubiera producido en una calle de, por ejemplo, Sevilla, la foto se habr¨ªa tomado independientemente de la prisa que hubiera tenido la persona y, en caso de no haber sido posible, el interpelado habr¨ªa dado todo tipo de explicaciones y pedido mil veces perd¨®n por no poder satisfacer los deseos de mi amigo y sus compa?eros.
Este tipo de desajustes sociales, que cualquiera de nosotros hemos podido experimentar al entrar en contacto con otras culturas, fue observado y descrito por vez primera por el antrop¨®logo estadounidense Edward T. Hall en su libro El lenguaje silencioso, publicado originalmente en 1959. En este volumen, el profesor defini¨® dos tipos de cultura en funci¨®n del contexto que necesitan en su forma de comunicarse y de la importancia que tiene la comunicaci¨®n no verbal: culturas de alto contexto y culturas de bajo contexto. En un grupo cultural de alto contexto, por ejemplo, la comunicaci¨®n se basa en gran medida en el contexto, en las se?ales no verbales, en la comprensi¨®n impl¨ªcita y la experiencia compartida. Estas culturas, por eso mismo, suelen valorar mucho las relaciones personales, la tradici¨®n y la comunicaci¨®n no verbal. La informaci¨®n, en muchos casos, no se expresa de manera expl¨ªcita, sino que se asume que los participantes comparten suficiente contexto para entender el mensaje impl¨ªcitamente. Las relaciones suelen estar por encima de las tareas y las decisiones suelen tomarse en entornos m¨¢s colectivos. Jap¨®n, muchos pa¨ªses asi¨¢ticos, africanos, ¨¢rabes, mediterr¨¢neos o latinoamericanos son ejemplos de este tipo de cultura. Es la cultura del ¡°y t¨², de qui¨¦n eres¡±, de la sobremesa eterna y del regateo.
Por su parte, en las culturas de bajo contexto la comunicaci¨®n es expl¨ªcita, directa y clara. Mucho m¨¢s literal. El contexto, en este caso, no es tan necesario, dado que todo se expresa con palabras. Esto hace que las relaciones y las normas sociales sean m¨¢s formales y con poco margen para la interpretaci¨®n. Estados Unidos, Alemania, Noruega, Dinamarca, Suiza, Suecia o Canad¨¢ son pa¨ªses que, tradicionalmente, se asocian a culturas de bajo contexto.
Un ejemplo en el que se puede apreciar claramente la diferencia es el siguiente: pensemos en una reuni¨®n de negocios en Jap¨®n y otra en Estados Unidos. En la primera, todo ser¨¢n reverencias y protocolos, se preguntar¨¢ por la familia y se valorar¨¢ principalmente el respeto. Puede llegarse al extremo que en la reuni¨®n ni siquiera se llegue a hablar expl¨ªcitamente de lo que la ha motivado, algo que podr¨ªa considerarse incluso ¡°de mal gusto¡±. Se leer¨¢ entre l¨ªneas y no expresar desacuerdo no significa necesariamente que se est¨¦ de acuerdo. Sin embargo, en Estados Unidos se ir¨¢ al grano. Se expresar¨¢n claramente los datos y los hechos que se tienen que tratar sin que quede pr¨¢cticamente espacio para las interpretaciones. N¨²meros, cifras, negocios. Probablemente, se saldr¨¢ de la reuni¨®n con un acuerdo o un desacuerdo muy claro.
¡°La contribuci¨®n de Hall en el campo de la comunicaci¨®n fue muy importante¡±, explica Elisenda Ard¨¨vol, catedr¨¢tica de los Estudios de Artes y Humanidades de la Universidad Oberta de Catalunya, ¡°especialmente en el estudio de la relaci¨®n entre la comunicaci¨®n verbal ¡ªlo que decimos con palabras¡ª y la comunicaci¨®n no verbal ¡ªlo que decimos con el cuerpo o damos a entender con los gestos, las expresiones, la entonaci¨®n, la mirada...¡ª¡±. La profesora pone otro ejemplo: ¡°¡®?Eres un crack!¡¯ significa que eres muy bueno en algo (literalmente, un fen¨®meno, un genio, un campe¨®n). En un estilo comunicativo de bajo contexto, significa justamente esto. Pero esa misma afirmaci¨®n, en un estilo de alto contexto, puede significar eso mismo o todo lo contrario, dependiendo de la situaci¨®n, de la entonaci¨®n y del gesto¡±.
