?Por qu¨¦ despreciamos tanto ciertas marcas de cerveza?
Con Cruzcampo a la cabeza, algunas cervezas industriales son objeto de burla por su supuesta baja calidad. ?Est¨¢ justificada su mala reputaci¨®n? ?O hay algo de postureo?
Con la cerveza ocurre igual que con el f¨²tbol u otros asuntos sagrados de la tertulia espa?ola: todos llevamos un experto dentro. Y es un tipo inmisericorde, un verdugo implacable. Hay gente que defiende su marca favorita de cerveza como si fuera su equipo de f¨²tbol, con un discurso marcado por la irracionalidad y envenenado por fake news, postureo y uno de los argumentos m¨¢s potentes de esta era: ¡°porque lo digo yo¡±.
Podemos ser tan irracionales defendiendo nuestra cerveza preferida como masacrando a la Cruzcampo. As¨ª de intenso es el maestro cervecero que late en nuestro interior. Como en una canci¨®n de Roc¨ªo Jurado, amamos y odiamos con el ¨ªmpetu del viento, como una ola vac¨ªa de argumentos. Y en esta guerra cervecera, avivada por la guasa v¨ªrica -e ib¨¦rica- de las redes sociales, el odio se pone de acuerdo y va a muerte contra ciertas marcas, sin que muchos sus voceros sepan muy bien por qu¨¦. De algo habr¨¢ que re¨ªrse.
Cerveceros y reyes del drama
Cabe preguntarse, pues, ?por qu¨¦ despreciamos con tanta fuerza algunas marcas de cerveza? ?Por qu¨¦ nos remitimos a s¨ªmiles con excreciones ¨²ricas y empleamos los peores insultos contra ellas? Es posible que un mayor acceso a la informaci¨®n y la moda de las cervezas artesanas nos hayan convertido en especialistas de la noche a la ma?ana, cosas m¨¢s raras se han visto, pero cuesta creer que tengamos el paladar tan sensibilizado como para detectar diferencias tan abismales entre productos de la misma gama, tan estandarizados. ?C¨®mo es posible, entonces, que una cerveza sea micci¨®n de roedor en Madrid y en Sevilla sepa a n¨¦ctar divino?
Acudo al periodista Salvador Garcia-Arb¨®s, un experto en este campo. ¡°Entre haters, trols y los del postureo de la cerveza artesanas¡. Muchos de estos supuestos expertos, que se tiran de los pelos con ciertas marcas, no podr¨ªan distinguir dichas cervezas en una cata a ciegas. Se han hecho pruebas que as¨ª lo demuestran¡±, asegura Garcia-Arb¨®s.
Albert Viaplana, maestro cervecero de la marca catalana Moritz, coincide con el argumento de la cata a ciegas: pocos pasar¨ªan la prueba. ¡°Ahora la gente tiene m¨¢s acceso a la informaci¨®n, sabe m¨¢s de todo y entiendo que quiera opinar. De todos modos, en el mercado de la cerveza industrial, una cerveza mala ser¨ªa una cerveza que tiene un error o un defecto en su proceso de producci¨®n. Se marca una frontera en ese punto, y si el proceso de producci¨®n ha sido correcto, a partir de ah¨ª entran los gustos personales de cada uno¡±, a?ade Viaplana.
Joan Villar i Mart¨ª, escritor de cerveza, autor del blog Birraire y organizador del Barcelona Beer Festival, entiende que millones de bebedores de cerveza industrial no se pueden equivocar, pero se muestra cr¨ªtico. ¡°Es un producto estandarizado que quiere llegar al m¨¢ximo n¨²mero de personas; o lo que es lo mismo, 'ofender' al m¨ªnimo n¨²mero de paladares. En muchos casos, se trata de buscar el nivel de car¨¢cter m¨ªnimo para que no resulte una cerveza insulsa, pero a la vez sin que un exceso en alg¨²n matiz haga que algunos consumidores la descarten. Se homogeneizan aromas y sabores, y terminan en muchos casos siendo productos similares que distan pocos los unos de los otros¡±, dice Villar-i-Mart¨ª.
