Sopa de cebolla y tomillo

Pocos platos hay en el mundo que saquen tanto partido a un ingrediente pobret¨®n como la sopa de cebolla. Con su absoluta simplicidad y su baj¨ªsimo coste, para m¨ª es uno de los mejores primeros que existen para un d¨ªa fr¨ªo: reconforta, sienta bien y, al parecer, es buen¨ªsima para gripes y catarros. Yo no soy de creer mucho en las propiedades curativas de los alimentos, pero las virtudes de la cebolla parecen demostradas.

Esta receta es la que aprend¨ª en la Escuela Hofmann de cocina, y es la mejor que he probado nunca. Aqu¨ª la sirvo muy a la francesa, con pan y queso gratinado; si quer¨¦is una versi¨®n algo m¨¢s pija y menos contundente, se puede sustituir por un huevo escalfado. O tomarla sin m¨¢s, que tambi¨¦n est¨¢ estupenda. Eso s¨ª, el punto del tomillo da la diferencia, y por Tutatis, no me sustituy¨¢is la mantequilla por aceite: la sopa pierde gracia, y por tomar un poco de grasa animal un d¨ªa no os va a dar un ataque al coraz¨®n.