Fomentar la lectura en la crisis lectora de la adolescencia
Los j¨®venes se quejan de las lecturas obligatorias de libros que, pese a su innegable importancia capital en la historia de la literatura, les resultan completamente ajenos. La mayor¨ªa de las veces, inaccesibles
Recientemente, Guadalupe Jover y Rosa Linares, coautoras del nuevo curr¨ªculo de Lengua Castellana y Literatura, publicaron una tribuna en EL PA?S en la que explicaban c¨®mo hab¨ªa cambiado Francia en la ¨²ltima d¨¦cada la ense?anza de la literatura para el alumnado de 12 a 15 para hacerla m¨¢s atractiva a un grupo de poblaci¨®n en el que, seg¨²n indican todas las estad¨ªsticas, los ratios de lectura sufren una ca¨ªda en picado. Tal y como analizaba el periodista Ignacio Zafra bas¨¢ndose el promedio de los bar¨®metros publicados por la Federaci¨®n de Gremios de Editores de Espa?a en el ¨²ltimo lustro, el porcentaje de lectores entre los 15 y los 18 a?os apenas supera el 50% en Espa?a (53% concretamente), cuando en el grupo de edad inmediatamente anterior (10-14 a?os) ese porcentaje asciende hasta el 77%.
Este pronunciado descenso es, desde hace tiempo, motivo de preocupaci¨®n y de an¨¢lisis. La muestra son tribunas y reportajes como los anteriormente rese?ados. Tambi¨¦n que, con apenas unos d¨ªas de diferencia, hayan salido al mercado dos libros totalmente focalizados en esta crisis lectora que proponen iniciativas, consejos y soluciones para combatirla. Por un lado, Animaci¨®n a la lectura: diez principios b¨¢sicos (Laberinto), de Juan Jos¨¦ Lage, que fue profesor, bibliotecario, editor y cr¨ªtico literario durante 30 a?os y recibi¨® en 2007 el Premio Nacional al Fomento de la Lectura por su trabajo al frente de la revista Platero, que cre¨® y dirige. Por otro, Para qu¨¦ leer: fomentar la lectura en j¨®venes y adolescentes (Morata), de Paulo Cos¨ªn, director editorial de Ediciones Morata.
La tesis que defiende en su libro Paulo Cos¨ªn es que es precisamente en esta etapa vital, la adolescencia, en la que se produce un alejamiento de los libros, cuando estos m¨¢s pueden ayudar a los j¨®venes lectores. ¡°Hay muchos paraqu¨¦ leer. Los principales son: para evadirnos, para crecer en sabidur¨ªa, para acceder al mundo emocional y para encontrar nuestro sentido de vida. El primero es el m¨¢s popular y es el que m¨¢s se asocia al placer de leer, pero somos seres socioemocionales y los personajes nos ayudan a comprender nuestro universo¡±, reflexiona Cos¨ªn, que considera que todos los paraqu¨¦ leer conducen al m¨¢s importante: la lectura nos ayuda a conocer nuestra identidad y a comprender c¨®mo se refleja esta a trav¨¦s de las acciones y de las decisiones que tomamos en nuestras vidas.
Por eso, sostiene, una campa?a de animaci¨®n a la lectura orientada solo al entretenimiento -o al placer del entretenimiento- ¡°ser¨¢ siempre deficiente¡± en tanto que, en su opini¨®n, deja fuera muchas virtudes de la lectura muy necesarias en la edad adolescente y juvenil. ¡°Al final, a los adolescentes, para entretenerse, nos les falta precisamente oferta, as¨ª que la lectura, que adem¨¢s se est¨¢ tomando como un acto individual, queda de lado¡±, a?ade el editor, que considera que no se trata de que la lectura compita con otras ofertas de entretenimiento, sino de que sepa apoyarse en ellas. En ese sentido, pone el ejemplo del ¨¦xito de la serie Euphoria (HBO Max), cuya segunda temporada ha batidos r¨¦cords de audiencia. ¡°El primer paso es crear la motivaci¨®n y esta no necesariamente llega a trav¨¦s de una lectura. Por ejemplo, el cine nos fascina y sabemos por los estudios de h¨¢bitos que las series animan a los adolescentes a leer. Debemos generar ambientes de di¨¢logo, de debate, realizar proyectos de investigaci¨®n que les lleven a manejar las preguntas, actividades sobre educaci¨®n sexual y relaciones que les llevar¨¢n con facilidad a lecturas que tambi¨¦n deber¨ªan ser dialogadas y compartidas¡±, argumenta Cos¨ªn.
Incitar, excitar, divertir, alegrar
¡°Animar a leer es sin¨®nimo de sentido com¨²n, lo que significa que no se trata de refugiarse o disculparse en grandes estrategias did¨¢cticas o pedag¨®gicas, sino simplemente de ponerse en el lugar del que no est¨¢ animado, dar actividad a lo inanimado, incitar, excitar, divertir, alegrar¡±, puede leerse en la contraportada de Animaci¨®n a la lectura: diez principios b¨¢sicos. Le repito esos verbos finales a su autor, Juan Jos¨¦ Lage. ¡°Es cierto que no son los m¨¢s utilizados, por desgracia. Predominan los docentes fil¨®logos en lugar de los docentes animadores¡±, reconoce.
