El regreso triunfal del torrezno
Los torreznos cotizan al alza. Han resurgido de su fritura y se expanden poco a poco por todo el pa¨ªs. Analizamos uno de los fen¨®menos gastron¨®micos del momento y te contamos d¨®nde encontrar los mejores.
En 2014, el diario brit¨¢nico The Guardian describi¨® los torreznos como "trozos de panceta frita deliciosamente decadentes". Y, efectivamente, son algo delicioso, pero ?decadentes? Perm¨ªtanme que lo dude. Esos trozos de panceta frita viven su segunda -o tercera- juventud. Y esto no es de ahora: el mismo a?o que se public¨® ese art¨ªculo se despacharon en Espa?a 369.370 kilos de torreznos sorianos. ?Les parecen muchos? Pues sepan que en 2017 nos metimos, entre pecho y espalda, 1.129.937 kilos. Si el torrezno estaba en decadencia, desde luego aqu¨ª no se ha notado.
Lo que s¨ª es inaudito es que esas cifras, que me facilita Juanjo Delgado, director t¨¦cnico de la marca de garant¨ªa torrezno de Soria, sigan coleando hoy en d¨ªa con la que est¨¢ cayendo. En la era del kale, esos pedazos de tocino frito son, acaso, el ¨²ltimo reducto de la grasa. La reserva moral del colesterol. Y tambi¨¦n uno de los bastiones de nuestra memoria sentimental. Porque si el torrezno ha llegado hasta nuestros d¨ªas es tambi¨¦n por lo que significa: frente a otros aperitivos m¨¢s nobles -como el queso, el chorizo o los boquerones- este trozo crujiente de panceta empapa como pocos la infancia de muchos, entre los que me incluyo. Aunque no hablemos de un alimento precisamente liviano.
De Soria a Madrid
Y, sin embargo, ah¨ª est¨¢n. Frescos y lozanos. Adornando, otra vez, las barras de tascas y tabernas. O en Instagram. El torrezno ha vuelto aunque, en realidad, no se fuera nunca. Agazapado, como estaba, entre las patatas alioli o todo un muestrario de empanadillas congeladas que nadie echar¨¢ de menos. Pero, tal vez, hac¨ªa falta cocinarlo como se merece. Reivindicar, vaya, la idiosincrasia soriana y, por ende, la nuestra. Que me perdonen los abulenses, pero si hay que hablar de torreznos hay que remitirse a la segunda patria chica de Antonio Machado. Que, adem¨¢s, desde ah¨ª es desde donde se ha gestado toda esta ola crujiente que vivimos.
"Desde hace cinco a?os venimos participando en importantes cert¨¢menes como Madrid Fusi¨®n. La aceptaci¨®n ha sido espectacular y eso que no hemos inventado nada nuevo: solo estamos llevando un producto tradicional, muy apreciado a nivel local, para darlo a conocer por todo el territorio nacional", reconoce Delgado, el director t¨¦cnico de la marca de garant¨ªa torrezno de Soria.
Un manjar que ha convencido a grandes chefs
A esa expansi¨®n ha contribuido, naturalmente, ese distintivo otorgado en 2013 por el Instituto Tecnol¨®gico Agrario de Castilla y Le¨®n. O la celebraci¨®n de un concurso -esta es buena- que desde hace a?os busca el mejor torrezno del mundo (por si les interesa: en 2017, el bar El Hogar se llev¨® el premio a la mejor receta tradicional y el restaurante Virrey de Palafox, a la m¨¢s innovadora). Pero esto, por s¨ª mismo, tampoco termina de explicar ese furor. Grandes chefs como el madrile?o Alberto Chicote tambi¨¦n han sucumbido. En su espacio gastron¨®mico Puertalsol se venden torreznos de Soria a seis euros la raci¨®n. Los cocinan laminados -tipo bacon- y los fr¨ªen crujientes. ?Casualidad? En absoluto. "Decidimos incorporarlos a la carta en 2016 por tradici¨®n pura", me explica Pedro Olmedo, socio de Chicote en ese establecimiento.