Estas diferencias pueden crear multitud de malentendidos en el caso de que se encuentren dos personas pertenecientes a diferentes culturas contextuales. Una persona de bajo contexto podr¨ªa pensar que otra de alto contexto es poco seria, ambigua o desorganizada. Del mismo modo, una de alto contexto puede pensar que la de bajo contexto es maleducada o hace demasiadas preguntas de respuesta obvia. Un ejemplo paradigm¨¢tico de este tipo de conflictos es la expresi¨®n, muy utilizada en Espa?a, ¡°lo vamos viendo¡± para referirse a que algo se evaluar¨¢ o se decidir¨¢ sobre la marcha, sin comprometerse de manera definitiva en ese momento. Es una manera de postergar una decisi¨®n o de dejar abierta la posibilidad de ajustar los planes seg¨²n las circunstancias. Pura improvisaci¨®n mediterr¨¢nea que a un estadounidense o escandinavo puede dejarle aturdido.
No hay contextos culturales puros
De cualquier modo, aunque s¨ª que puede decirse que hay culturas que tienden a un tipo de comunicaci¨®n u otra, no existen contextos culturales o personas que se ubiquen siempre e inequ¨ªvocamente en un extremo u otro de esta escala, sino que suelen encontrarse en alg¨²n punto intermedio de la misma. Todo depende de aspectos como la nacionalidad, la lengua, la comunidad, la pertenencia a una empresa, a una profesi¨®n o a cualquier otro grupo cultural, tanto online como offline. Tampoco funciona igual si estamos en familia, con amigos o con desconocidos.
¡°Todas las sociedades combinan ambos tipos de comunicaci¨®n¡±, asegura Ard¨¨vol, ¡°no hay ninguna lengua que sea independiente del contexto para la correcta comprensi¨®n de lo que expresa. Todas tienen una dimensi¨®n sem¨¢ntica (lo que significa) y otra pragm¨¢tica (informaci¨®n sobre el contexto o de su significado en un contexto determinado), o un aspecto que hace referencia a lo que se dice (logos), qui¨¦n lo dice (ethos) y c¨®mo se dice y para qu¨¦ (pathos)¡±.
Seg¨²n Ard¨¨vol, ¡°hay tradiciones culturales que favorecen m¨¢s la gestualidad (las sociedades mediterr¨¢neas) y otras menos expresivas gestualmente (las n¨®rdicas), pero que quiz¨¢s son mucho m¨¢s sutiles. De manera que hay gestos o tonos que pueden pasar desapercibidos para una persona no hablante de una lengua, pero ser muy reveladores para una persona nativa. Por lo tanto, son estilos comunicativos distintos, pero en todos los casos se da una combinaci¨®n entre la comunicaci¨®n verbal y no verbal, entre lo que se dice, d¨®nde y c¨®mo se dice y qui¨¦n lo dice. Incluso lenguajes altamente formalizados (de bajo contexto), como el cient¨ªfico, dependen de un conocimiento contextual impl¨ªcito¡±, asegura.
C¨®mo evitar las confusiones
Aunque vivimos en un mundo cada vez m¨¢s homog¨¦neo y en el que, hasta cierto punto, existe cierta globalizaci¨®n cultural, no parece que esta vaya a acabar con las diferencias en la importancia del contexto en la comunicaci¨®n.
Fundamentalmente, seg¨²n la profesora, porque ¡°no se puede decir que una sociedad sea ¡®esencialmente¡¯ de un tipo o de otro¡±. ¡°Adem¨¢s, hay variaciones importantes dentro de una misma sociedad para que, en seg¨²n qu¨¦ contextos, predomine m¨¢s una comunicaci¨®n de alto contexto (en la familia, una carta a un amigo) o de bajo contexto (un juicio oral, una multa de tr¨¢fico)¡±, explica Ard¨¨vol. ¡°Aunque se produzca cierta convergencia en los modos de comunicaci¨®n, siempre habr¨¢ una variaci¨®n interpretativa contextual, no solo por las distintas tradiciones culturales, sino tambi¨¦n por la emergencia de nuevas formas culturales, nuevos grupos sociales, que generar¨¢n sus propios estilos comunicativos distintivos que combinar¨¢n la comunicaci¨®n verbal y no verbal, explicitar¨¢n el contexto o lo mantendr¨¢n impl¨ªcito¡±.
Por lo tanto, los conflictos se seguir¨¢n produciendo y tendremos que aprender a adaptarnos a ellos. La profesora recomienda tener siempre presentes este tipo de diferencias y brinda una estrategia b¨¢sica para evitar problemas: ¡°Para no meter la pata, lo mejor es escuchar y observar antes de actuar. Reconocer que nuestro estilo comunicativo es uno m¨¢s entre una gama muy diversa de combinaciones posibles de comunicar a trav¨¦s de la palabra y del gesto¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.