Ensalada de escarola, patatas y bonito

Tengo la sensaci¨®n, no s¨¦ si err¨®nea, de que la patata es un alimento con la reputaci¨®n a la baja. Los obsesos de la l¨ªnea y los seguidores de dietas como la paleol¨ªtica parecen haberla tomado con ella: que si tiene muchas calor¨ªas, que si su ¨ªndice gluc¨¦mico es muy alto, que si sus saponinas te matan... Curioso que un alimento que la humanidad lleva siglos consumiendo, y que ha salvado a millones de personas de morir de hambre, lo haya inventado el demonio, ?verdad?

No es la primera vez en la historia que el tub¨¦rculo se sataniza: uno de sus grandes defensores, Antoine-Augustin Parmentier, tuvo que enfrentarse a la ignorancia de sus contempor¨¢neos en la Francia del siglo XVIII, cuando se relacionaba el consumo de patata con enfermedades como la lepra. El farmac¨¦utico y experto en agricultura demostr¨® que no s¨®lo era muy nutritiva y saludable, sino que adem¨¢s su potencial culinario era enorme. No par¨® hasta conseguir que fuera aceptada, y Europa le debe en parte la popularizaci¨®n de un tesoro que tantas alegr¨ªas nos da en todos sus formatos: frito, asado, guisado, cocido, al vapor o como se te ocurra maltratarlo.

Las patatas me gustan de casi todas las maneras, pero una de mis preferidas cuando empieza el calorcillo es la ensalada. Es la materia prima perfecta para darles consistencia y servir de colch¨®n neutro para casi cualquier otro ingrediente, desde unos pimientos hasta unas jud¨ªas pasando por un bacalao. En el plato de hoy, la patata se encuentra con tres de sus grandes amigos: los esp¨¢rragos, el bonito y el huevo cocido, acompa?ados de la escarola y el pimiento en plan comparsas verdes, frescos y crujientes.

El secreto del ¨¦xito de esta ensalada, y lo que la pone por encima de otras, es la vinagreta, cuya receta aprend¨ª de mi cu?ada May. Yo la considero un peligro p¨²blico porque te la puedes comer directamente a cucharadas, o si no mojando en ella un par de barras de pan. Para no caer en el vicio y la degeneraci¨®n, haz la cantidad justa. Para caer, haz el doble de lo marcado a continuaci¨®n.