Algo que encaja m¨¢s con la teor¨ªa del gastr¨®nomo y director general de la Fundaci¨®n Al¨ªcia, Toni Massan¨¦s: "Esto de volver a la tradici¨®n se lleva mucho en Espa?a. Somos muy modernos, pero nos gusta reencontrarnos con aquello que, a veces, olvidamos f¨¢cilmente. Es posible que con los torreznos haya pasado esto".
M¨¢s all¨¢ de esa vuelta a nuestros or¨ªgenes, este experto apunta tambi¨¦n otras razones: "S¨ª que es verdad que, ¨²ltimamente, hay como una despenalizaci¨®n de las grasas saturadas. Ahora toda la culpa es del az¨²car. Pero es que, adem¨¢s, la grasa de cerdo no es tan saturada como otras grasas animales". Para mi tranquilidad, esto ¨²ltimo me lo confirma Javier Garc¨ªa, nutricionista, dietista y tecn¨®logo de los alimentos. "Los cerdos, efectivamente, son animales monog¨¢stricos y, como tal, igual que el ser humano, no saturan la grasa. Si adem¨¢s el cerdo es ib¨¦rico, la bellota proporciona ¨¢cidos grasos de tipo insaturado que es lo que acaba en el animal. Aunque los torreznos tambi¨¦n acumulan, eso s¨ª, m¨¢s grasas por la fritura".
El snack perfecto
Pero, ?y lo ricos que est¨¢n? El snack perfecto, retoma Massan¨¦s: "Crujiente, graso y salado". Quiz¨¢s ah¨ª radique su ¨¦xito: en ese sabor, textura y aroma. "Si adem¨¢s es graso, pero no mucho, crujiente, pero no duro. Y la carne es poco astillosa y retiene un poco de jugosidad, estaremos ante el torrezno perfecto. Pero, claro, esto es f¨¢cil de decir, pero dif¨ªcil de conseguir".
Seg¨²n recuerda este especialista, torreznos as¨ª solo los ha comido en Soria y en el Prepirineo -"ah¨ª se toman m¨¢s como acompa?amiento"-, aunque Toni Massan¨¦s cita otro lugar que permite hacerse una idea, acaso, de la dimensi¨®n de este manjar: "En S?o Paulo, en el restaurante Mocot¨®, prob¨¦ unos torresmos, que es como llaman all¨ª a los torreznos, que ten¨ªan ese punto de grasa y de sal y que eran una verdadera delicia".
?Torreznos con menos grasa? S¨ª, se puede
Hasta Brasil llegaron los torreznos, ya ven. Aunque para degustar esos trozos de panceta frita no hace falta cruzar el atl¨¢ntico ni tampoco ser residente en la provincia de Soria, que, oye, si lo son, estupendo. Pero los torreznos de La Raquetista no tienen nada que envidiar a estos. M¨¢s que nada porque la panceta que utilizan en esta taberna de Madrid viene de all¨ª. Lo que ya cambia es la manera de prepararlos: se cocinan durante 12 horas y, seg¨²n me explica Javier Aparicio, el due?o y el chef, utilizan una panceta fresca adobada en piment¨®n y oreada. "Y luego, a partir de aqu¨ª, seleccionamos: si tiene mucha grasa o poca, lo desechamos. Dentro de cada panceta, seleccionamos las partes que tienen un buen equilibrio entre grasa y carne, y lo vamos cortando en cubitos".
La piel, al contrario que en otros sitios, se hace aparte. "La cocinamos, la secamos y la fre¨ªmos como una corteza y eso nos permite hacerle la forma al torrezno: si viene pegado a la piel tienes que aguantar siempre la grasa. De esta forma, igualamos, en la medida de la posible, ese equilibrio entre grasa y carne", desmenuza Aparicio. Y el resultado, ya se lo adelanto, compensa la paciencia del equipo de cocina de este local: la carne es jugosa, pero no grasosa; la piel cruje sin estar dura; el ¨ªndice y el pulgar no se saturan y, lo m¨¢s importante, estos torreznos no repiten porque no est¨¢n refritos en su grasa. Una de las razones de que este aperitivo haya estado relegado tanto tiempo.