Los j¨®venes se quejan de las lecturas obligatorias de libros que, pese a su innegable importancia capital en la historia de la literatura, les resultan completamente ajenos. La mayor¨ªa de las veces, inaccesibles. ¡°Hay compa?eros que llegan a odiar la lectura. Dicen: ¡®No me gustan los libros¡¯¡±, afirmaba un estudiante de 16 a?os en un reportaje reciente. Juan Jos¨¦ Lage no duda en citar al respecto unas palabras de la novelista Ana Mar¨ªa Matute que tambi¨¦n puede leerse en su libro, un volumen, por lo dem¨¢s, lleno de citas de personajes relevantes a las que ¨¦l vuelve una y otra vez: ¡°Cuando les cae un buen profesor, hace lectores a montones. Pero si dan con uno que les obliga a leer El Busc¨®n a los 10 a?os, huyen de la lectura. Eso lo que hace es asesinar las ganas de leer, y odiar los libros en lugar de amarlos y disfrutarlos¡±.
La opini¨®n de Matute la comparte Paulo Cos¨ªn: ¡°La lectura por placer es una lectura libre y voluntaria. Seguramente todos hemos realizado lecturas obligadas por diferentes motivos, pero lo que no podemos pretender es que esa sea la ¨²nica experiencia lectora que tengan algunos chavales. Siendo as¨ª, no deber¨ªa sorprendernos que no quieran leer¡±. Tambi¨¦n Juan Jos¨¦ Lage, que considera, no obstante, que esa especie de desincentivaci¨®n de la lectura en el aula solamente es una parte de la explicaci¨®n a la ca¨ªda del inter¨¦s por los libros que se produce en la adolescencia. ¡°Hay a mi juicio en esta etapa otros factores influyentes que ahondan en la desmotivaci¨®n: la sobrecarga de tareas escolares, la diversificaci¨®n de los intereses, la pandemia digital, el pasar del placer de leer al dominio de la lengua, etc.¡±, enumera antes de destacar un aspecto que considera esencial: el desconocimiento por parte de los docentes de la Literatura juvenil. ¡°En las Facultades de Educaci¨®n, por ejemplo, la Literatura infantil y Juvenil sigue ausente en los curr¨ªculos y en nuestro pa¨ªs en general la LIJ es todav¨ªa una literatura olvidada y marginada¡±, a?ade.
En Animaci¨®n a la lectura, Lage desarrolla diez principios para fomentar la lectura. Entre ni?os y ni?as de todas las edades, pero sobre todo entre adolescentes. En ese sentido, el autor aboga por sugerir a los lectores de estas edades que se han alejado de los libros ¡°lecturas que est¨¦n a su nivel, que le ayuden a crecer, que se adapten a su sensibilidad, que le resulten divertidas¡±. Animar a la lectura, por tanto, pasar¨ªa necesariamente tambi¨¦n por personalizar esa animaci¨®n, por intentar ofrecer a cada adolescente o grupo de adolescentes lo que necesitan en un momento determinado. ¡°Los j¨®venes tienen sus inquietudes, su personalidad, su manera de entender la vida. Es importante darles a leer el libro adecuado en el momento adecuado¡±, sostiene.
Adem¨¢s de ello, recetas sencillas y de sentido com¨²n: atenerse a sus gustos y preferencias, no imponer, no castigar, no premiar, respetar la libertad de elecci¨®n, tener buenas bibliotecas escolares (¡°hoy est¨¢n buena parte marginadas, maltrechas, atendidas por personal voluntario sin apenas formaci¨®n, ni remuneraci¨®n, ni horas libres y al arbitrio del equipo directivo de turno¡±), compartir las lecturas, dialogar. ¡°Mi duda es si la escuela actual preparada para fomentar la lectura. Tiene tantos objetivos indefinidos que tal vez el encuentro gozoso con el libro siga marginado¡±, afirma pesimista.
?Y qu¨¦ papel juega en este escenario la familia, el entorno m¨¢s cercano? ¡°Dentro de los multiplicadores sociales que favorecen el gusto por leer la familia es muy importante, por supuesto¡±, se?ala Paulo Cos¨ªn, que considera no obstante que la lectura, a estas edades, cuando se realiza dentro de la familia, es por lo general una experiencia individual: ¡°Infravaloramos las m¨²ltiples ventajas que supone compartirla, sobre todo si se crea el h¨¢bito antes de la adolescencia. Por eso soy de la opini¨®n de que los clubes de lectura o los debates en el aula deber¨ªan ser una prioridad¡±. Otra vez compartir. Dialogar.
Juan Jos¨¦ Lage, por su parte, invita a tener en cuenta que, en ocasiones, ¡°los caminos que nos conducen a la lectura son insondables¡±, aunque no duda en reconocer que la familia es ¡°el primer escal¨®n¡± en la familiarizaci¨®n con el h¨¢bito de la lectura. Para concluir, c¨®mo no, cita a un referente como el pedagogo y escritor italiano Gianni Rodari: ¡°?C¨®mo va a leer un ni?o si en su hogar no se lee ni siquiera el peri¨®dico?¡±.
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