Leer m¨¢s para discurrir mejor
Tener un h¨¢bito lector es esencial para entrenar el pensamiento cr¨ªtico y mejorar el rendimiento acad¨¦mico
Los estudiantes universitarios leen, pero su lectura est¨¢ m¨¢s relacionada con la adquisici¨®n de conocimientos que con lo que supone un h¨¢bito lector. Seg¨²n datos recogidos por el Centro de Estudios de Promoci¨®n de la Lectura y Literatura Infantil (CEPLI), m¨¢s del 60% de los estudiantes universitarios muestran inter¨¦s por la lectura profesional: leen para aprender. Sin embargo, esto es algo que queda alejado de la lectura por placer. ¡°Un h¨¢bito es aquella conducta que dicta el cuerpo, la mente, una necesidad que cubrir, que, de no satisfacerla, deja una sensaci¨®n de carencia de plenitud, de intranquilidad¡ Como si te faltara algo¡±, dice Elena del Pilar Jim¨¦nez P¨¦rez, profesora de la Facultad de Ciencias de la Educaci¨®n de la Universidad de Granada y presidenta de la Asociaci¨®n Espa?ola de Comprensi¨®n Lectora. Para la experta, cuando se habla de h¨¢bito lector se debe excluir la lectura por obligaci¨®n, ya que en este caso no representa un h¨¢bito sino un medio para conseguir una meta acad¨¦mica.
?Qu¨¦ barreras se encuentra ese h¨¢bito de lectura? Seg¨²n Santiago Yubero, director del CEPLI, la falta de tiempo y otras formas de ocio son los principales motivos que alejan a los estudiantes de la costumbre lectora. ¡°Se da una contradicci¨®n social: se mantiene una imagen positiva del sujeto lector y de las consecuencias de la lectura, pero no se acompa?a de la consideraci¨®n positiva del tiempo de lectura y del ocio lector. Leer, realmente, no entra en el estilo de vida de ocio potenciado por nuestra cultura. En nuestra sociedad se entiende que, cuando uno se libera de las tareas obligatorias, lo que tiene que hacer es salir, viajar, estar con los amigos, conectarse a las redes sociales, ver series, escuchar m¨²sica¡ y un sinf¨ªn de otras actividades que nada tienen que ver con la lectura. No se puede ser lector si no se lee, y no se puede leer si no dedicamos parte de nuestro tiempo de ocio a la lectura¡±, se?ala.
Falsos lectores
Esto origina que se multipliquen los falsos lectores entre los universitarios. Se trata de alumnos no lectores, que entienden que ser universitario y no tener h¨¢bito lector est¨¢ mal visto, por lo que crean de s¨ª mismos una imagen de lectores aunque solo se limiten a leer lo estrictamente necesario para completar su curr¨ªcu?lo formativo.
Los h¨¢bitos de lectura tambi¨¦n se relacionan directamente con la comprensi¨®n lectora. ¡°Si est¨¢s estudiando una carrera, cualquiera que sea, la curiosidad deber¨ªa moverte a leer todo lo que se pueda sobre los temas que resulten m¨¢s atrayentes. Pero si no tienes h¨¢bito lector, tendr¨¢s una baja comprensi¨®n lectora y, por tanto, habr¨¢ m¨¢s dificultad para entender las asignaturas en su vertiente te¨®rica¡±, explica Elena del Pilar Jim¨¦nez. La cultura discursiva y el vocabulario a la hora de expresarse en ex¨¢menes y trabajos son otros dos beneficios que Santiago Yubero a?ade al h¨¢bito lector: ¡°Diversos estudios con universitarios han encontrado que los estudiantes que no son lectores habituales presentan, adem¨¢s de una peor comprensi¨®n lectora, una falta de conocimiento del vocabulario espec¨ªfico de su especialidad, explicaciones demasiado generales y poco t¨¦cnicas en sus trabajos, y ausencia de mecanismos intertextuales¡±.
Sobre si se puede entrenar el pensamiento cr¨ªtico a trav¨¦s de las lecturas no obligadas, Yubero cree que la competencia lectora lleva a que los lectores interact¨²en con el texto y que, a partir de esa relaci¨®n, puedan plantearse preguntas, cuestionar con juicio propio, reflexionar sobre s¨ª mismos y los dem¨¢s a trav¨¦s de los textos. Todo ello, seg¨²n este experto, incrementa la capacidad de interpretar la realidad y desarrollar un pensamiento cr¨ªtico. ¡°La lectura nos puede ayudar a reflexionar sobre los conflictos sociales y personales; reforzando, con ello, el poder socializador de la literatura para vertebrar una sociedad m¨¢s ¨¦tica y formar lectores con un pensamiento cr¨ªtico. Es importante no dejar pasar la oportunidad de implementar ese uso social de la literatura con el objetivo de leer para pensar¡±. Encuentra una muestra de esto en las continuas censuras de determinados libros en momentos pol¨ªticos de autoritarismo. ¡°Cuando se han seleccionado lecturas que iban dirigidas a formar un planteamiento pol¨ªticamente correcto o cuando se ha prohibido o desaconsejado la lectura en las mujeres para mantenerlas bajo el dominio de los hombres¡±.
Pruebas de competencia
Recuerda Elena del Pilar Jim¨¦nez que en Europa ya se est¨¢n trabajando las competencias, no solo la lectora, sino la cr¨ªtica y creativa. Como investigadora ha desarrollado un test de competencia cr¨ªtica en espa?ol que se est¨¢ validando en el equipo que dirige y han observado que para evitar malos entendidos y ser cr¨ªticos objetivamente, una de las bases fundamentales es la competencia lectora. ¡°Se puede entrenar la competencia cr¨ªtica con cl¨¢sicos literarios como el Lazarillo de Tormes, por ejemplo. Pero no hay que olvidar que ser cr¨ªtico no es sin¨®nimo de hacer cr¨ªticas destructivas, sino que implica construir una mejora desde el conocimiento y el respeto¡±, concluye.
C¨®mo incentivar la lectura en etapas superiores
La Universidad también debe contribuir a la mejora de los hábitos lectores. Para Santiago Yubero, director del CEPLI, es necesario continuar potenciando su desarrollo y consolidación en el contexto universitario, y para tomar conciencia de su importancia debería considerarse esto como un trampolín hacia la lectura profesional. “Dentro de las competencias transversales y en los programas de actividades culturales, la Universidad debería generar espacios de lectura dinámicos, flexibles y participativos que sean capaces de desarrollar el comportamiento lector para conseguir que en el ambiente universitario se implante una cultura lectora que abarque diversos tipos de textos y en diferentes soportes. En los centros universitarios se han creado clubes de lectura y algunos programas en los que se han empleado lecturas literarias (incluidas novelas gráficas) para la formación en algunas materias y para motivar los debates sobre diferentes temas de actualidad”, explica. Elena del Pilar Jiménez, profesora de Educación, añade, de forma más pesimista, que hasta ahora no se ha conseguido mejorar el hábito lector en España de forma significativa con un plan coordinado a todos los niveles, y eso incluye el ámbito universitario. Considera que desarrollar un hábito lector sólido resulta inviable si no hay coordinación a todos los niveles y un interés real.
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