Ahora se prepara bien
"Son productos c¨ªclicos, que van y vuelven. Lo que pasa es que, en muchos lugares, se han hecho mal, como las bravas o la ensaladilla", se?ala el chef de La Raquetista. "Y no se trataba de hacer deconstrucci¨®n o construcci¨®n a partir de viejas recetas, se trataba de hacerlo con cari?o. El torrezno ha vuelto porque es un producto masivo que le gusta a todo el mundo. Y porque ahora, por fin, se est¨¢ haciendo bien. No se hab¨ªa ido del mercado porque no gustara", zanja.
Venden unas mil raciones al mes -el equivalente a 250 kilos de panceta- a 6,50 euros la raci¨®n. Y por lo que se observa una ma?ana de mi¨¦rcoles, su due?o no habla en vano: todos los comensales que toman a esa hora el aperitivo han pedido lo mismo. "S¨ª que hemos notado ese boom del torrezno", ataja este hostelero, "hay una vuelta a lo cl¨¢sico y tambi¨¦n un cambio de actitud en la forma de consumir. Hace a?os, la gente quer¨ªa cuanto m¨¢s, mejor. Sin importar la calidad. Ahora est¨¢ m¨¢s interesada en la gastronom¨ªa y, sobre todo, en comer lo mejor. Y gracias a esto se est¨¢n recuperando recetas tradicionales, que estaban algo proscritas: la gente quiere probarlas, solo que en sitios buenos y no todos los d¨ªas. Pero el d¨ªa que te apetece vas al mejor sitio que las prepara".
Tambi¨¦n est¨¢ la cuesti¨®n sentimental de la que habl¨¢bamos al principio: la generaci¨®n de nuestras abuelas est¨¢ desapareciendo y con ellas, muchas de esas recetas cl¨¢sicas. Y ante la imposibilidad de ver, otra vez, a tu abuela a los fogones, no queda m¨¢s remedio que regresar a ellas desde la barra de algunos de estos restaurantes que, por fortuna, no han olvidado de d¨®nde venimos. Y esto, los cocineros, lo saben.
"Hay una m¨¢xima que los cocineros sabemos y es que el gran veh¨ªculo del sabor es la grasa. Y el torrezno combina el sabor del cerdo con el sabor de lo crujiente y de lo tostado. Y un buen torrezno, adem¨¢s, tiene varias texturas por dentro y por fuera. Y eso gusta", se sonr¨ªe el chef Javier Aparicio, sabedor de que nos tienen cogidos por la ventresca.
El secreto de la panceta soriana
Y, a todo esto, ?por qu¨¦ es tan bueno el torrezno de Soria? ?Qu¨¦ tiene de especial su panceta? Juanjo Delgado, el director t¨¦cnico de esa marca de garant¨ªa que as¨ª lo acredita, resuelve: "El torrezno de Soria procede de la panceta de cerdo adobada, b¨¢sicamente, con sal y piment¨®n. Y el tratamiento de la panceta fresca -o ventresca del cerdo- supone un factor diferencial: el resto de torreznos suelen estar hechos a partir del tocino o la piel. El nuestro, en cambio, es una sabrosa conjunci¨®n entre corteza, magro y un poquito de tocino".
La climatolog¨ªa de esa provincia tambi¨¦n ayuda; propicia para embutidos y los adobados del cerdo. Algo que ya sab¨ªan, al parecer, en la Edad Media. "Hay referencias hist¨®ricas que aluden al hecho de que para comprobar el grado de conversi¨®n de los jud¨ªos en la ciudad de Soria, la Santa Inquisici¨®n les invitaba a probar torreznos", asegura Delgado. Una forma de tortura para algunos, pero para otros, ay, el para¨ªso. Y como esto va de comer, no podemos acabar esta oda al torrezno sin recomendarles algunos sitios que son aut¨¦nticas mecas, adem¨¢s de los ya mencionados.
D¨®nde tomarlos: una breve gu¨ªa
Anoten: si quieren probar otras versiones, pueden acercarse a cualquiera de los tres establecimientos de la marca Los Torreznos. All¨ª, Jos¨¦ Luis y Alberto Bl¨¢zquez les ofrecer¨¢n torreznos de ?vila. Tan sabrosos, dicen, como los de Soria, aunque con algo m¨¢s de magro. Y esto debe ser cierto porque llevan desde 1956 sirvi¨¦ndolos en Madrid con ¨¦xito de p¨²blico. Los tienen por 2,20 euros la unidad. O, incluso, pueden degustar tambi¨¦n un bocadillo de torreznos por 4,50.