Villar-i-Mart¨ª no se f¨ªa un pelo de los departamentos de marketing de las grandes cerveceras. Para ¨¦l, hay cosas a mejorar todav¨ªa en este sector. ¡°Es una industria que ha cuidado poco la conservaci¨®n del producto una vez salido de f¨¢brica, tanto en el reparto, como en el almacenamiento o el servicio. Queda camino, pero han empezado a trabajar en ello. Llevan a?os tratando la cerveza como una mera commodity, y ahora se est¨¢n esforzando en apostar por la calidad y la conservaci¨®n de manera m¨¢s decisiva¡±, asegura el escritor.
Pero volvamos al meollo de la cuesti¨®n: en su gama m¨¢s b¨¢sica, las cervezas lager de gran consumo no ofrecen mucho margen al error o a la sorpresa. Todas siguen un proceso de producci¨®n similar. Incluso el mito de la calidad del agua del lugar de fabricaci¨®n se derrumba. Se entiende que en tiempos pasados, las f¨¢bricas fueran a buscar el manantial, pero en 2018 el agua se manipula. Si una cerveza te sabe mejor en un lugar que en otro, seguramente no ser¨¢ deber¨¢ al agua milagrosa de esa tierra, sino a elementos externos como el clima, la temperatura del l¨ªquido, la temperatura del serpent¨ªn, el recipiente e incluso la pericia del camarero al verter la birra en el vaso.
¡°El agua se trata y se corrige, siempre para conseguir un sabor determinado en un proceso estandarizado¡±, dice Viaplana. ¡°Son cervezas estandarizadas con f¨®rmula estandarizada para el agua, fabricadas en plantas muy grandes, con tostados muy precisos. Hace a?os que trabajan con la misma materia prima. No se pueden equivocar. Son lager ligeras para que pasen bien, as¨ª de sencillo¡±, comenta Garcia-Arb¨®s.
Y las habr¨¢ m¨¢s intensas o m¨¢s ligeras. Todo depender¨¢ del l¨²pulo y la levadura; de su origen y tratamiento; de las cantidades; de la Biblia de cada casa. No hace falta ponerse dram¨¢ticos. ¡°Estamos en el terreno de lo subjetivo; unos estar¨¢n habituados a una cerveza m¨¢s amarga, otros a una con poco cuerpo y m¨¢s fr¨ªa, etc. No es cuesti¨®n de si una cerveza es mala o buena, se trata de gustos personales, h¨¢bitos, climatolog¨ªa¡ Si vas a Sudam¨¦rica te beber¨¢s una cerveza muy clara y poco alcoh¨®lica. En Inglaterra, sin espuma y a 8 grados¡±, asegura Viaplana.
Finalmente, en estas guerras cerveceras, no se puede obviar otro factor sustancial: las ra¨ªces que algunas marcas han echado en las distintas partes del pa¨ªs. La cerveza est¨¢ tremendamente regionalizada en Espa?a. ¡°Por razones obvias, antes las cervezas viajaban poco, y cada regi¨®n ten¨ªa la suya. Ahora esto se est¨¢ perdiendo, el fen¨®meno se est¨¢ universalizando¡±, asegura Garcia-Arb¨®s. No le falta raz¨®n, pero todav¨ªa colea ese sentido de adhesi¨®n ciega de ciertas regiones a ciertas cervezas; cervezas que terminan convirti¨¦ndose en s¨ªmbolos de la cultura que las ha elegido y blindan el paladar de los fieles ante cualquier propuesta alternativa. Son cervezas tan identificadas con su tierra que hasta parecen haberse adaptado al clima que las envuelve: a un gallego, una ca?a de Cruzcampo le parecer¨¢ agua carbonatada; a un sevillano, una Estrella Galicia directamente pasta de dientes.
S¨¦ lo que bebiste el ¨²ltimo verano
Cuesta encontrar marcas de cerveza industrial tipo lager que no levanten odios y pasiones a partes iguales. No obstante, hay una cerveza que lleva tiempo resistiendo una de las olas de pitorreo m¨¢s colosales es que se han vivido en el sector. Es el fen¨®meno Cruzcampo, el Lepe de las cervezas. Y solo pod¨ªa ocurrir en Espa?a.
Si las lindezas dedicadas a la lager m¨¢s b¨¢sica de esta marca fueran reales, la f¨¢brica ser¨ªa una planta siniestra, repleta de calderas rebosantes de or¨ªn de felino. Y no es as¨ª. Por eso, nos ponemos en contacto con la marca. ¡°Fue la primera cerveza especialmente concebida para mitigar la sed en las altas temperaturas del sur, una cerveza m¨¢s lupulada, pensada para ser disfrutada a muy baja temperatura (-2?C) manteniendo todo su sabor y su capacidad refrescante. Por otra parte, Cruzcampo mantiene una vinculaci¨®n centenaria con Andaluc¨ªa de la que nos sentimos muy orgullosos. Esta realidad tambi¨¦n puede hacer que se asocien a Cruzcampo falsos estereotipos de esta regi¨®n de Espa?a. Pero nosotros estamos orgullosos de nuestro origen y sabemos re¨ªrnos de nosotros mismos¡±, aseguran desde Cruzcampo.
Resulta complicado detectar el origen de este fen¨®meno, pero en Facebook hay p¨¢ginas anti Cruzcampo, en El Mundo Today se apuntan al choteo y, para m¨¢s inri, el community manager de esta cerveza perteneciente a Heineken se ha convertido en una celebridad, merced a sus respuestas ¡°¨¢cidas¡± a los infinitos troleos del personal en Twitter. El cachondeo y el ¡°haterismo¡± viral marca Espa?a se ceban con una cerveza convertida en abono para chistes f¨¢ciles, como le pas¨® a Fernando Mor¨¢n en los 80. Sin embargo, es un producto de gran ¨¦xito en Andaluc¨ªa, reina en Sevilla y su ca?a es una de las m¨¢s consumidas en hosteler¨ªa en Espa?a.¡°Sabemos que es una cerveza polarizante, que no deja indiferente, debido a su diferente perfil organol¨¦ptico. Somos conscientes de que no podemos gustar a todo el mundo, pero pensamos que existen mitos alrededor de la marca que no se corresponden con la calidad de nuestra cerveza¡±, comentan desde Cruzcampo.
S¨ª, claro, hasta Nueva York vamos a irnos. La rata es de Chiclana.
— Cruzcampo #ConMuchoAcento (@Cruzcampo) May 30, 2018
El marco tiene un papel crucial y no lo tenemos en cuenta. ¡°La cerveza es mejor beberla contextualizada. Siempre cuenta la forma en que la sirven, las condiciones en que la ponen. Por eso, en Sevilla Cruzcampo entra tan bien. La tiran como es debido, con el serpent¨ªn m¨¢s fr¨ªo, y sale helada. Es una cerveza que, dadas sus caracter¨ªsticas, bien servida, resulta ideal en un clima caluroso como el sevillano¡±, asegura Arb¨®s.
Juzgar una cerveza de esta gama sin tener en cuenta todos estos factores es, en cierto modo, jugar sucio. ¡°Criticar a Cruzcampo es como un deporte nacional. Estoy casi seguro de que muchas personas que la critican no la han tomado m¨¢s de una dos veces, una muestra que puede parecer pobre para soltar una cr¨ªtica feroz sobre un producto que depende de factores que no siempre est¨¢n en la mano del productor¡±, dice Villar-i-Mart¨ª.
Ahora que nos preocupamos tanto por la vicisitudes y caracter¨ªsticas de nuestras artesanas favoritas, deber¨ªamos intentar entender tambi¨¦n las cervezas m¨¢s populares, antes de llenarnos la boca con ciertos s¨ªmiles. Pero en estos asuntos, como en el f¨²tbol, la l¨®gica es un bien escaso. Y la originalidad tambi¨¦n, pues antes de comparar cerveza y meados, cabr¨ªa tener en cuenta que no estamos articulando precisamente una hip¨¦rbole graciosa. No hace mucho, Pisner -nombre real- anunci¨® que regaba sus campos de cebada con orines reciclados de miles de festivaleros daneses. Cerveza hecha con pis de adolescente. Y luego nos quejamos.
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