En la capital tambi¨¦n est¨¢ Casa Revuelta: la taberna a la que hac¨ªa menci¨®n el art¨ªculo de The Guardian cuando describi¨® los torreznos como esos "trozos de panceta frita deliciosamente decadentes". O Tres por cuatro, una peque?a casa de comidas ubicada dentro del mercado de Torrijos de la que ha o¨ªdo hablar maravillas la coordinadora de esta santa casa, M¨°nica Escudero: "Dicen que los torreznos que sirven en ese puesto son la pera". Y en Barcelona, nuestro cr¨ªtico gastron¨®mico, Jordi Luque, les aconseja probar los de la Bodega Carol. "Son como mandan los c¨¢nones: crujientes por fuera, tiernos por dentro y no aptos para hipertensos por ninguno de sus costados. Eso s¨ª, son m¨¢s finitos que los que te encuentras por Soria. Por suerte".
Sabe bien de lo que habla. All¨ª los torreznos miden unos 20 cent¨ªmetros a lo ancho, poca broma. Sin mencionarlos, Jordi se refiere a los que prob¨® en el bar El Hogar, en San Leonardo de Yag¨¹e. Donde, dec¨ªamos, se hace el mejor torrezno del mundo actual. Es posible que esto les suene porque fue uno de nuestros reportajes de El Comidista TV (aqu¨ª se puede ver). Pero si est¨¢n por la zona, qu¨¦ les voy a contar: el restaurante soriano La Chistera fue el ganador de ese mismo concurso en 2016. Y, seguramente, tambi¨¦n conozcan El Portillo. Pero, para curioso, lo que hacen en El Rinc¨®n de Medinaceli donde, naturalmente, sirven torreznos -curados con sal y alguna especia-, pero tambi¨¦n esta modalidad: buta no kakuni. O lo que es lo mismo: torrezno de Soria al vapor acompa?ado de una salsa agridulce hecha con soja, jengibre, mirin, sake, vinagre de arroz y pimienta negra. La textura es la de un tocinillo de cielo. Del torrezno, ya lo ven, se aprovecha todo.
Receta del torrezno de Soria
Por si se animan, y tienen un carnicero de confianza, aqu¨ª les dejo la receta original del torrezno de Soria, que me facilita Juanjo Delgado: "La piel de la panceta curada debe estar cuanto m¨¢s seca mejor ya que subir¨¢ la corteza al fre¨ªr y m¨¢s crujiente quedar¨¢. Por tanto, sacamos la panceta curada del envase de pl¨¢stico o de la nevera 24 horas antes; la colgamos o ponemos en un sitio fresco y seco para que se oree bien".
En sart¨¦n
1.- Se echa aceite en una sart¨¦n hasta cubrir el fondo (unos 2 mm).
2.- Ponemos el fuego en posici¨®n fuego lento (vitro 0-6 en posici¨®n 2, gas en posici¨®n m¨ªnimo).
3.- Se corta la panceta en lonchas de 1,5 cent¨ªmetros, aproximadamente, y se colocan de pie en la sart¨¦n, esto es, con la piel hacia abajo.
4.- Se dejan fre¨ªr alrededor de 20 minutos vigilando que los torreznos no se caigan y observando c¨®mo van apareciendo las burbujas caracter¨ªsticas en toda la piel.
5.- Transcurridos los 20 minutos citados (o cuando veamos que la piel de los torreznos ya se ha convertido en la corteza cubierta de burbujas), ponemos un fuego vivo (5 en vitro) y tumbamos los torreznos para fre¨ªrlos bien. Unos 10 minutos por cada lado o a su gusto.
En horno
1.- En el horno, las lonchas de panceta se colocan con la corteza hacia arriba.
2.- Se calienta el horno a 250 grados con las resistencias inferior y superior, incluso, si tiene, con el grill.
3.- Vigilaremos que no se caigan las lonchas. Aproximadamente, a los 10 minutos comenzar¨¢n a salir las burbujas en la corteza.
4.- Una vez observado que en todas las lonchas han subido las burbujas de la corteza, se sacan del horno y se fr¨ªen en sart¨¦n, con abundante aceite, hasta que queden los torreznos bien fritos y a su gusto.
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